Timothy Snyder: ¡°Existe el riesgo de que Trump pierda y trate de seguir en el poder¡±
El historiador reflexiona en 'Nuestra enfermedad¡¯ sobre el deterioro de la democracia en EE UU a partir de su propia experiencia hospitalaria
Cada vez hace libros m¨¢s urgentes. Timothy Snyder (Dayton, Ohio, 51 a?os) se convirti¨® en un reputado historiador gracias a los ensayos sobre la Europa del siglo XX, que condensaban a?os de investigaci¨®n. Hasta que lleg¨® el presente e impuso su propia tiran¨ªa. Hab¨ªa que explicar a Trump y a Putin, a quienes dedic¨® El camino hacia la no libertad en 2018. Su nuevo ensayo es a¨²n m¨¢s apremiante: germin¨® en...
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Cada vez hace libros m¨¢s urgentes. Timothy Snyder (Dayton, Ohio, 51 a?os) se convirti¨® en un reputado historiador gracias a los ensayos sobre la Europa del siglo XX, que condensaban a?os de investigaci¨®n. Hasta que lleg¨® el presente e impuso su propia tiran¨ªa. Hab¨ªa que explicar a Trump y a Putin, a quienes dedic¨® El camino hacia la no libertad en 2018. Su nuevo ensayo es a¨²n m¨¢s apremiante: germin¨® en diciembre de 2019, mientras Snyder corr¨ªa el riesgo de morir tras una cadena de chapuzas m¨¦dicas, lo escribi¨® mientras segu¨ªa medicado y lleg¨® a las librer¨ªas diez meses despu¨¦s. Nuestra enfermedad (Galaxia Gutenberg, en traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia) es el resultado del encuentro entre la emoci¨®n y la raz¨®n: la furia de un hombre que se ve al borde del final y la reflexi¨®n de un intelectual que constata la perversi¨®n de un sistema sanitario m¨¢s preocupado por la cotizaci¨®n burs¨¢til que por salvar vidas. Un libro ¨ªntimo y pol¨ªtico, visceral y reflexivo, caliente y fr¨ªo. ¡°No voy a ser nunca m¨¢s como era antes, y tampoco quiero serlo. He aprendido cosas y por tanto soy mejor¡±, escribe.
Otros asuntos no han cambiado tanto. La ¨²ltima conferencia que dio antes de su hospitalizaci¨®n, en M¨²nich a comienzos de diciembre, vers¨® sobre c¨®mo hacer de EE UU un pa¨ªs libre. La primera que sigui¨® a la enfermedad, en febrero en Connecticut para recaudar fondos para las escuelas p¨²blicas, desmenuz¨® algunas lecciones ¨²tiles de la historia en las transiciones hacia las tiran¨ªas. La libertad, ayer y hoy, sigue preocupando al historiador por encima de todo. ¡°La paradoja de la libertad¡±, expone en su libro, ¡°es que nadie es libre sin ayuda¡±. En este presente, una parte importante de esa libertad depende ¡°de la confianza en la sanidad¡±.
Snyder no es un sin techo. Como catedr¨¢tico de Yale, puede pagarse un seguro m¨¦dico. Aun as¨ª comprob¨® c¨®mo la l¨®gica mercantilizada que impera en los hospitales atent¨® contra su salud. El 15 de diciembre le operaron de una apendicitis en Connecticut y a las 24 horas le enviaron a casa sin detectar la infecci¨®n que colonizaba su h¨ªgado. Entre diciembre y marzo pas¨® por un hospital alem¨¢n y cuatro estadounidenses sin que apreciaran que hab¨ªa en marcha un proceso grave hasta el 29 de diciembre. Septicemia. Algo que te puede enviar al cementerio. Se encorajin¨®. ¡°Creo que la rabia era mi cuerpo tratando de sobrevivir. Simplemente no quer¨ªa morir. No quer¨ªa que mi mundo interior acabase. Ni quer¨ªa que mis hijos fuesen hu¨¦rfanos¡±, expone por correo electr¨®nico.
A partir de esa introspecci¨®n en la experiencia personal del dolor, Snyder reflexiona sobre la enfermedad colectiva, la desviaci¨®n del sue?o americano hacia la patolog¨ªa: ansiedades, adicciones a los f¨¢rmacos, desatenciones m¨¦dicas, suicidios. ¡°Los estadonidenses mueren sin motivo todo el tiempo y no deber¨ªan. Los estadounidenses se preocupan todo el tiempo sobre si ser¨¢n cuidados y no deber¨ªan. Mi experiencia es solo el ejemplo de un problema general, y uno que pudo resolverse. Principalmente la medicina no debe ser algo para ser rentable¡±.
Algo falla mucho en un pa¨ªs capaz de descuidar a los voluntarios que se jugaron la salud durante el 11-S. En el documental Sicko (2007) Michael Moore abord¨® el caso de varios rescatadores con enfermedades cr¨®nicas derivadas de su labor entre los escombros de las Torres Gemelas y marginados por el sistema sanitario del mismo pa¨ªs que durante unos d¨ªas les consider¨® h¨¦roes. ¡°Nuestro sistema de medicina como negocio, dominado por los seguros privados, los grupos regionales de hospitales tambi¨¦n privados y otros intereses poderosos, se parece cada vez m¨¢s a un sistema de apuestas ilegales¡±, afirma Snyder en su libro.
Algunos datos para el escalofr¨ªo citados por el historiador: la tasa de mortalidad de los reci¨¦n nacidos de madres afroamericanas de EE UU supera la de Albania, los estadounidenses mueren m¨¢s j¨®venes que en pa¨ªses como L¨ªbano, Chile, Singapur o Canad¨¢. ¡°Ya era demasiado f¨¢cil morir antes de que llegara el coronavirus¡±, escribe con iron¨ªa. ¡°El desastre de la gesti¨®n de la pandemia es el s¨ªntoma m¨¢s reciente de nuestra enfermedad, de una pol¨ªtica que proporciona sufrimiento y muerte en vez de salud y seguridad, beneficios para unos pocos en vez de prosperidad para muchos¡±, agrega.
Y otro s¨ªntoma de la enfermedad colectiva es, para Snyder, la presidencia de Trump, donde observa se?ales de alarma para la democracia: ¡°En todo el mundo los l¨ªderes autoritarios mintieron sobre la gravedad de la plaga, aseguraron que sus respectivos pa¨ªses eran inmunes, castigaron a los periodistas que dec¨ªan la verdad y utilizaron las crisis que ellos mismos hab¨ªan creado para consolidar su poder. El comportamiento de Trump sigui¨® esa misma pauta¡±.
La pandemia y el presidente, responde por correo, han polarizado a los estadounidenses.
¡ª?Es necesario que Trump pierda las elecciones para comenzar a curar su pa¨ªs?
¡ªS¨ª. Y otras cosas tambi¨¦n son necesarias.
¡ª?Qu¨¦ riesgos hay si Trump consigue su segundo mandato?
¡ªEl riesgo es anterior: que ¨¦l pierda las elecciones y trate de continuar en el poder de todos modos. Si gana, ya ha se?alado sus proyectos. Uno es la definici¨®n de la gente blanca como v¨ªctimas de racismo y otro es la transformaci¨®n de los funcionarios p¨²blicos en un cuerpo contratado y despedido por el presidente.
El reinado de la ignorancia que crean las redes sociales
Sostiene Snyder que el ¡°abrumador poder inform¨¢tico¡± de EE UU no sirve de nada contra el virus. ¡°A comienzos de a?o las empresas de redes sociales podr¨ªan haber difundido informaci¨®n ¨²til sobre la enfermedad, pero fallaron. Lo m¨¢s ¨²til que podr¨ªan hacer ser¨ªa apoyar el periodismo local, pero tambi¨¦n fallaron en esto, de hecho han acelerado su destrucci¨®n¡±, lamenta el historiador. Su receta para rebajar su poder es dr¨¢stica: separar las grandes compa?¨ªas en distintas empresas, gravarlas con impuestos y subvencionar el periodismo local. ¡°Facebook y Google se quedan con los ingresos publicitarios que antes se repart¨ªan los peri¨®dicos, a pesar de que no informan de noticias¡±, plantea en el ensayo. Y alerta: ¡°En los sitios que se han quedado sin periodismo local por culpa de las redes sociales, reinan la desconfianza y la ignorancia¡±.
Por correo a?ade: ¡°El efecto principal de las redes es hacernos menos l¨®gicos y m¨¢s impulsivos, como ocurre con las drogas. Est¨¢n basadas en el principio de la adicci¨®n¡±.