Un poeta popular y prestigioso a la vez
Extremoduro, Serrat, Gil de Biedma y Garc¨ªa Montero se cuentan entre los admiradores de Antonio Machado
De los tres grandes maestros de la poes¨ªa espa?ola moderna ¡ªJuan Ram¨®n Jim¨¦nez, Miguel de Unamuno y Antonio Machado¡ª este ¨²ltimo es el ¨²nico que nunca ha estado en el purgatorio al que van los escritores despu¨¦s de morir. Si al primero le pas¨® factura su exquisito idealismo simbolista y al segundo, su rocoso prosa¨ªsmo metaf¨ªsico, Machado siempre ha estado vivo. Acaso porque los partidarios del yo se aferraban a sus Soledades (1903) mientras los partidarios del nosotros lo hac¨ªan a Campos de Castilla (1912), ya en vida fue un caso raro de autor popular y prestigioso a la vez.
Adem¨¢s, su compromiso c¨ªvico durante la Guerra Civil lo convirti¨® en el icono que no pudieron ser sus coet¨¢neos. Juan Ram¨®n se exili¨® en agosto de 1936 y Unamuno muri¨® en diciembre de ese mismo a?o despu¨¦s de apoyar el golpe de Franco para criticarlo despu¨¦s. El autor de Juan de Mairena, sin embargo, resisti¨® hasta el final de la contienda y comparti¨® la suerte del medio mill¨®n de desterrados que cruz¨® los Pirineos en el invierno de 1939 huyendo del avance franquista. Muri¨® el 22 de febrero en Collioure y all¨ª sigue enterrado.
Ni siquiera entonces se apag¨® su estrella. M¨¢s bien al contrario. Si los poetas m¨¢s influyentes de la posguerra ¡ªGil de Biedma, Valente, ?ngel Gonz¨¢lez¡ª viajaron a su tumba en 1959 para rendirle homenaje ¡ªy, de paso, promocionarse como generaci¨®n¡ª, sus disc¨ªpulos de los a?os ochenta ¡ªcon Luis Garc¨ªa Montero a la cabeza¡ª reivindicaron el concepto machadiano de ¡°nueva sentimentalidad¡± para rehumanizar y repolitizar la l¨ªrica espa?ola tras el sarampi¨®n experimental de los a?os setenta.
La verdad es que ni siquiera el neovanguardismo culturalista de los nov¨ªsimos hab¨ªa conseguido eclipsar su influencia porque en 1969, un a?o antes de que Josep Maria Castellet publicara su antolog¨ªa, otro catal¨¢n, Joan Manuel Serrat, lanz¨® su famoso disco dedicado a Machado. Por si fuera poco, Extremoduro, que acaba de anunciar una gira de despedida, devolvi¨® al poeta a los estadios al incluir en 1996 cuatro versos de ¡®Por tierras de Espa?a¡¯ en ¡®Buscando una luna¡¯, la canci¨®n que abre su ¨¢lbum m¨¢s exitoso: Agila. Desde entonces ¡ªpaisano, progre o roquero¡ª no queda un solo espa?ol sobre la tierra que ignore que la poes¨ªa es palabra en el tiempo ni que, golpe a golpe, se hace camino al andar.
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