?As¨ª son las comedias de moda?
Pienso en la mort¨ªfera crisis de las salas de cine, mientras que me aburro moderadamente con el denso e inane metraje de esta pel¨ªcula
Cantaba Sabina que Madrid es esa ciudad ¡°donde regresa siempre el fugitivo¡±. Pero yo entonces hu¨ªa de otra. Y me instal¨¦ en Madrid con el coraz¨®n contento. Descubr¨ª toda su geograf¨ªa a principio de los a?os setenta. La culpa fue de los cines de barrio. Eran baratos y ofrec¨ªan programas dobles. Vend¨ªan placer, refugio y enso?aci¨®n. Pod¨ªas estar en ellos toda la tarde. Tambi¨¦n recurr¨ªa a veces a los pocos que estrenaban cine de arte y ensayo (?a qui¨¦n se le ocurrir¨ªa definici¨®n tan ampulosa y tonta?) y visitaba cuando pod¨ªa pel¨ªculas con irresistible atractivo que se estrenaban en la Gran V¨ªa y en la calle Fuencarral. Creo haber visto por primera vez en el Cine Paz Chinatown, La guerra de las galaxias y Barry Lyndon. Tambi¨¦n all¨ª se bautiz¨® comercialmente ?pera prima, obra de amigos m¨ªos y que, despu¨¦s de un par de d¨ªas que parec¨ªan ag¨®nicos para ella, se convirti¨® en un ¨¦xito escandaloso.
Los cines de barrio lamentablemente perecieron. Y los pocos que quedan de estreno parecen tenerlo muy crudo. Me produce mucha tristeza, al acudir a un pase de prensa matinal en el Cine Paz, observar unos carteles informando de que se ha clausurado temporalmente, que volver¨¢n si las cosas se arreglan alg¨²n d¨ªa. Y dispon¨ªan de un p¨²blico muy fiel, formado en gran parte por gente mayor, con una programaci¨®n adecuada a sus gustos. Supongo que el miedo al monstruo ha provocado su deserci¨®n.
Pienso en la mort¨ªfera crisis de las salas de cine, en la desaparici¨®n de las peque?as librer¨ªas y de las tiendas de discos, esos sitios, junto a los bares, donde m¨¢s a gusto me he sentido a lo largo de mi vida, mientras me aburro moderadamente con el denso e inane metraje de la pel¨ªcula estadounidense El rey del barrio. El t¨ªtulo original es The King of Staten Island (El rey de Staten Island). Ninguno de ellos es afortunado. No entiendo la monarqu¨ªa de un t¨ªo que me resulta tan cargante. ?l y los frikis sin gracia de sus amigos consumen su olvidable juventud fumando mar¨ªa desde que se levantan hasta que se duermen, trapicheando con ella y otras drogas, ensimismados con los videojuegos, largando muchas tonter¨ªas. Este par¨¢sito vocacional tambi¨¦n le da la brasa a su mod¨¦lica hermana, a la madre viuda y al novio bombero de esta. Al parecer, tiene un problema psicoanal¨ªtico con el difunto padre. En la parte final, el director quiere redimir a personaje tan insufrible, le hace humano y cercano, arrepentido y comunicativo. El problema es que la pel¨ªcula dura 136 minutos.
La dirige un se?or llamado Judd Apatow. Cuentan sus muy modernos fans que ha revolucionado la comedia estadounidense. Tambi¨¦n produce a otra gente en su misma l¨ªnea. Llevan su firma pel¨ªculas como Virgen a los 40 y L¨ªo embarazoso. Esa revoluci¨®n no me afecta. Me conformo con volver a ver una y otra vez con renovado amor las comedias de Lubitsch, Wilder, Sturges, Edwards, Allen, gente as¨ª.
El rey del barrio la protagoniza Pete Davidson, un humorista que al parecer ejerce el estrellato en el programa de televisi¨®n Saturday Night Live. Aqu¨ª, no le pillo el punto. Pero siempre me apetece ver a Marisa Tomei, buena actriz y una dama que parece no envejecer, o lo hace con la sensualidad que ha pose¨ªdo siempre.
Las majors siguen reservando sus t¨ªtulos m¨¢s aparatosos y vendibles para cuando desaparezca la tormenta. Imagino que tienen calculado al mil¨ªmetro sus futuras ganancias. Igual se llevan una desagradable sorpresa cuando vean la luz. Se lo merecen. Y, mientras tanto, el posibilismo ha decidido estrenar pel¨ªculas con atractivo limitado, o carente de ¨¦l. La oferta no es estimulante en un negocio gravemente enfermo. El p¨²blico se siente m¨¢s seguro y c¨®modo devorando en su casa tantas series mediocres, previsibles, realizadas con el mismo patr¨®n, o directamente infames. Las muy buenas son pocas, aunque los publicistas de las plataformas se empe?en todo el rato en descubrirnos nuevas genialidades. Con asumida desverg¨¹enza o con irremediable miop¨ªa.
EL REY DEL BARRIO
Direcci¨®n: Judd Apatow.
Int¨¦rpretes: Peter Davidson, Bel Powley, Marisa Tomei, Bill Burr.
G¨¦nero: comedia. EE UU, 2020.
Duraci¨®n: 136 minutos.
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