El Teatro Real parte del conflicto racial para abrir su nueva temporada

Si La traviata fue lo primero que son¨® en el Teatro Real cuando reabri¨® sus puertas en julio, despu¨¦s de cuatro meses de silencio por el coronavirus, el coliseo madrile?o vuelve ahora a confiar en otra popular ¨®pera de Verdi para retomar su actividad despu¨¦s del verano. La pr¨®xima semana inaugurar¨¢ su nueva temporada con el estreno de Un ballo in maschera, una producci¨®n que tuvo su estreno absoluto en 2017 en La Fenice de Venecia, con una puesta en escena que traslada la acci¨®n al contexto de las luchas raciales en EE UU y que introduce modificaciones sobre la que ide¨® originalmente el director Gianmaria Aliverta para adaptarla al protocolo sanitario impuesto por la pandemia. Es decir, con distancia de seguridad entre los cantantes, m¨¢scaras para los bailarines y barreras de metacrilato en el foso, entre otras medidas.

¡°No se trata de una versi¨®n de concierto semiescenificada como fue La traviata en julio, sino de una puesta en escena completa adaptada a la normativa de seguridad actual¡±, se apresur¨® a aclarar ayer el director art¨ªstico del Real, Joan Matabosch, durante la presentaci¨®n de la obra a la prensa. "La traviata nos sirvi¨® como banco de pruebas para dar ahora este paso m¨¢s y confiamos en lograr el mismo ¨¦xito que entonces¡±, a?adi¨® el director general, Ignacio Garc¨ªa-Belenguer, aportando varias cifras: ¡°20.000 entradas vendidas en 27 representaciones y dos millones de euros de recaudaci¨®n. Cumplimos tanto los objetivos de asistencia como los art¨ªsticos y sanitarios¡±. La soprano Lisette Oropesa logr¨® incluso arrancar un bis en su ¨²ltima funci¨®n, convirti¨¦ndose en la primera mujer que consigue uno en solitario desde que el coliseo se reinaugur¨® en 1997.

El propio Gianmaria Aliverta se ha encargado de adaptar su puesta en escena. ¡°El p¨²blico casi no lo va a notar, pues hemos conservado los principales elementos de la escenograf¨ªa. Lo que m¨¢s cambia es la disposici¨®n del coro, que para evitar aglomeraciones en el escenario va a estar colocado sobre unas plataformas m¨®viles. Los bailarines llevar¨¢n mascarillas con sus rostros impresos en ellas y, por supuesto, no habr¨¢ besos en el dueto de amor entre Riccardo y Amelia [los dos protagonistas]¡±, explic¨® ayer Aliverta. ¡°Pero la m¨²sica expresar¨¢ ese abrazo por s¨ª sola. Verdi no era solo un excelente compositor, sino tambi¨¦n un magn¨ªfico dramaturgo que consegu¨ªa crear acciones con la partitura¡±, dijo.

Es lo mismo que dijo el maestro Nicola Luisotti cuando dirigi¨® a la orquesta en La traviata de julio y lo que volvi¨® a repetir ayer: ¡°La m¨²sica llenar¨¢ la distancia entre los amantes. Esa es de hecho la esencia de la ¨®pera y su ventaja sobre el cine o el teatro: la m¨²sica nos permite transportarnos a cualquier lugar y cualquier momento de la historia sin necesidad de escenificarlo. As¨ª que no necesitamos (ni debemos) ser veristas. La ¨®pera nunca lo ha sido¡±.

La puesta en escena de Aliverta explota esa cualidad y traslada la trama que Verdi imagin¨® en Estados Unidos durante el siglo XVIII hasta el siglo XIX, en los a?os posteriores a la Guerra de Secesi¨®n, cuando la abolici¨®n de la esclavitud provoca una reacci¨®n de racismo extremo que a¨²n perdura en la sociedad norteamericana. ¡°Verdi nunca se habr¨ªa interesado por un libreto que hablara solo del amor, quer¨ªa que hubiera siempre un trasfondo pol¨ªtico. Si hubi¨¦ramos mantenido la acci¨®n en la ¨¦poca original, el montaje se habr¨ªa quedado desnudo de contexto, por eso consider¨¦ oportuno introducir el conflicto racial, de plena actualidad hoy d¨ªa¡±, explic¨® el director.