La alfombra roja se queda en blanco
La actriz Greta Fern¨¢ndez triunfa al arriesgar y la moda espa?ola gana protagonismo
La alfombra roja de los Goya cumple varias funciones. La primera, casi cat¨¢rtica: justificar una competici¨®n paralela, m¨¢s cercana a Miss Espa?a y al patio de vecinos que a unos premios cinematogr¨¢ficos. Se trata de un debate que se plantea en torno a tres preguntas de altura que animan cualquier conversaci¨®n digital y anal¨®gica el d¨ªa posterior: ?qui¨¦n iba m¨¢s guapo? (es una cuesti¨®n subjetiva); ?qui¨¦n iba hecho un cuadro? (¨ªdem) y ?qui¨¦n era el m¨¢s elegante? (un premio que deber¨ªa compartirse con el estilista, el maquillador y el peluquero).
Pero, adem¨¢s de entretener, la alfombra roja es una de las herramientas de promoci¨®n m¨¢s poderosas tanto para el artista como para la marca que lo viste. Que se lo digan a Jennifer L¨®pez y a Versace. La actriz caus¨® tal impacto al acudir a los Premios Grammy de 2000 estrat¨¦gicamente cubierta por un vestido de la firma italiana que oblig¨® a Google a crear un buscador de im¨¢genes para satisfacer la abrumadora demanda de sus fotograf¨ªas. Hacer bien la alfombra roja es un arte, pero tambi¨¦n un trabajo. Y, como tal, tiene sus maestros, sus profesionales y sus amateurs.
Entre las primeras, Pen¨¦lope Cruz, ineludible de Ralph & Russo, que combinaba trasparencias, flores bordadas y un generoso escote. Tambi¨¦n, Najwa Nimri, vestida con una maravillosa t¨²nica de Loewe, que conjuraba la maldici¨®n de la princesa Disney. Esa que identifica elegancia con pedrer¨ªa, tules y mo?os italianos, y que se apoder¨® de actrices como Natalia de Molina, de Oscar de la Renta, o Ruth Gabriel, de Esther Noriega. Sobrevivir a este arquetipo tan manido sin resultar cursi est¨¢ al alcance de muy pocas. Entre ellas Nieves ?lvarez, impresionante con un dise?o de Alberta Ferretti hecho ex profeso para ella y joyas de Bulgari que hab¨ªan sido propiedad de Gina Lollobrigida. A otra gran estrella ¡ªSara Montiel¡ª pertenec¨ªa el vestido de la periodista Mar¨ªa Casado.
Tambi¨¦n certera estaba Paz Vega, con una pieza de manga larga y l¨ªneas rectas en blanco, uno de los colores m¨¢s populares de la noche, al que tambi¨¦n se apunt¨® Eduardo Casanova, con un esmoquin con faj¨ªn y foulard de cola de Man's Concept. Como B¨¢rbara Lennie, con un Carolina Herrera de corte imperio y tirantes que evocaba Desayuno con diamantes. ¡°Esto parece una boda ibicenca¡±, bromeaba Nimri. De blanco iban adem¨¢s Cristina Brondo y Carmen Arrufat, nominada a mejor actriz revelaci¨®n por La inocencia, ambas con elaborados dise?os de Teresa Helbig. La catalana fue una de las creadoras que m¨¢s invitados visti¨® en una noche en la que las firmas espa?olas tuvieron una presencia protagonista. Empezando por Antonio Banderas, que escogi¨® un esmoquin a medida de Emidio Tucci.
Para acertar ¡ªel s¨¢bado qued¨® patente otra vez¡ª no basta con escoger una creaci¨®n de alta costura de una gran firma como Elie Saab (Silvia Abascal, Goya Toledo) o Dior (Maribel Verd¨², Juan Diego Botto). El uniforme oficial de la alfombra roja ¡ªpalabra de honor, falda sirena y colores planos¡ª resulta ya tan poco emocionante como f¨¢cilmente olvidable. Y, al final, el objetivo es perdurar en la retina del espectador cuando llegue a la m¨¢quina de caf¨¦ de la oficina al d¨ªa siguiente. ?Estaba elegante Marta Nieto con su dise?o asim¨¦trico en blanco y negro de Jorge Acu?a? Por supuesto. Tambi¨¦n Bel¨¦n Cuesta, con un cl¨¢sico Pertegaz, o Clara Lago, de Oscar de la Renta. Pero quiz¨¢ se recordar¨¢n y se comentar¨¢n m¨¢s las perlas que decoraban el rostro de Greta Fern¨¢ndez y que formaban parte de un rompedor maquillaje de Chanel: el complemento perfecto para un vestido de encaje blanco de Gucci, elaborado en organd¨ª de seda con falda plisada e inserciones de encaje. La elecci¨®n de Fern¨¢ndez fue una de las pocas que recordaba al espectador que estamos en la era de Rosal¨ªa y no en la de Rita Hayworth.
Menci¨®n aparte merece tambi¨¦n el maquillaje de Javier Ambrossi y Javier Calvo, con carm¨ªn, ojos ahumados y trajes de Lanvin. Como ya viene siendo tradici¨®n, los directores se encuentran entre los hombres m¨¢s interesantes de toda la gala. Intentar actualizar el esmoquin y no caer en lo circense es una tarea delicada. Miguel ?ngel Mu?oz opto por las solapas brillantes de la firma Dsquared2; F¨¦lix G¨®mez por el terciopelo azul de Lander Urquijo; y Asier Etxeandia defiende con naturalidad una camisa de cuellos rom¨¢nticos de Ana Locking. Pero es Bob Pop quien arrasa apost¨¢ndolo todo a la lentejuela, como su compa?era sobre el escenario, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde vestida de Devota & Lomba.
La alfombra roja tambi¨¦n fue una herramienta para lanzar otros mensajes m¨¢s all¨¢ del est¨¦tico. Adolfo Dom¨ªnguez visti¨® a tres actores gallegos con prendas de colecciones pasadas: Benedicta S¨¢nchez, nominada a mejor actriz revelaci¨®n por Lo que arde, luc¨ªa una creaci¨®n de hace 30 a?os; Luis Tosar llevaba un esmoquin que la firma le confeccion¨® a medida hace dos a?os; y Mar¨ªa Luisa Mayol, un vestido drapeado que tambi¨¦n pertenece al archivo de la casa. Vanesa Lorenzo se uni¨® a esta reivindicaci¨®n sostenible con un Givenchy vintage. El mensaje era claro: el buen dise?o, el que nunca pasa de moda, puede y debe reutilizarse. Sobre todo cuando en las alfombras rojas el tiempo parece haberse detenido en torno a 2005.
Babelia
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