Entre el cielo y el infierno

Con una puesta en escena radical a la que su debutante directora no renuncia en ning¨²n momento, la ¨®pera prima de la georgiana de 34 a?os Dea Kulumbegashvili se detiene ante la violencia sist¨¦mica contra una mujer atrapada en una mara?a de miedo, frustraci¨®n y culpa. En el brutal arranque del filme, su esposo, l¨ªder de una comunidad de Testigos de Jehov¨¢ hostigada por grupos extremistas, narra el pasaje del Antiguo Testamento en el que Abraham le ofrece a Dios el sacrificio de su hijo Isaac como muestra de su fe. Un relato b¨ªblico que de alguna manera gravitar¨¢ hasta el enigm¨¢tico plano final de toda esta dura y desafiante pel¨ªcula que Kulumbegashvili construye con un rosario de planos secuencia abiertos al debate.

Alrededor de medio centenar de planos en formato cuadrado, y en su mayor¨ªa fijos, que discurren con la misma letan¨ªa de un cuerpo deprimido durante las dos horas de una pel¨ªcula que se anuncia como un fen¨®meno polarizado despu¨¦s de arrasar en el palmar¨¦s del festival de San Sebasti¨¢n, donde logr¨® una incontestable Concha de Oro, adem¨¢s de la de Plata para su formidable actriz, Ia Sukhitashvili; y en un gesto algo hiperb¨®lico, tambi¨¦n la de Plata a la mejor direcci¨®n y al mejor guion.

Lo que ocurre en Beginning es un purgatorio en la que no faltar¨¢n ni el fuego, ni la violaci¨®n, ni la muerte. Dos figuras masculinas fan¨¢ticas ¡ªun marido pusil¨¢nime con los dem¨¢s pero severo con ella y un supuesto polic¨ªa acosador al que la cineasta reserva los momentos m¨¢s crueles del filme¡ª frente a una mujer cuyos movimientos resultan err¨¢ticos y ambiguos. Entre unos y otros, la fe de los ni?os que atienden a la catequesis de la protagonista. Acechada por un terror sutil, casi siempre fuera de campo y de una forma perversa auto invocado, sentimos el p¨¢nico pegado a su nuca, como en ese plano de un autob¨²s en el que solo vemos su peque?o mo?o, unos pendientes y unas manos an¨®nimas invadiendo su asiento.

El misterio de ¡®Beginning¡¯

Con una banda sonora firmada por Nicolas Jaar y el aval del mexicano Carlos Reygadas en la producci¨®n ejecutiva, Kulumbegashvili demuestra con esta pel¨ªcula un potencial ins¨®lito para una primeriza, capaz de convocar sentimientos de aislamiento y desasosiego con una tensi¨®n conceptual firme y segura. Pero lo m¨¢s cautivador de Beginning, su misterio, subyace en la relaci¨®n de ese personaje principal con cada meticuloso plano. La distancia en los momentos de mayor humillaci¨®n y violencia f¨ªsica, el inh¨®spito vac¨ªo de la casa familiar, la tristeza que impregna su rostro y todo lo dem¨¢s, tambi¨¦n cuando alcanza un respiro o media sonrisa.

La c¨¢mara y la protagonista parecen fundirse en una presencia ¨²nica, como cuando los ni?os le hablan de su fe o el marido se dirige al espectador en busca de ella. Como si actriz y directora fuesen una misma persona. Como si el personaje, pese a las vejaciones y el sufrimiento, fuese quien se toma su tiempo para decidir qu¨¦ vemos y c¨®mo.

Esa idea redobla el v¨ªnculo y la intimidad con el espectador y tambi¨¦n la dignidad que envuelve un filme ¨¢rido y crudo, en el que la c¨¢mara se erige como alma y espejo de una vida atrapada entre el cielo y el infierno.