El valenciano Antonio Fillol, el ¡°pintor inmoral¡± que denunci¨® las injusticias y fue silenciado
El artista, apartado de las pinacotecas por su compromiso con los desfavorecidos, es uno de los descubrimientos de la exposici¨®n ¡®Invitadas¡¯ del Prado. Bellas Artes de Valencia exhibe varias obras
En la batalla entre la belleza y la verdad la v¨ªctima siempre es el artista. El pintor valenciano Antonio Fillol (1870-1930) se comprometi¨® con la segunda para toda su vida y, aunque nunca renunci¨® a la primera, fue desterrado a los almacenes en los museos espa?oles. Demasiado atrevido con las denuncias que pintaba, demasiado molesto con la sociedad que retrataba y demasiado bueno para esos acad¨¦micos que no pod¨ªan dejar de premiarle por su excelencia t¨¦cnica ni de castigarle por los temas que sub¨ªa a los lienzos.
En 1897, en la Exposici¨®n Nacional (el ARCO de entonces) le retiraron el premio en met¨¢lico con el que fue galardonado por el extraordinario La bestia humana, donde mostr¨® la explotaci¨®n sexual de las mujeres prostituidas. El cuadro permanece en los s¨®tanos del Museo del Prado, de donde no ha salido. Ahora forma parte de la exposici¨®n Invitadas, donde Fillol est¨¢ llamado a ser uno de los grandes descubrimientos del p¨²blico con las tres obras que se exponen: El s¨¢tiro y La rebelde, adem¨¢s de la citada.
La bestia humana es una inmensa pancarta de tres metros de ancho y dos de alto que saca el arte de los salones y lo baja a la calle. En pleno estallido del los paisajes naturalistas, el costumbrismo, las playas y esas dulces estampas mediterr¨¢neas, Fillol el olvidado pint¨® lo que le¨ªa en los peri¨®dicos y en los libros de Benito P¨¦rez Gald¨®s. Una actitud insoportable para quienes dictaban el canon: ¡°?Pobre venganza de los altos contra un modesto pintor de las tristezas sociales!¡±, escribi¨® el artista sobre la sanci¨®n econ¨®mica recibida por mostrar el dolor de una mujer prostituida y la impunidad de quienes denigran.
En la edici¨®n en la que Fillol dio a conocer La bestia humana, Joaqu¨ªn Sorolla present¨® Trata de blancas, un lienzo con la misma tem¨¢tica que el de Fillol y que se exhibe en las salas del Museo Sorolla. ¡°Parece que en la pintura de fin de siglo todo empieza y acaba en Sorolla: ha perjudicado a la gran escuela valenciana de pintores¡±, apunta el historiador Francisco P¨¦rez Rojas sobre la alargada sombra del artista de la luz. Ante la proyecci¨®n internacional de Sorolla, Fillol no cruz¨® Valencia, a pesar de trascender lo local. Tampoco cambi¨® la denuncia por la luz de las playas.
?Mejor que Sorolla?
¡°Fillol es un caso ¨²nico: es el m¨¢s radical y el m¨¢s objetivo al tratar las circunstancias de las clases menos favorecidas. Los dem¨¢s son muy sentimentales. La bestia humana es mucho mejor cuadro que Trata de blancas, y es un emblema de la pintura espa?ola que deber¨ªa ser reivindicado por el Prado y expuesto en sala¡±, se?ala P¨¦rez Rojas, que asegura que por 3.000 euros puede comprarse obra del valenciano. Este investigador es el responsable de la ¨²nica exposici¨®n retrospectiva de Fillol. Fue en 2015, en la sala municipal de Valencia, con m¨¢s de 80 obras.
Para P¨¦rez Rojas el caso de la desaparici¨®n de Fillol de los libros de historia y de los museos se debe a la incomodidad de sus obras. En El s¨¢tiro, Fillol pint¨® al abuelo campesino que acompa?a a su nieta menor de edad en una rueda de reconocimiento, en la Torre de los Serranos de Valencia, para se?alar a su violador ante presos. La peque?a maltratada lo se?ala. Presenta el cuadro en la Exposici¨®n Nacional de 1906, y esta vez es declarado ¡°pintor inmoral¡±. La sentencia resulta llamativa: ¡°Ofende la decencia y el decoro¡±. A?os despu¨¦s, el autor escribir¨¢ en sus memorias que se limit¨® a pintar ¡°una de esas brutalidades que de tiempo en tiempo realiza la bestia que el hombre lleva dentro, para excretarla¡±. El s¨¢tiro, incluido en la muestra del Prado, se ha exhibido en el Museo de Bellas Artes de Valencia, que tiene varias obras en su colecci¨®n del artista valenciano.
Frente a esta interpretaci¨®n, David Gimilio, conservador del Museo de Bellas Artes de Valencia, defiende siempre que han respaldado a Fillol porque es extraordinario en su t¨¦cnica y muy moderno en su punto de vista social. ¡°No hay se?as de identidad costumbristas valencianas en su pintura, y empatiza con la poblaci¨®n de hoy y los problemas actuales. Pero est¨¢ pendiente de ser investigado en profundidad¡±, indica.
Ignacio G¨®mez Juan es el bisnieto de Fillol y su mayor protector. En casa guarda una cuarentena de pinturas. Entre ellas ya no est¨¢ El s¨¢tiro, que permaneci¨® enrollado desde 1906 hasta 2015, cuando el Bellas Artes de Valencia se interes¨® por ¨¦l y lo restaur¨®. El familiar recuerda el inmenso lienzo tirado en la casa que el pintor ten¨ªa en Castell¨®n. ¡°La gente se sorprende con su fuerza. Le ha perjudicado su compromiso con los temas menos amables y la culpa es de los historiadores, que no han querido saber m¨¢s all¨¢ de Sorolla¡±, sostiene Ignacio G¨®mez, que defiende el inter¨¦s innegable de esta obra en 2020. ¡°Creo que el Prado deber¨ªa rectificar y encontrar un hueco a La bestia humana, porque se est¨¢ ocultando nuestra historia y la historia de nuestros conflictos¡±, incide.
No cae bien su naturalismo de denuncia entre los m¨¢s academicistas, para los que la actualidad no forma parte del arte con may¨²sculas. ¡°Para este pintor, todo lo que denuncie o incomode debe ser extirpado. Hay que mirar para otro lado. El hambre, el fr¨ªo, un atraco, una violaci¨®n, un asesinato, la prostituci¨®n, en resumen, las infamias y los cr¨ªmenes de la vida no son un asunto de la pintura¡±, declar¨® en una entrevista Pedro S¨¢enz S¨¢enz (1863-1927), pintor de mirada ped¨®fila, que tambi¨¦n est¨¢ incluido en Invitadas, con Cris¨¢lida, un cuadro que hace dif¨ªcil no despreciar a su autor. Fillol no mir¨® para otro lado, prefiri¨® la verdad. Y fue desterrado.
El siglo XIX sin foco
Lamenta el historiador Francisco P¨¦rez Rojas que los pintores de finales del XIX est¨¦n tan desatendidos por los historiadores del arte contempor¨¢neos. ¡°Es un problema de la cultura y de sus investigadores, que no atienen a su propio pasado. Esta pintura no ha salido ganando con la desaparici¨®n del Cas¨®n del Buen Retiro como centro de exposiciones, ojal¨¢ tenga una oportunidad en el Sal¨®n de Reinos¡±, indica. En el Prado los mejores representados del momento son Sorolla y Beruete, pero no hay se?al de Fillol y apenas de Ignacio Pinazo, entre otros.
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