El ¨¦xito de Umbral estaba lleno

El hombre que aspiraba a morir escribiendo el art¨ªculo de ese mismo d¨ªa, el ser humano herido, vanidoso y tierno, el quinqui que se fabric¨® un estilo propio, el personaje y la persona, el soldado de la escritura que fue Francisco Umbral, lo tuvo siempre claro: ¡°Contando mi vida estoy contando a los dem¨¢s¡±. Y, sin embargo, pese a labrar su inmensa obra, en cantidad y en calidad, con los mimbres de su particular existencia, era y es un gran desconocido. Quiz¨¢ por ello, y porque su figura lo merece, los documentalistas Charlie Arnaiz y Alberto Ortega se han propuesto, y han logrado, analizar su figura en Anatom¨ªa de un dandy, excelente pel¨ªcula que logra algo complicado: adentrarse en el mito f¨ªsico, en el divo; en su formidable prosa a trav¨¦s de sus textos; en las contradicciones de su personalidad arrebatadora y esquiva; y hasta en su lado m¨¢s mezquino e incluso rid¨ªculo, que lo ten¨ªa, y no hablamos de aquel m¨ªtico ¡°?He venido a aqu¨ª a hablar de mi libro!¡±, momento hist¨®rico de la televisi¨®n en el que, como tantas veces, llevaba toda la santa raz¨®n.

Arnaiz y Ortega articulan su retrato a partir de seis cap¨ªtulos que alumbran el desarrollo de su vida, centrados cada uno en un libro, y acompa?ados de pasajes narrados en off sin gravedad, con una leve y calma belleza, por Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n: La noche que llegu¨¦ al caf¨¦ Gij¨®n, El hijo de Greta Garbo, Mortal y rosa, Diario de un snob, Los placeres y los d¨ªas y, su testamento, Un ser de lejan¨ªas. Junto a ello, material audiovisual de corte documental, geniales entrevistas televisivas (de Joaqu¨ªn Soler Serrano, de S¨¢nchez Drag¨®, de Mercedes Mil¨¢, y no precisamente aquella), reveladoras declaraciones contempor¨¢neas de sus cercanos (de Espa?a, su viuda; de Jabois, descubridor de la identidad de su padre; de Del Pozo, Vicent, Gistau, a cuya memoria est¨¢ dedicado el documental¡­) y hasta emocionante material hasta ahora privado: grabaciones caseras de audio con el fallecido Pincho, ¡°el ni?o, mi ni?o (¡­), sufriente, enfrentado a un miedo, a una magnitud superior, y lo llevan en alas blancas y sucias, lo traen en camas duras y sonoras¡±.

El ingente material est¨¢ organizado a la perfecci¨®n por los directores, sin que nunca resulte compartimentado, y fluye con la ayuda de elegantes aditivos de transici¨®n, tanto rodados ad hoc (las cintas de cassette) como de archivo (los documentos del Madrid de la ¨¦poca). Umbral, el hombre que fornic¨® con el lenguaje, sab¨ªa que el ¨¦xito estaba vac¨ªo. Pero este documental es notorio.