La historia de Espa?a, en 90 preguntas
El periodista y ensayista ingl¨¦s William Chislett recorre en un libro la evoluci¨®n de la Pen¨ªnsula desde los fenicios hasta Vox
Cuando William Chislett lleg¨® a Espa?a con 23 a?os en 1974 siguiendo a su novia, que trabajaba aqu¨ª, pensaba que regresar¨ªa pronto a Inglaterra. Sin embargo, sus amigos le dec¨ªan que Franco iba a morir pronto, as¨ª que empez¨® a colaborar con The Times, para el que acab¨® cubriendo la Transici¨®n. Tras unos a?os en M¨¦xico, regres¨® en 1986 a Madrid, de donde ya no se ha movido. Casi cuatro d¨¦cadas entre espa?oles le ha llevado a publicar Microhistoria de Espa?a (Espasa), un intento por contar en 350 p¨¢ginas la evoluci¨®n de la Pen¨ªnsula desde la llegada de los fenicios a la irrupci¨®n de Vox.
En un formato de pregunta-respuesta: ?De d¨®nde viene el nombre de Espa?a?, ?C¨®mo era la Constituci¨®n de 1812?, ?Cu¨¢les fueron las causas de la Guerra Civil?, ?C¨®mo y por qu¨¦ ha intentado Catalu?a separarse de Espa?a?... intenta contestar a 90 cuestiones. Sin embargo, Chislett se ha centrado en el periodo que transcurre desde el inicio del r¨¦gimen franquista, en 1939, hasta la complicada situaci¨®n actual. ¡°Creo que los j¨®venes espa?oles no saben mucho de la historia reciente de su pa¨ªs, por eso es un libro dirigido sobre todo a universitarios¡±, dice.
De esa historia m¨¢s cercana, este ingl¨¦s de Oxford, de 69 a?os, que ha publicado una veintena de libros, destaca ¡°la Transici¨®n pac¨ªfica¡±. ¡°Hab¨ªa entonces peri¨®dicos extranjeros que, quiz¨¢s por querer vender m¨¢s, dec¨ªan que en Espa?a pod¨ªa haber otra guerra civil, pero estaba claro que los espa?oles, si algo no quer¨ªan, era otra guerra. Hoy me fastidia que dirigentes de Podemos llamen a aquella etapa ¡®el r¨¦gimen del 78¡¯, cuando ellos casi ni hab¨ªan nacido. Se pueden cuestionar cosas, pero ha sido un ¨¦xito rotundo¡±.
La monarqu¨ªa necesaria
Esa etapa la protagoniz¨® el rey Juan Carlos, que se march¨® del pa¨ªs por sus problemas con la justicia. ¡°La historia le juzgar¨¢ con muchas luces hasta el asunto del elefante y de su yerno, pero fue el motor del cambio. Hered¨® los poderes de Franco y ten¨ªa la opci¨®n de seguir como un rey franquista, pero tuvo la inteligencia de saber, mucho antes de ser rey, que la manera de consolidar su posici¨®n y abrir el pa¨ªs era desmantelar el sistema desde dentro¡±. Chislett, testigo en primera l¨ªnea de aquellos d¨ªas, apunta que ¡°el buen olfato pol¨ªtico¡± que tuvo entonces Juan Carlos I, ¡°lo perdi¨® en los ¨²ltimos a?os¡±.
De su sucesor, Felipe VI, opina que ¡°no ha metido la pata¡±, aunque discrepa del discurso que pronunci¨® cuando la situaci¨®n en Catalu?a estuvo m¨¢s caliente, el 3 de octubre de 2017. ¡°Ech¨¦ de menos alguna frase de mano tendida, pero de ah¨ª a plantear si monarqu¨ªa o rep¨²blica es est¨²pido. Acepto que las monarqu¨ªas son en el siglo XXI, en teor¨ªa, un anacronismo, pero Espa?a est¨¢ mejor as¨ª¡±. En su libro, Chislett aporta numerosos cuadros estad¨ªsticos y clasificaciones sobre los niveles de desarrollo en el mundo: ¡°Llama la atenci¨®n que los primeros puestos suelen ser para monarqu¨ªas parlamentarias. En un clima tan crispado, el ¨²nico capaz de estar por encima de eso es un rey¡±.
Esa crispaci¨®n de los ¨²ltimos a?os es lo que m¨¢s le disgusta de la vida espa?ola. ¡°Es mucho mayor que en la ¨¦poca de Adolfo Su¨¢rez, por ejemplo. Entonces hab¨ªa un denominador com¨²n: llegar a una democracia, salvo en la extrema izquierda y la extrema derecha, que apenas consiguieron votos en las elecciones de 1977¡±. Investigador del Instituto Elcano desde 2002, indica que este clima de irritaci¨®n ¡°quiz¨¢s venga porque Espa?a no es a¨²n una democracia completamente madura, o porque los pol¨ªticos de hoy no est¨¢n muy bien formados¡±. ¡°La estrategia de la clase pol¨ªtica, salvo pocas excepciones, es atacar y confrontar, en vez de convencer. Es la enorme diferencia con respecto a otros pa¨ªses¡±. Para ¨¦l, ¡°los grandes problemas del pa¨ªs, como el abandono escolar, el paro, la sanidad o las pensiones no se van a resolver sin entendimiento entre los partidos¡±.
A su mirada brit¨¢nica le sigue chocando ¡°que Espa?a no sea un Estado laico y que la Iglesia tenga tanto peso en la educaci¨®n¡±. Otra distinci¨®n, pero para bien, con sus socios europeos ¡°es la solidez de la familia, que ha permitido sobrevivir con muchas dificultades en la gran recesi¨®n¡±. Si Chislett tuviera que definir a los espa?oles, dir¨ªa que son "un pueblo con gran capacidad de divertirse¡ y de trabajar¡±.
Microhistoria de Espa?a se cierra con su an¨¢lisis del ascenso del partido ultra Vox. ¡°Espero que sea pasajero, es el mal fruto del enojo de votantes del PP, aunque tambi¨¦n los ha conseguido de Ciudadanos. Si las aguas se calman, esa gente regresar¨¢ a los partidos que votaba antes, pero por ahora no veo se?ales de que suceda esto¡±.
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