Muere Gary Peacock, contrabajista imprescindible del jazz contempor¨¢neo
El m¨²sico, puntal del tr¨ªo de Keith Jarrett, fue uno de los m¨¢s importantes nombres del g¨¦nero en las ¨²ltimas d¨¦cadas
Con Gary Peacock ocurre que no se puede hablar de ¨¦l sin hablar del tr¨ªo que comparti¨® durante m¨¢s de tres d¨¦cadas con el pianista Keith Jarrett y el baterista Jack DeJohnette. El contrabajista, sin duda uno de los m¨¢s brillantes y personales de la historia del jazz, falleci¨® el pasado viernes 4 de septiembre en su casa al norte del estado de Nueva York a los 85 a?os, seg¨²n confirm¨® su familia en un com...
Con Gary Peacock ocurre que no se puede hablar de ¨¦l sin hablar del tr¨ªo que comparti¨® durante m¨¢s de tres d¨¦cadas con el pianista Keith Jarrett y el baterista Jack DeJohnette. El contrabajista, sin duda uno de los m¨¢s brillantes y personales de la historia del jazz, falleci¨® el pasado viernes 4 de septiembre en su casa al norte del estado de Nueva York a los 85 a?os, seg¨²n confirm¨® su familia en un comunicado a la National Public Radio estadounidense, sin especificar la causa de la muerte. Adem¨¢s de haber protagonizado una asombrosa y vers¨¢til carrera desde finales de los a?os cincuenta hasta la actualidad, la muerte de Peacock certifica el final irrevocable de uno de los mejores y m¨¢s s¨®lidos grupos que ha dado la m¨²sica improvisada norteamericana.
Si usted es amante del jazz y naci¨® despu¨¦s de la d¨¦cada de los cincuenta, es muy improbable, por no decir imposible, que llegase a escuchar en directo al legendario tr¨ªo de Bill Evans con Scott Lafaro y Paul Motian, a alguno de los grupos de Miles Davis con John Coltrane, o al influyente cuarteto de Ornette Coleman con Don Cherry, Charlie Haden y Billy Higgins, por ejemplo. En cambio, s¨ª habr¨¢ podido tener la oportunidad de ver al al tr¨ªo que formaron el Jarrett, Peacock y DeJohnette en 1983, y que se mantuvo activo hasta finales de 2014.
En el jazz contempor¨¢neo, Jarrett, DeJohnette y Peacock, no es que jugasen en otra liga: es que lo suyo ni siquiera era el mismo deporte
Durante esos m¨¢s de treinta a?os, este tr¨ªo fue una de las cimas del g¨¦nero y, visto con perspectiva, y por muy hiperb¨®lica que pueda parecer la comparaci¨®n con formaciones tan esenciales para el devenir del jazz como las mencionadas, las cotas de calidad musical alcanzadas y su incomparable personalidad son tan apabullantes como las de algunos de los m¨¢s grandes referentes de la historia. En el jazz contempor¨¢neo, no es que jugasen en otra liga: es que lo suyo ni siquiera era el mismo deporte.
A pesar del inevitable liderazgo de Jarrett, el tr¨ªo siempre fue una estructura con tres pilares insustituibles, cada uno de ellos aportando su identidad al grupo, a la manera del mencionado tr¨ªo de Bill Evans con LaFaro y Motian, cuya revisitaci¨®n y puesta al d¨ªa fue la primera piedra de la majestuosa trayectoria com¨²n de Jarrett, Peacock y DeJohnette. Despu¨¦s de haber escrito algunas de las p¨¢ginas m¨¢s estimulantes del jazz de los a?os setenta, a principios de la siguiente d¨¦cada Jarrett se propuso volver a la ra¨ªz, los est¨¢ndares del cancionero cl¨¢sico americano y de la era del be-bop, para desarrollar la tradici¨®n mediante su incontenible capacidad improvisadora y la interacci¨®n democr¨¢tica con la secci¨®n r¨ªtmica.
Para ello no recurri¨® a m¨²sicos ligados a esa tradici¨®n: se ali¨® con DeJohnette, un viejo c¨®mplice de sus a?os con Charles Lloyd y Miles Davis, y reclut¨® a Peacock, uno de los contrabajistas m¨¢s importantes de la escena de vanguardia en los a?os sesenta. No fue una elecci¨®n casual, ni basada ¨²nicamente en su enorme talla musical: Peacock, tras un par¨®n de casi cuatro a?os en su carrera musical, hab¨ªa regresado por todo lo alto con Tales Of Another, una obra maestra grabada para ECM Records en febrero de 1977 en la que se acompa?¨® de Jarrett y DeJohnette, liderando el primer registro de lo que a?os despu¨¦s se convertir¨ªa en aquel inmortal tr¨ªo.
Gary Peacock hab¨ªa nacido en Burley, Idaho, el 12 de mayo de 1935, y desde los 13 a?os toc¨® el piano y la bater¨ªa. Se pas¨® al contrabajo en pleno servicio militar, estando destinado en Alemania (en la entonces RFA), donde permaneci¨® despu¨¦s de su desmovilizaci¨®n, ejerciendo ya como instrumentista profesional y acompa?ando a m¨²sicos como Albert Mangelsdorff, Hans Koller, Attila Zoller y a compatriotas como Bob Cooper o Tony Scott. En 1958 regresa a Estados Unidos y se instala en Los ?ngeles, donde toca y graba con Barney Kessel, Carmell Jones, Don Ellis o Paul Bley, que se convertir¨¢ en uno de sus m¨¢s fieles amigos y colaboradores durante toda su vida.
En 1962, su llegada a Nueva York catapulta su carrera: en solo un par de a?os pasa por los grupos de Bill Evans, Jimmy Giuffre, Roland Kirk, George Russell, Tony Williams o el propio Miles Davis, entre muchos otros, antes de erigirse como una de las figuras capitales del free jazz gracias a su participaci¨®n en el tr¨ªo del legendario Albert Ayler que concibe el cl¨¢sico Spiritual Unity ¡ª¨¢lbum en el que el contrabajo de Peacock es decisivo¡ª y otros t¨ªtulos del saxofonista como New York Eye And Ear Control, Spirits Rejoice, Prophecy y los que documentan la gira europea de Ayler junto a Don Cherry en 1964.
En 1972 regresa a Estados Unidos y, apartado de la m¨²sica, estudia biolog¨ªa, hasta que en 1976 vuelve a tocar con Bley y reactiva su carrera como l¨ªder
A finales de los sesenta, tras grabar algunos discos con Paul Bley y dedicarse a estudiar filosof¨ªa oriental y macrobi¨®tica, Peacock se muda a Jap¨®n y graba all¨ª sus primeros discos como l¨ªder, Eastward y Voices, junto al extraordinario pianista Masabumi Kikuchi, que se convertir¨¢ en otro de sus m¨¢s estrechos colaboradores y junto al que formar¨¢ el tr¨ªo Tethered Moon a principios de los noventa, con Paul Motian a la bater¨ªa. En 1972 regresa a Estados Unidos y, apartado de la m¨²sica, estudia biolog¨ªa, hasta que en 1976 vuelve a tocar con Bley y reactiva su carrera como l¨ªder, grabando recurrentemente para el sello ECM.
En enero de 1983, Jarrett, Peacock y DeJohnette producen en solo un par de d¨ªas los ¨¢lbumes Standards, Vol. 1 y Vol. 2 ¡ªen los que, como su propio nombre indica, se consagran a la interpretaci¨®n de est¨¢ndares¡ª y Changes, un primer registro del grupo improvisando libremente. La efervescente qu¨ªmica del tr¨ªo y la excelente acogida que recibe el proyecto, que en un principio iba a ser un encuentro puntual para reivindicar las enormes posibilidades del repertorio cl¨¢sico norteamericano ¡ªque en opini¨®n de Jarrett estaba olvidado y desaprovechado¡ª, alargan la vida del grupo, que enseguida gira incansablemente y factura ¨¢lbumes colosales como Standards Live, Still Live, Changeless, The Cure, Standards In Norway o Bye Bye Blackbird, grabado en memoria de Miles Davis dos semanas despu¨¦s de su muerte.
Su modus operandi se mantuvo igual desde el principio: nada de ensayos ni repertorios planeados antes de una actuaci¨®n; y una m¨¢xima: si un d¨ªa se cansaban de ello, se acab¨®. En 1994 celebraron su d¨¦cimo aniversario con una residencia de tres noches en el club Blue Note de Nueva York, que grabaron y publicaron ¨ªntegramente en una caja de seis discos, mostr¨¢ndose como un tr¨ªo maduro, capaz de mantener un nivel estratosf¨¦rico en cada set, cada d¨ªa, sin fisuras ni momentos de flaqueza, tanto reinterpretando los est¨¢ndares que fueron su leitmotiv inicial como recurriendo a originales de Jarrett o improvisando libremente de forma colectiva.
Su ¡¯modus operandi¡¯ se mantuvo igual desde el principio: nada de ensayos ni repertorios planeados antes de una actuaci¨®n; y una m¨¢xima: si un d¨ªa se cansaban de ello, se acab¨®
Y as¨ª se mantuvo hasta sus ¨²ltimos conciertos, a mediados de la presente d¨¦cada. M¨¢s de una veintena de ¨¢lbumes, casi todos ellos grabados en directo, y de calidad musical superlativa, son el testamento discogr¨¢fico de un grupo que ya podemos situar en el olimpo de las m¨¢s grandes formaciones de historia del jazz.
Peacock siempre compagin¨® la incansable actividad del tr¨ªo con puntuales grabaciones como l¨ªder y colaboraciones con diferentes m¨²sicos, como Ralph Towner, Jan Garbarek, Bill Frisell o una impresionante relaci¨®n de pianistas: desde los mencionados Bley y Kikuchi a Michel Petrucciani, Don Pullen, Chick Corea, Steve Kuhn y otros dos de sus m¨¢s estrechos aliados musicales: la genial Marilyn Crispell y, sobre todo, Marc Copland, que grab¨® con el contrabajista por primera vez en 1988, y desde entonces compartieron diversos proyectos regularmente hasta la actualidad. Tangents, ¨²ltimo registro de Peacock como l¨ªder, con Copland y el baterista Joey Baron, fue publicado en 2017.
Poseedor de un sonido a la vez afilado y pleno, con un ataque decidido y t¨¦cnica intachable, Gary Peacock fue uno de los m¨¢s importantes contrabajistas del jazz gracias a su expresividad, a una gran capacidad para la abstracci¨®n, la libertad r¨ªtmica y la habilidad de moverse en lenguajes muy diferentes. Paradigma del acompa?ante intuitivo y enriquecedor, dijo sobre su estilo: ¡°Yo no toco l¨ªneas de bajo. Quienes est¨¢n a mi alrededor me dicen qu¨¦ tocar, porque estoy escuch¨¢ndolos. Y eso me se?ala lo que viene a continuaci¨®n¡±. Su p¨¦rdida y, por extensi¨®n, la del tr¨ªo junto a Jarrett y DeJohnette, dejan un vac¨ªo que ser¨¢ muy dif¨ªcil de llenar.