El demoledor silencio que rode¨® a las torturas de Billy el Ni?o
Max Lemcke presenta en el festival de Sevilla un documental que da voz a las v¨ªctimas de los abusos del polic¨ªa m¨¢s cruel del final del franquismo y pone en cuesti¨®n que la Transici¨®n fuera mod¨¦lica
Ante la c¨¢mara, cada uno de ellos va recordando las torturas a las que fueron sometidos en los s¨®tanos de la Direcci¨®n General de Seguridad, situada en los setenta en el edificio emblem¨¢tico de la Puerta del Sol, y las recuerdan con sus nombres: la rueda, el quir¨®fano... Sin embargo, esas descripciones y el posterior reconocimiento de algunos de los torturados de que en esos infames calabozos del centro de Madrid fueron quebrados f¨ªsica y psicol¨®gicamente, eran chavales que entonces no ten¨ªan ni 20 a?os, no provocan tantas l¨¢grimas como un par de confesiones que siguen: dieron nombres de compa?eros. Se chivaron y no se lo perdonan a¨²n casi medio siglo despu¨¦s. Tambi¨¦n les duele el silencio que ha aplastado su voz y escondido su sufrimiento en bien de la Transici¨®n espa?ola hacia la democracia.
Max Lemcke (Madrid, 53 a?os), director de Mundo fant¨¢stico (2003), Casual Day (2007) o Cinco metros cuadrados (2011), presenta en el festival de Sevilla Billy, un documental ¡°de urgencia¡± ¡ªcoproducido por la revista CTXT y un micromecenazgo en el que han participado m¨¢s de 1.500 inversores-, que ahonda en la figura del polic¨ªa Antonio Gonz¨¢lez Pacheco, Billy el Ni?o. No fue el ¨²nico polic¨ªa torturador en el final del franquismo, pero s¨ª uno de los que disfrutaba haci¨¦ndolo. Y el que mejor parado sali¨® de aquellas barbaridades: porque el apodado Billy el Ni?o por su facilidad en ense?ar la pistola en cualquier momento entr¨® en la polic¨ªa a finales de los sesenta y r¨¢pidamente lleg¨® a ser n¨²mero dos del comisario Roberto Conesa en la Brigada Pol¨ªtico-Social, pero sigui¨® en las fuerzas de seguridad espa?olas hasta 1982. Estuvo tanto tiempo ejerciendo de polic¨ªa durante el franquismo como durante la democracia. Y eso que ya en 1974 fue condenado por las torturas al periodista Paco Lobat¨®n.
Delante de la c¨¢mara, miembros del FRAP ¨Dcomo Josefa Rodr¨ªguez Asturias, uno de los testimonios m¨¢s desoladores del filme¨D, del Grapo, militantes del Partido Comunista, de la Liga Comunista Revolucionaria y de muy distintas organizaciones de izquierda, y estudiantes que lucharon contra la dictadura van recordando a aquel s¨¢dico que disfrutaba con las humillaciones. ¡°A m¨ª me ponen los pelos de punta la sensaci¨®n que queda al final de sus testimonios: ?qu¨¦ gente m¨¢s valiente, fuerte y dulce¡±, recuerda Lemcke. ¡°No todos han accedido a participar, porque medio siglo despu¨¦s a¨²n no est¨¢n preparados para hablar ante las c¨¢maras. Y eso que nosotros solo les ped¨ªamos que recordaran sus vidas de entonces y sus sensaciones¡±.
A esas v¨ªctimas no solo les une haber sufrido las barbaridades de Billy, al que le gustaba dar patadas a los detenidos acompa?¨¢ndolas de grititos a lo Bruce Lee, sino que posteriormente fueron olvidadas por Espa?a ¡°en pos de una m¨¢s que discutible mod¨¦lica Transici¨®n, seg¨²n afirma el relato oficial¡±. De este silencio se benefici¨® Billy el Ni?o, que estuvo detr¨¢s de la primera versi¨®n de las cloacas del Estado. Adem¨¢s de autoarrogarse su participaci¨®n en el suicidio de Enrique Ruano, el estudiante que muri¨® en 1974 tras ser detenido por la polic¨ªa, varios testimonios le relacionan con la explosi¨®n de la cafeter¨ªa Rolando, en la que murieron 13 personas y cuya autor¨ªa se atribuy¨® a ETA [la banda acab¨® asumiendo este atentado en el Zutabe, su revista interna, de abril de 2018], y con el atentado de la calle Atocha en 1977 en el despacho de abogados laboralistas. Con la democracia Gonz¨¢lez Pacheco recibi¨® diversas medallas y condecoraciones, de las que fue despose¨ªdo solo tras su muerte el pasado 7 de mayo. ¡°Falleci¨®, que no se nos olvide, sin rendir cuentas a la justicia. Estuvo metido en aquellas guerras sucias y sali¨® impune. Puede que, como recuerda un testimonio en pantalla, no era tanto lo que Gonz¨¢lez Pacheco pod¨ªa temer del Estado como lo que el Estado pod¨ªa temer de la informaci¨®n acumulada por Billy el Ni?o. ?l era un orgulloso servidor de un sistema represor¡±.
Billy es un documental de urgencia ¨D¡°por la edad de las v¨ªctimas, porque es un tema candente¡±¨D que ha sido devorado por la pandemia. Algunos de los testimonios fueron rodados ante las c¨¢maras de manera tradicional, otros se realizaron durante el confinamiento v¨ªa Zoom. Adem¨¢s, durante su creaci¨®n fallecieron por el coronavirus tanto Jos¨¦ Maria Chato Galante, preso pol¨ªtico, activista por los derechos humanos y que fue torturado hasta cuatro veces al final del franquismo ¨Dalgunas de ellas por Billy el Ni?o¨D, como Gonz¨¢lez Pacheco: el primero, el 27 de abril; el segundo, el 7 de mayo. ¡°Con Chato nos quedaron cosas por repreguntar¡±, asegura Lemcke. ¡°Es muy cruel c¨®mo el destino ha acabado enlaz¨¢ndolos hasta su muerte con pocos d¨ªas de diferencia. Eran el yin y el yang, ?no? Uno luch¨® porque no se olvidaran aquellos hechos [como tambi¨¦n demostraba el documental El silencio de los otros], que recuperara aquella memoria para todos, y el otro fue un hombre del viejo sistema que vivi¨® tranquilo sabi¨¦ndose impune en el nuevo sistema¡±.
Durante el metraje, el cineasta va incluyendo im¨¢genes de ficci¨®n con diversas referencias a leyenda del pistolero estadounidense Billy el Ni?o. Y tambi¨¦n de Siete d¨ªas de enero (1979), de Juan Antonio Bardem, en el que el polic¨ªa fue recreado bajo el nombre de Cisco Kid. El director insiste: ¡°El franquismo sigue vivo, porque acept¨® la democracia a cambio de conservar sus privilegios¡±. Y subraya que hoy se ve en la calle algunos comportamientos y actos nacidos directamente de la dictadura. ¡°Es que nuestra Transici¨®n no fue mod¨¦lica. En cuanto rascas un poco saltan los asesinatos, la sangre provocada por la coalici¨®n entre las fuerzas del orden y los grupos de extrema derecha. Si reflexionas un poco, ves c¨®mo la Ley de Amnist¨ªa de 1977, por ejemplo, limpia aquellos a?os de plomo, y crece el desamparo de esta gente, sus v¨ªctimas, que ni siquiera han sido a¨²n hoy homenajeadas por el resto de la sociedad espa?ola o las instituciones¡±. Algo que en pantalla recuerda el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias.
Babelia
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