La venganza de los ind¨ªgenas contra la ¨¦lite blanca aturde en Venecia
Michel Franco perturba a la Mostra del cine con la salvaje distop¨ªa de ¡®Nuevo orden¡¯. ¡°Algunos piden la violencia a gritos¡±, afirma
Para Michel Franco (M¨¦xico, 41 a?os), un conflicto social de dimensiones may¨²sculas se encuentra a la vuelta de la esquina. Lo deja claro en su ¨²ltima pel¨ªcula, Nuevo orden, que ha causado estupor hoy jueves en la Mostra de Venecia, donde compite por el Le¨®n de Oro que se anunciar¨¢ este s¨¢bado. ¡°No es un presagio, pero s¨ª una advertencia. Quiero suscitar una conversaci¨®n que contribuya a que las cosas cambien. Mi filme nos invita a pensar qu¨¦ estamos haciendo mal¡±, aseguraba hoy el director, sentado con una taza de t¨¦ en un hotel del Lido veneciano.
Nuevo orden, ¨²nica pel¨ªcula en espa?ol del concurso, es una brutal distop¨ªa que transcurre en un M¨¦xico no muy alejado del presente, donde una sublevaci¨®n de la poblaci¨®n ind¨ªgena instaura un r¨¦gimen militar que somete a la ¨¦lite blanca. El nuevo poder asesina a cientos de personas y secuestra a otras tantas, encerr¨¢ndolas en campos de concentraci¨®n hasta que sus familias paguen rescates millonarios. Los que tengan menos suerte ser¨¢n ejecutados. Las calles se llenan de controles y se decreta un toque de queda que limita la libre circulaci¨®n. El resultado intimida por su crudeza. ¡°Yo creo que se queda corta respecto a la violencia que hubiera podido mostrar, pero no me gusta torturar al p¨²blico. Para m¨ª, el l¨ªmite est¨¢ en no caer en el regodeo¡±, se defiende Franco, que se inspir¨® en movimientos como Black Lives Matter o los chalecos amarillos en Francia, adem¨¢s de las protestas urbanas en Chile, Colombia o Hong Kong.
La pel¨ªcula genera perplejidad por las intenciones del director, que nunca quedan claras, y por la imprecisa lectura ideol¨®gica de lo que muestra. ¡°No quer¨ªa dar mensajes ni educar, porque el cine no sirve para eso. Mis convicciones pol¨ªticas no son importantes. La ambig¨¹edad de la pel¨ªcula es deliberada. La quise mantener abierta, aunque no fuera f¨¢cil, para que el p¨²blico de distintos pa¨ªses pueda proyectarse en lo que cuento¡±, asegura Franco, que quiso que todo fuera tan indefinido como la pintura abstracta con la que empieza su filme, obra del artista mexicano Omar Rodr¨ªguez-Graham. Su t¨ªtulo es m¨¢s ilustrativo: Solo los muertos han visto el final de la guerra.
El grupo paramilitar de la pel¨ªcula puede remitir a los zapatistas, las FARC o el resto de movimientos de la historia de la lucha pol¨ªtica en Latinoam¨¦rica, pero tambi¨¦n a los hechos de 2014 en Iguala (Guerrero), donde la violencia policial desemboc¨® en la desaparici¨®n de 43 estudiantes, o bien a otros episodios violentos mitificados por la historia oficial. ¡°Cuando te ense?an la Revoluci¨®n Francesa en la escuela, te dicen que fue positiva, pero nunca te hablan de las personas a las que mataron o saquearon¡±, protesta Franco. Su pel¨ªcula parece insinuar que la violencia nunca est¨¢ justificada. ¡°No creo que lo est¨¦. Pero cuidado con no asfixiar demasiado y con no tirar la cuerda hasta que se rompa. Si la situaci¨®n explota, perdemos todos. Algunos parece que pidan la violencia a gritos¡±, matiza.
Nuevo orden retrata a una adinerada familia mexicana que vivir¨¢ en primera fila ese estallido de violencia. De su galer¨ªa de personajes odiosos, Franco solo salva a tres: la hija de esa privilegiada tribu, una mujer c¨¢ndida pero compasiva, dispuesta a ausentarse de su propia boda para salvar a una antigua criada que est¨¢ entre la vida y la muerte; y dos de sus trabajadores dom¨¦sticos, ind¨ªgenas que no apoyan el uso de la fuerza. Entre la violencia simb¨®lica de los ricos y la violencia f¨ªsica de los pobres, Franco elige la equidistancia. ¡°Salvo a los que tienen buenas intenciones, incluso si son ingenuos¡±, responde el director.
Analog¨ªa con el Holocausto
La osad¨ªa de su par¨¢bola y el vigor narrativo de la pel¨ªcula son innegables, aunque tambi¨¦n transiten por un territorio problem¨¢tico. A ratos, la pel¨ªcula estremece por sus referencias impl¨ªcitas al Holocausto: los presos son numerados, rociados con mangueras, ejecutados e incinerados de manera industrial. Los ind¨ªgenas, convertidos en opresores en esta ficci¨®n, ocupan una posici¨®n un tanto embarazosa en esa inc¨®moda analog¨ªa, que el director asegura que no fue voluntaria. ¡°Soy jud¨ªo, as¨ª que lo llevo en el subconsciente¡±, sostiene Franco, descendiente de sefard¨ªes.
En Venecia, la pel¨ªcula ha coincidido hoy con otros dos t¨ªtulos marcados por una extrema violencia, que parecen adivinar el fin de ciclo que la pandemia pronunci¨®: And Tomorrow the Entire World, sobre un grupo antifascista alem¨¢n que se dedica a combatir a militantes de ultraderecha, y Run Hide Fight, sobre un tiroteo en una escuela estadounidense. Igual que esos filmes, Nuevo orden describe un acontecimiento repentino que cambia a la sociedad para siempre. Una noci¨®n de plena actualidad, aunque fuera rodada hace un a?o y medio. ¡°Son ideas que ya estaban en el aire antes de esta crisis, pero que la pandemia va a pronunciar. Los ricos tendr¨¢n una vacuna antes que los pobres. Se insta a lavarse las manos a gente sin agua corriente y a educarse por Internet a familias sin conexi¨®n, mientras los dem¨¢s nos quejamos de lo molesto que resulta encerrarnos en casa o llevar la mascarilla. El rencor social no dejar¨¢ de aumentar¡±.
Babelia
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