El oro que nunca sali¨® de Madrid
Una numism¨¢tica descubre que siete de las 2.798 monedas del Museo Arqueol¨®gico Nacional desaparecidas en la Guerra Civil se han conservado en los fondos de la instituci¨®n
Paula Gra?eda, una numism¨¢tica del Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), ha resuelto una peque?a porci¨®n de un gran misterio hist¨®rico: el destino de las 2.798 monedas de oro desaparecidas durante la Guerra Civil rumbo al exilio republicano de M¨¦xico. Gra?eda, que trabaja en el Departamento de Numism¨¢tica y Medall¨ªstica del museo, descubri¨® que siete monedas califales de oro que se cre¨ªan perdidas junto a las dem¨¢s, se encontraban en los fondos de la casa, de ...
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Paula Gra?eda, una numism¨¢tica del Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), ha resuelto una peque?a porci¨®n de un gran misterio hist¨®rico: el destino de las 2.798 monedas de oro desaparecidas durante la Guerra Civil rumbo al exilio republicano de M¨¦xico. Gra?eda, que trabaja en el Departamento de Numism¨¢tica y Medall¨ªstica del museo, descubri¨® que siete monedas califales de oro que se cre¨ªan perdidas junto a las dem¨¢s, se encontraban en los fondos de la casa, de donde no han salido en ocho d¨¦cadas. Sus conclusiones se recogen en el estudio Monedas que sobrevivieron a la guerra: identificaci¨®n de un lote de dinares en los fondos del Museo Arqueol¨®gico Nacional, publicado en el bolet¨ªn del museo este a?o.
El misterio de las monedas desaparecidas arranca el 3 de noviembre de 1936, cuando el subsecretario del Ministerio de Educaci¨®n P¨²blica, Wenceslao Roces, se present¨® en el Museo Arqueol¨®gico Nacional, acompa?ado de guardias de asalto y milicianos, para requisar todas las monedas de oro del Museo Arqueol¨®gico Nacional en nombre de la Junta de Incautaci¨®n y Protecci¨®n del Patrimonio Art¨ªstico, creada por la Segunda Rep¨²blica para salvaguardar el patrimonio art¨ªstico, bibliogr¨¢fico y documental de los riesgos inherentes a la guerra.
Las piezas formaban parte del llamado Gabinete Numism¨¢tico, uno de los mayores del mundo, creado por Felipe V en 1711. Orden¨® que se vaciasen directamente los armarios con las monedas en cajas de madera que hab¨ªan tra¨ªdo en un autom¨®vil aparcado a la puerta del museo. Los tejuelos que acompa?aban cada ejemplar se perdieron en el volcado, con lo que la informaci¨®n sobre su procedencia desapareci¨®. Roces requis¨® un total de 2.798 piezas con el fin de evitar su desaparici¨®n durante la Guerra Civil. Las bombas ca¨ªan a pocos metros del museo.
Pero ninguna de las monedas incautadas ¡ªel conservador Felipe Mateu y Llopis, que se neg¨® a darlas al ver que se acumulaban sin respetar su catalogaci¨®n, fue amenazado con una pistola en la sien para que las entregase¡ª volvi¨® a ser encontrada. Tras un periplo por varias ciudades y escondrijos, la administraci¨®n republicana orden¨® su traslado desde el puerto franc¨¦s de Le Havre en el barco Vita hacia M¨¦xico. El cargamento, que inclu¨ªa otros elementos valiosos adem¨¢s del tesoro del MAN, fue disputado por los socialistas Juan Negr¨ªn e Indalecio Prieto, que finalmente gestion¨® el destino de aquellos fondos destinados a ayudar al exilio republicano. Lo cierto es que ninguna fue recuperada. Hasta ahora.
El informe de Paula Gra?eda se?ala que estas piezas califales, de alrededor del a?o 1000, se salvaron porque no hab¨ªan sido colocadas en los armarios cuando se llev¨® a cabo la requisa y por ¡°no hallarse integradas en las series isl¨¢micas correspondientes [en los armarios], sino apartadas en bandejas junto a otros ingresos¡±.
?Y c¨®mo pueden darse por perdidas siete monedas de oro en un museo? Para entender este embrollo hay que retroceder hasta 1932 cuando el MAN llam¨® al asesor Antonio Prieto y Vives para que le aconsejase si deb¨ªa comprar el llamado Tesoro de Badajoz, un conjunto de 1.300 monedas musulmanas ¡ªcuatro kilos de peso¡ª que fue hallado en el t¨¦rmino municipal de Valencia del Ventoso. Prieto examin¨® ¡°un millar cumplido¡± y estudi¨® las 89 m¨¢s interesantes en su opini¨®n, de las que realiz¨® una impronta (un calco exacto sobre papel).
De todas las monedas, al museo se le ofrecieron 40, de las que siete fueron adquiridas. El lote comprado lo compon¨ªan una moneda del reinado de Abd al-Rahman III y seis dinares de Hi?am II. Todas fueron acu?adas en al-?ndalus, excepto una que lo fue en Madina Safaqus (actual Sfax, T¨²nez), entre los a?os 933 y el 1006 cristianos o los 321 a 396 del calendario musulm¨¢n. Lleg¨® la Guerra Civil y, tras la requisa de la Junta, las siete se dieron por perdidas. De hecho, en 1992, en una nueva investigaci¨®n, la directora del departamento de Numism¨¢tica del MAN, Carmen Alfaro, redact¨® un informe donde se?alaba que no ¡°las hab¨ªa encontrado¡±.
Y aqu¨ª empieza la confusi¨®n que ha sido resuelta por Gra?eda. Y es que Prieto, tras estudiar el tesoro, hab¨ªa entregado una impronta de ¨¦l al Instituto Valencia de Don Juan de Madrid. A siete de las piezas, las marc¨® con una eme, lo que daba a entender ¡ªo eso se cre¨ªa¡ª que estas eran las que hab¨ªa comprado el museo nacional. Sin embargo, estos calcos reflejan un tercio de dinar hispanomusulm¨¢n del 931-932 y un dinar de los Banu Midrar (926-927), que no concuerdan con el Tesoro de Badajoz, ya que ¡°exceden los l¨ªmites temporales del hallazgo¡±, puesto que el conjunto solo inclu¨ªa piezas acu?adas a partir del a?o 933. Adem¨¢s, se?ala la experta en su informe, ¡°las improntas de las siete monedas con la eme no coinciden con las [caracter¨ªsticas descritas] del expediente de compra del propio museo en 1933¡±. Es decir, no eran las mismas.
Por eso, Gra?eda comenz¨® a revisar f¨ªsicamente los dinares del MAN no calificados ¡ªest¨¢n numerados, pero se desconoce de d¨®nde proceden¡ª y que pudiesen ¡°encajar con las monedas de Prieto¡±. As¨ª hall¨® un dinar y dos fracciones de dinar de Abd al-Rahman III, un dinar y una fracci¨®n de dinar de Hi?am II y un dinar y una fracci¨®n de dinar a nombre del califa fatim¨ª Ubayd-Allah al-Mahdi que s¨ª pod¨ªan ser, aunque carec¨ªan de pruebas definitivas.
Comenz¨® entonces a revisar viejos documentos de entrada del museo hasta que lleg¨® al expediente MAN 1935/34, que era el ¨²nico que ¡°mencionaba un ingreso de emisiones isl¨¢micas con fechas y/o clasificaciones tipol¨®gicas iguales¡±. Este expediente hac¨ªa referencia a un conjunto de 20 monedas, que fueron compradas al coleccionista Ram¨®n Portillo por 900 pesetas el 3 de abril de 1935. As¨ª, la experta localiz¨® 7 de las 20 piezas que mencionaba el documento. ¡°La ausencia de documentaci¨®n gr¨¢fica sobre las 13 restantes nos impide asegurar su presencia en la actual colecci¨®n del Gabinete Numism¨¢tico, aunque se da la circunstancia de que se conservan algunas que concuerdan con las descritas¡±. Es decir, pueden estar entre las 150.000 monedas ¡ªde las 300.000 con que cuenta el museo¡ª sin documentar todav¨ªa.
¡°La localizaci¨®n de estas piezas nos permite afirmar que, al menos, una parte del conjunto de monedas de oro compradas a Ram¨®n Portillo en 1935 no se perdi¨® en la Guerra Civil, como hasta ahora se cre¨ªa. Quiz¨¢s estos ejemplares se salvaron de la requisa de noviembre de 1936 por no hallarse a¨²n integrados en las series isl¨¢micas correspondientes [en los armarios], sino apartados en bandejas junto a otros ingresos de los a?os treinta¡±. Fue su salvaci¨®n.
El tesoro de Badajoz
El volumen de piezas numism¨¢ticas que maneja el Museo Arqueol¨®gico Nacional es excepcional, cerca de 300.000. De ellas, la mitad aproximadamente no est¨¢ documentada, pero s¨ª registrada. La razones son varias, principalmente que las monedas fueron coleccionadas a partir del siglo XVIII, con lo que sus fichas carecen de fotograf¨ªas o datos t¨¦cnicos fiables. Este es el caso del llamado Tesoro de Badajoz. Solo se sabe, seg¨²n los documentos muse¨ªsticos, que ¡°en 1932 encontramos referencia a un tesoro hallado en Valencia del Ventoso (Badajoz), compuesto por unas 800 monedas del califato que iban de los a?os 321 al 402 H. (Abderram¨¢n III a Mohamed ben Alfatah), que fueron tra¨ªdas a Madrid y vistas por D. Antonio Prieto y Vives¡±.
¡°De este tesoro ingresaron¡±, continua el expediente, ¡°por compra a D. Blas Barroso, siete dinares del Califato de C¨®rdoba de los a?os 321, 378, 384, 393, 394, 396 y 398 H[¨¦gira]., elegidos entre los 40 ofrecidos al museo que se conservan en la actualidad dentro del fondo general y presentan excelente conservaci¨®n".
Paloma Otero, jefa del Departamento de Numism¨¢tica del museo, lo explica: ¡°Todas las monedas son iguales. Lo importante es el contexto en que se encontraron: incendio, un castillo, un tesoro¡ Y eso va a registrado en unas etiquetas que las acompa?an. Cuando estas etiquetas se pierden, por guerras, mudanzas, confiscaciones o lo que sea, la pieza ya no se puede calificar y se pierde su memoria¡±.
Hoy en d¨ªa, el MAN cuenta con unas 6.000 piezas de oro, frente a las poco menos de 4.000 que ten¨ªa en 1936. Muchas colecciones han sido recuperadas gracias a donaciones privadas y a las compras realizadas por el Ministerio de Cultura.