El genio Beethoven: nueve sinfon¨ªas a trav¨¦s de nueve pares de o¨ªdos
Personalidades de la talla de Joan Margarit, Miguel R¨ªos o James Rhodes nos acercan al m¨²sico de Bonn, en el 250? aniversario de su nacimiento, comentando sus composiciones sinf¨®nicas
Ludwig van Beethoven
250 Aniversario
Ni las brumas que ha tra¨ªdo consigo este 2020 han podido ensombrecer del todo la conmemoraci¨®n del 250? aniversario del nacimiento de Beethoven (Bonn, Alemania, 1770 - Viena, Austria, 1827), genio universal en cuyo honor, el d¨ªa de su cumplea?os, el pasado mi¨¦rcoles 16 de diciembre, la Fundaci¨®n La Caixa celebr¨® un concierto biogr¨¢fico retransmitido en l¨ªnea que puso en escena 58 m¨²sicos, 48 coristas y tres actores. Un equipo capitaneado por el director Josep Pons que, mediante esta actuaci¨®n, traz¨® un recorrido por las distintas etapas de la vida del compositor, contextualizando algunas de sus obras magnas. ¡°Con Beethoven 250, la Fundaci¨®n La Caixa ha querido compartir con todo el mundo un concierto muy especial y con vocaci¨®n pedag¨®gica para contribuir al bienestar de las personas a trav¨¦s de la m¨²sica¡±, afirma la directora general adjunta de la entidad, Elisa Dur¨¢n, que defiende que es una forma de ¡°romper barreras con af¨¢n integrador¡±.
Como colof¨®n, de la mano de la labor impulsora de la cultura de la Fundaci¨®n La Caixa para tal efem¨¦ride, a continuaci¨®n nueve personalidades nos acercar¨¢n desde su perspectiva al inmortal Beethoven a trav¨¦s de sus nueve sinfon¨ªas.
* Los compases empleados como recurso gr¨¢fico pertenencen a la Novena Sinfon¨ªa.
Josep Pons, director de la la Orquesta del Gran Teatre del Liceu
¡°Beethoven traspasa los l¨ªmites de la belleza y a?ade la fealdad como elemento est¨¦tico, tal como Goya lo har¨¢ en la pintura. Ese cambio est¨¦tico marca el destino de la m¨²sica. La Primera Sinfon¨ªa, su ¡°hola¡± al mundo sinf¨®nico, empieza ya con una declaraci¨®n de intenciones en ese sentido, con una afrenta, ?el primer acorde contiene ya una disonancia!¡±.
El espect¨¢culo dirigido por Pons e impulsado por la Fundaci¨®n La Caixa cont¨® con guion a cargo de Albert Gum¨ª y David Puertas; dramaturgia y direcci¨®n esc¨¦nica de Anna Llopart, y con la Orquesta Sinf¨®nica Camera Musicae, los coros Barcelona Ars Nova y Coro Madrigal y con Xavier Ruano, Borja Espinosa y Quim ?vila en el papel de narradores.
Marta Vela, pianista y autora del libro Las nueve sinfon¨ªas de Beethoven (F¨®rcola)
¡°La Segunda Sinfon¨ªa (Op. 36) de Beethoven, en la que el compositor afianz¨® algunos de los recursos instrumentales de la Primera, est¨¢ marcada por la tragedia de la sordera y el crudo testimonio del famoso Testamento de Heiligenstadt, escrito el 6 de octubre de 1802. En la estela de otras sinfon¨ªas en tonalidad de Re mayor ¨CSinfon¨ªas n ? 92 y 96 de Haydn o Sinfon¨ªa Praga de Mozart¨C, muy asequible a la interpretaci¨®n de los instrumentos de cuerda frotada, esta obra presenta ya un pasaje similar a la monumental Novena en la introducci¨®n lenta del primer movimiento, dado que Beethoven hab¨ªa pensado en musicar la Oda a la Alegr¨ªa de Schiller desde una fecha tan temprana como 1792¡å.
Joan Margarit, poeta y premio Cervantes
¡°Entre lo mejor de la historia de la m¨²sica est¨¢ m¨¢s de la mitad de toda la obra de Beethoven. Dir¨ªa que ¨¦l es para la humanidad lo que Antonio Machado para la poes¨ªa espa?ola. En el sentido de alguien, un genio creador, que te hace llegar al fondo de tu persona para transformarte en alguien mejor y que te hace salir volver a salir de ti de una manera distinta. Si ahora extirparan la m¨²sica de Beethoven de mi cerebro no te recomendar¨ªa a la persona que quedara de ello. Pero se le fue un poco el oremus con Napole¨®n y la Heroica, Tercera Sinfon¨ªa, que no me gusta por esas ¨ªnfulas, aunque se lo perdono por las sonatas para piano. Ojal¨¢ me queden a m¨ª los ¨²ltimos poemas como le quedaron a ¨¦l las ¨²ltimas sonatas.¡±
Javier Perianes, pianista y Premio Nacional de M¨²sica
¡°La gr¨¢cil criatura griega en medio de dos gigantes germ¨¢nicos¡¯. As¨ª se refiri¨® Robert Schumann a la Cuarta Sinfon¨ªa de Beethoven, en alusi¨®n al hecho de encontrarse emplazada entre dos colosos beethovenianos como son las sinfon¨ªas Heroica y la celeb¨¦rrima Quinta.
Aunque la Cuarta presenta aspectos comunes con las dos sinfon¨ªas que la enmarcan, no ha alcanzado la misma atenci¨®n por parte del gran p¨²blico, m¨¢s inclinado hacia la vehemencia y m¨²sculo de las sobrecogedoras sinfon¨ªas Tercera y Quinta. Probablemente, esta menor atenci¨®n por parte del gran p¨²blico responda precisamente a la falta de ese elemento puramente dram¨¢tico que es tan evidente y manifiesto en la Heroica y en la Quinta, pero no en la Cuarta, m¨¢s contenida y mesurada. De alguna manera, todo esto ha restado adeptos a la ¨²nica sinfon¨ªa de Beethoven en Si bemol mayor, a pesar de tratarse tambi¨¦n y sin duda de otra obra maestra.
Desde el misterioso y casi enigm¨¢tico inicio del primer movimiento, hasta el final, culminado con un cuarto tiempo pleno de humor y felicidad, la sinfon¨ªa transita y evoluciona por el bello adagio central ¨C¡±Canci¨®n imperturbable de pura armon¨ªa¡± lo llam¨® Berlioz¨C y un minueto de elegante factura. Una sinfon¨ªa que, para m¨ª, siempre ha sido tan favorita como las otras ocho¡±.
James Rhodes, pianista
¡°Estamos ante el final de 2020, as¨ª que, para hablar de la Quinta, vamos a comenzar por el final. La sinfon¨ªa termina magn¨ªficamente, despu¨¦s de 29 compases (cu¨¦ntenlos) de acordes en Do mayor. ?Veintinueve! Y, esto, despu¨¦s de lo que E. M. Forster llam¨® ¡°el ruido m¨¢s sublime que jam¨¢s haya penetrado en el o¨ªdo del hombre¡±. Charles Rosen escribe sobre c¨®mo se necesita esa cadencia de Do mayor pura tan ¡°incre¨ªblemente larga¡± para ¡°asentar la tensi¨®n extrema de [este] inmenso trabajo¡±. Hay, por cierto, una nueva e insuperable grabaci¨®n de esta sinfon¨ªa de Teodor Currentzis. Las pausas, la aceleraci¨®n, la claridad y los golpes que usa, el efecto profundo que causan en mis o¨ªdos, hacen que el final de esta sinfon¨ªa explote desde la estratosfera hacia una nueva dimensi¨®n. Es el equivalente musical de estar tan putoabrumado que simplemente no puedes respirar, durante esos segundos finales.
Terminar con esos acordes finales demoledores tocados en un tiempo perfecto ser¨ªa como terminar un soliloquio de Shakespeare en un tono mon¨®tono y aburrido, y salir del escenario a modo de disculpa.
Creo que fueron Bolet o Arrau quienes sugirieron con algo de valent¨ªa, y en mi opini¨®n correctamente, que, al convivir durante d¨¦cadas con una sonata de Beethoven, al haberla practicado, interpretado, estudiado y grabado, podr¨ªa argumentarse que son los int¨¦rpretes quienes mejor conocen la obra. Quiz¨¢ incluso m¨¢s hondamente que el propio Beethoven (que probablemente la escribiera en unas pocas semanas y luego la guardara antes de pasar a su siguiente composici¨®n de asombroso genio). Ser¨ªa el m¨²sico, pues, quien podr¨ªa darle una interpretaci¨®n m¨¢s profunda.
Parece que hay tan poco espacio para la innovaci¨®n en la interpretaci¨®n de la m¨²sica cl¨¢sica hoy d¨ªa que, cada vez que veo una grabaci¨®n de alguien de la estatura de Currentzis, pasa directamente a la cabeza de mi lista de compras, porque Dios sabe que necesitamos m¨¢s grabaciones que nos recuerden cu¨¢nta vitalidad, innovaci¨®n y alma a¨²n se puede encontrar en estas obras inmortales. Lo que nos devuelve a Shakespeare: si estudiamos a Shakespeare, su obra nos mostrar¨¢ qui¨¦nes somos; si escuchamos a Beethoven, nos mostrar¨¢ qui¨¦nes podr¨ªamos llegar a ser¡±.
Luc¨ªa Mar¨ªn, directora de orquesta
¡°Sin duda alguna, cada una de las nueve sinfon¨ªas del ¡®gigante de Bonn¡¯ emergen en la historia de la m¨²sica como viajes ¨²nicos hacia el futuro y la modernidad. Esta Sexta Sinfon¨ªa se revela como un canto a la madre naturaleza, exuberante, c¨¢lida, rica, variada de alegr¨ªa profunda por la vida. Una alegr¨ªa por vivir que se manifiesta en una perfecta estampa de un paisaje puramente rom¨¢ntico. Que se dibuja a trav¨¦s de la poes¨ªa y gracia de su original comienzo, la nobleza del su tema principal, del paseo acompa?ado del continuo del agua amenizado con simp¨¢ticos p¨¢jaros, la aparici¨®n inesperada de una tormenta s¨²bita, para siempre concluir en el m¨¢s bello acto de celebraci¨®n. Beethoven, as¨ª, crea una sinfon¨ªa de la vida, una acci¨®n de amor cuyo deleite nos hace sentirnos vivos, capaces de superar cualquier tormenta y celebrar siempre la uni¨®n de una sociedad inmensamente afortunada¡±.
Igor Yebra, bailar¨ªn, core¨®grafo y director art¨ªstico del Ballet Nacional Sodre (Uruguay)
¡°Hablar sobre la S¨¦ptima Sinfon¨ªa, estrenada en 1813, creada seg¨²n parece durante el transcurso de una enfermedad del compositor, una pieza muy por delante de su tiempo, me resulta casi un sacrilegio cuando ya Wagner la describi¨® tan maravillosamente consider¨¢ndola ¡°la apoteosis de la danza¡±; la danza, que es la vida en toda su plenitud: eso es lo que esta sinfon¨ªa representa desde su alegre y melodioso primer movimiento, pasando al Adagietto que nos hace adentrarnos en lo m¨¢s profundo de nosotros, llen¨¢ndonos de nostalgia, hasta conducirnos heroicamente a ese final repleto de alegr¨ªa y esperanza. Una sinfon¨ªa que hoy m¨¢s que nunca tenemos que dejar que nos penetre y salga danzando a trav¨¦s de nosotros, para sortear este momento que pronto pasar¨¢; no como esta m¨²sica y su compositor, que son ya inmortales¡±.
Rosa Torres-Pardo, pianista premio Nacional de M¨²sica
¡°Mi peque?a sinfon¨ªa en Fa¡¯, dec¨ªa Beethoven de su Octava Sinfon¨ªa. Menos popular que otras, pero exquisita y perfecta en un Beethoven que a veces nos lleva a la Pastoral, otros a la transcendencia de la Quinta y otros a la alegr¨ªa de la Novena. Imposible no celebrar la vida al escucharla a pesar de haber sido escrita en uno de los momentos cr¨ªticos de su existencia. Una m¨²sica donde solo hay espacio para la belleza y la conexi¨®n con lo divino donde las peque?eces humanas no caben¡±.
Miguel R¨ªos, cantante
¡°Beethoven es uno de los hitos de la humanidad, por haber representado con su m¨²sica la parte m¨¢s luminosa de la esencia del ser humano. Adem¨¢s de ser el responsable directo de mi supervivencia art¨ªstica. El d¨ªa que Rafael Trabuchelli me ofreci¨® cantar la adaptaci¨®n del cuarto movimiento de la Novena Sinfon¨ªa, me extendi¨® un salvoconducto para mi independencia art¨ªstica y las herramientas para aprender el oficio que me traer¨ªa hasta aqu¨ª. Cantar el Himno a la alegr¨ªa al un¨ªsono con tanta gente durante medio siglo ha sido uno de los regalos impagables que nos da la vida.¡±