Bienvenidos al museo, tunantes
El CA2M dedica una amplia exposici¨®n a pensar el disparate como estrategia del humor absurdo, en un recorrido hist¨®rico que repasa las pr¨¢cticas realizadas en Espa?a, de los 'Disparates' de Goya a 'La hora chanante'
Comienzo con una an¨¦cdota personal fechada en 2009: me he hecho amiga de una islandesa que habla espa?ol y se me ha ocurrido que quiz¨¢s le divierta, a ella y a una chica americana que anda por ah¨ª, ver la imitaci¨®n que Joaqu¨ªn Reyes hace de su compatriota Bj?rk en La hora chanante. El v¨ªdeo dura tres minutos, pero a los veinte segundos ya me doy cuenta de lo fallido de mi buena intenci¨®n. Reyes dice: ¡°Bioorrrr¡±, con un deje de Chiquito de la Calzada que las chicas extranjeras ni por asomo captan, y pronuncia a su manera el largo apellido de la cantante: ¡°Gud-mos-don-tir¡±, ¡°Gus-tin-mon-dir¡±. Me viene a la cabeza el sketch en que Martes y Trece imitaba a una Mar¨ªa Jos¨¦ Cantudo que luchaba en vano por decir correctamente ¡°metamorfosis¡±. Contin¨²a el humorista insertando su terminolog¨ªa particular (¡°estoy medio merilota¡±; ¡°en esa pel¨ªcula yo hac¨ªa de cegarruta¡±) y, para entonces, la estadounidense ya se ha ido, aburrida e inc¨®moda por no entender nada. A m¨ª me invade una oleada de verg¨¹enza, tanto al reconocer lo mucho que gozo de un humor que encuentro fuertemente identitario como al comprobar lo ininteligible que les resulta a ellas. Lo que sent¨ª en aquel momento ten¨ªa que ver con una de las caracter¨ªsticas esenciales del humor: su fuerte v¨ªncu?lo con las comunidades construidas socialmente, tanto territoriales como generacionales. Esos minutos de parodia conten¨ªan un curso acelerado de residencia en este pa¨ªs y de pertenencia a una generaci¨®n.
Como vemos, las gansadas audiovisuales, como las gr¨¢ficas o escritas, son productos culturales que hablan con elocuencia de la sociedad en la que se ha producido; por lo tanto, merecen ser estudiadas y expuestas. De esto se ha hecho eco el Centro de Arte Dos de Mayo de M¨®stoles (CA2M), con la exposici¨®n Humor absurdo. Una constelaci¨®n del disparate en Espa?a. Su comisaria, Mery Cuesta, buscaba una perspectiva generacional: ¡°Tanto los cinco asesores especialistas en distintos temas que seleccion¨¦ como yo nacimos en los a?os setenta. Es el momento de que nuestra generaci¨®n revise el discurso sobre las nuevas producciones del humor en Espa?a: se ha quedado en el an¨¢lisis de los humoristas de La Codorniz, pero m¨¢s all¨¢ de Neville o Jardiel Poncela no se ha llevado a cabo una reflexi¨®n en profundidad¡±.
El humor absurdo en el que se centran la exposici¨®n y su cat¨¢logo, coeditado por el CA2M y la editorial Astiberri, est¨¢ lejos de la imitaci¨®n del pol¨ªtico de turno o de las celebridades de los programas de cotilleos. De hecho, la sociedad est¨¢ cada vez m¨¢s fragmentada en gustos y en posibilidades de elecci¨®n de entretenimiento. De ah¨ª que ese saber, todos al un¨ªsono, qui¨¦n es Lauren Postigo o Samantha Fox se encuentre en v¨ªas de extinci¨®n. Las pr¨¢cticas del humor absurdo en Espa?a est¨¢n tambi¨¦n a mucha distancia de las de ese humor costumbrista e inmovilizador que estereotipa con trazo grueso, si bien la absurdidad coquetea en ocasiones con arquetipos como el del paleto, pero llev¨¢ndolo a su faceta m¨¢s surreal, como hace Jos¨¦ Luis Cuerda con los personajes de Amanece que no es poco y Ernesto Sevilla cuando encarna a Ga?¨¢n en La hora chanante.
La gansada audiovisual, gr¨¢fica o escrita es un producto que habla con elocuencia de la sociedad
Una de las ideas que vertebra la exposici¨®n es la del humor nuevo. No porque la muestra se centre en la comedia de hoy, sino porque toma como figura clave del humor absurdo a Ram¨®n G¨®mez de la Serna, para quien lo nuevo siempre fue un faro a seguir, cosa coherente en un vanguardista como ¨¦l. La manera de exponer lo humor¨ªstico es otro de los aspectos a los que la comisaria ha dado m¨¢s vueltas: ¡°He intentado respetar la naturaleza de donde se extrae este material, que tiene que ver con lo popular, la calle, la transmisi¨®n oral¡ La idea es no embalsamar las piezas al exponerlas, porque se desnaturalizan, si bien hay algunos efectos personales que funcionan como fetiche. Por ejemplo, la camisa de Chiquito de la Calzada¡±.
Al ser el collage uno de los procedimientos m¨¢s empleados en las vanguardias, lo es tambi¨¦n en esta exposici¨®n de humor absurdo. Su nutrida presencia incluye sorpresas como los que firma Mill¨¢n Salcedo, de Martes y Trece. ?l tambi¨¦n integra el cuadro de honor del gran abanico de voces popularizadas a trav¨¦s de las pantallas. La enunciaci¨®n es esencial en la comedia, aunque en las pr¨¢cticas humor¨ªsticas de Espa?a asistir a una conversaci¨®n ordenada no resulte sencillo. ¡°?C¨®mo va a haber organizaci¨®n en la pol¨ªtica espa?ola si no la hay ni siquiera en las conversaciones?¡±, se preguntaba Ortega y Gasset en Espa?a invertebrada. Ese horror vacui sonoro en el que las personas hablan interrumpi¨¦ndose y con atropello se deja ver en escenas de Pl¨¢cido de Berlanga y en cientos de sketches de comedia espa?ola televisiva. Pero el referente m¨¢s antiguo de cuantos gu¨ªan la concepci¨®n de este viaje expositivo por el humor absurdo naci¨® antes de la era del cine. Es Goya, representado a trav¨¦s de sus Disparates, que nos llevan directamente a la tradici¨®n carnavalesca y a Rabelais, conectados estrechamente con el absurdo.
La exposici¨®n integra la representaci¨®n de dos espacios: el bar y la oficina. En palabras de Mery Cuesta, ¡°en ambos espacios se establecen los extremos del humor de la sociedad espa?ola. El territorio diurno (los bancos, los ministerios¡) aparece como espacio de doblegamiento enfrentado a la taberna como terreno de lo nocturno y lo instintivo¡±. Pero sabemos que el bar espa?ol no siempre equivale al caf¨¦ parisiense chic donde uno acude a dejarse ver: es m¨¢s bien ese bar-tabac a?ejo que obra como refugio improvisado. Precisamente, es en una de las variantes menos apetecibles del sector hostelero, las cafeter¨ªas impersonales de franquicia, donde el artista del humor Miguel Noguera, tambi¨¦n presente en esta muestra, trabaja sus ideas, en estrecha conexi¨®n con las greguer¨ªas ilustradas de G¨®mez de la Serna. Y es, precisamente, para escapar del tedio y de la alienaci¨®n provocados por lo cotidiano, que Noguera y otros maestros de esta corriente humor¨ªstica proponen a menudo una opci¨®n clara y contundente: convertir en experiencia extrema ese peque?o ritual descabellado, esa acci¨®n infraordinaria en la que casi nadie repara.
A Mery Cuesta y sus asesores les debemos el rescate de la collagista y pintora Amparo Segarra, pues es suya la imagen del cartel y de la cubierta del cat¨¢logo, pero tambi¨¦n el de otras mujeres ins¨®litas, como la humorista canaria Mar¨ªa Dolores de la Fe. Su redescubrimiento nos invita a reflexionar sobre el puesto marginal que el humor femenino ha ocupado en Espa?a. Entre otras cosas, por el temor instalado socialmente a la incompatibilidad de ser graciosa a la vez que atractiva y deseada. Sin duda, el humor absurdo sigue siendo una caudalosa fuente de material para pensar y para re¨ªr, aunque la carcajada f¨¢cil haya dejado de ser la c¨²spide so?ada de lo humor¨ªstico.
¡®Humor absurdo: una constelaci¨®n del disparate en Espa?a¡¯. CA2M. M¨®stoles (Madrid). Del 31 de enero al 28 de junio.
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