Los forillos, el ¨²ltimo resto de la artesan¨ªa del cine
Las im¨¢genes digitales sustituyeron los telones que durante d¨¦cadas recrearon fondos en la gran pantalla
Tan solo son l¨¢minas. L¨¢minas largas que cuelgan tras una ventana y se convierten en vistas de una ciudad. O en un paisaje. O en el interior de una nave espacial. O, quiz¨¢, en un planeta lejano. Es el caso de los forillos, los fondos de los decorados del Hollywood cl¨¢sico que dieron vida a las secuencias que, durante d¨¦cadas, han poblado el imaginario colectivo. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, muchos de ellos han desaparecido o yacen bajo una capa de polvo en los almacenes. De ellos podr¨ªa decirse que son los grandes olvidados del cine, unas pinturas impresionantes dise?adas para ser invisibles. Los forillos, las maquetas imposibles y las miniaturas fueron los protagonistas a la sombra del s¨¦ptimo arte hasta los a?os sesenta, cuando todo cambi¨® en la industria.
Seg¨²n Eduardo Hidalgo, director art¨ªstico de pel¨ªculas como Balada triste de trompeta (2010) o Las 13 rosas (2007), la escenograf¨ªa cinematogr¨¢fica nace de la teatral: ¡°Era una cosa un poco na¨ªf eso de los forillos pintados. Forman parte de un cine maravilloso que era puro teatro¡±. Para Hidalgo, hoy no es tan f¨¢cil enga?ar al espectador. Se consume audiovisual constantemente y el p¨²blico es exigente en la parte t¨¦cnica.
Aquello de los forillos era como sumergirse en un cuadro. Todos estaban pintados a mano, con un extremo cuidado en la textura y el tipo de pigmento utilizados, teniendo siempre en cuenta el tipo de iluminaci¨®n que fuera a aplicarse sobre ellos. Este punto era de especial relevancia, puesto que, en funci¨®n de la luz empleada, el aspecto de un forillo var¨ªa.
Y se reutilizaban, por supuesto. Un ojo avizor podr¨ªa percatarse de que el fondo urbano de rascacielos que se percibe desde las ventanas de El manantial (1949) es sospechosamente similar a los decorados de series de televisi¨®n posteriores como Los Jefferson (1975) o Felicity (1998). Eran un recurso muy habitual que dej¨® numerosas an¨¦cdotas: en Siete novias para siete hermanos (1955) usaron forillos para emular los fondos de cielos y monta?as y, para dar mayor verosimilitud, soltaron p¨¢jaros en el plat¨®. En un plano se ve a uno, despistado, chocar con el cielo falso del fondo.
Hoy los forillos son apenas residuales. Y los que se usan son fotogr¨¢ficos, no pintados. Salvo excepciones. En Espa?a, una serie ha recurrido de nuevo a los pinceles: El Ministerio del Tiempo. ¡±Fue en el primer cap¨ªtulo. Quer¨ªamos hacer una recreaci¨®n de los estudios que hab¨ªa en el franquismo, e hicimos un forillo pintado a mano¡±, cuenta Jorge de Soto, director de arte. La intenci¨®n, dibujar el fondo nevado de la Rusia de la Divisi¨®n azul: ¡°Est¨¢bamos ense?ando lo que era el mundo del cine en aquella ¨¦poca y, al mismo tiempo, escarbando en nuestra historia; quisimos hacerlo a la antigua usanza¡±.
Arquitectura ef¨ªmera
Un decorado es una arquitectura ef¨ªmera. En cambio los forillos aguantan, aunque en Espa?a, solo alguna empresa como la veterana Readecor los conservan, en su mayor¨ªa para teatro, para alquilar a diferentes producciones. Pero localizarlos, a veces, es imposible. ¡°Para El Ministerio del Tiempo intent¨¦ encontrar un forillo de otra pel¨ªcula en la que estaba de atrezzista. Era algo as¨ª como un mant¨®n con un abanico. Lo busqu¨¦ por todas partes. Pero no existe el h¨¢bito de guardar estas cosas¡±, dice De Soto.
¡°Tiene que estar en alguna parte¡±, afirma Nacho S. Cavada, ayudante de producci¨®n en pel¨ªculas como Carmen y Lola (2018) o Altamira (2016) y que redact¨® un hilo de Twitter, que se volvi¨® viral, sobre el tema. ¡°Investigando me di cuenta de que hay gente y empresas que los coleccionan¡±, apunta en referencia a la empresa J. C. Backings, presidida por Lynne Coakley, cuya familia lleva generaciones con forillos en Hollywood y que ha donado parte de su colecci¨®n al sindicato de directores de arte estadounidense.
Entre esa colecci¨®n destacan fondos tan ic¨®nicos como el exterior de la mansi¨®n en Sonrisas y l¨¢grimas (1965) o el Monte Rushmore de Con la muerte en los talones (1959). O incluso la recreaci¨®n de la antigua Roma, que se us¨® por primera vez en Ben-Hur (1959) y que los hermanos Coen reutilizaron en la actual Ave, C¨¦sar (2015), apunta Cavada. Los forillos llamaron su atenci¨®n desde la primera vez que trabaj¨® en un rodaje, hace seis a?os: ¡°En un plat¨® me di cuenta de que detr¨¢s de las ventanas estaban esos vinilos, unas fotos gigantes¡±. Para ¨¦l los forillos constituyen algo artesanal ¡°que se nota¡±, en contraposici¨®n al CGI (im¨¢genes generadas por ordenador). ¡°En Tenet han explotado un avi¨®n. Les sal¨ªa m¨¢s barato reventar un Boeing 747 y, claro, te lo planteas. Yo no lo har¨ªa¡±. Se tira antes que se recicla, justo el esp¨ªritu opuesto al de los forillos.
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