Os¨ªas Stutman, el eterno redescubierto
El poeta bonaerense, contempor¨¢neo de Alejandra Pizarnik, m¨¦dico como William Carlos Williams y neoyorquino de adopci¨®n forzada por el exilio, espera, a sus 87 a?os, dejar de ser el secreto mejor guardado de la literatura argentina

El poeta argentino Os¨ªas Stutman (Buenos Aires, 1933) es casi una criatura mitol¨®gica. El bardo que, como su inventado poeta rom¨¢ntico, Fulgencio Linares, podr¨ªa no existir. No en vano, sus apuntes biogr¨¢ficos lo sit¨²an en todas partes, en los momentos clave, oculto a simple vista. Su nombre y sus versos figuraron en la legendaria Antolog¨ªa de poes¨ªa nueva en la Rep¨²blica Argentina (1961) de Juan Carlos Martelli, junto a los de los hoy cl¨¢sicos Alejandra Pizarnik y Juan Gelman. Si no ha llegado a¨²n a tener la consideraci¨®n de aquellos, si no la tuvo entonces, fue porque desapareci¨®. Despu¨¦s de aquello, no estuvo en ninguna parte, po¨¦ticamente hablando, durante 30 a?os. En realidad, s¨ª lo estuvo, y nada menos que en el centro del mundo: Nueva York. S¨®lo que no escribiendo. Encerrado en un laboratorio. Como William Carlos Williams, Stutman fue m¨¦dico siendo poeta. Inmun¨®logo. As¨ª, durante el d¨ªa, en la ciudad que nunca duerme, vest¨ªa bata blanca y, por la noche, trataba de toparse con Dylan Thomas en el White Horse, o con su admirada Djuna Barnes ¡ª¡°ten¨ªa dentro una creatividad infinita¡±¡ª en cualquier parte, sin ¨¦xito.
Sus versos se quedaron apagados durante 30 a?os: ¡°El mundo de la ciencia es tan competitivo que solo pod¨ªa trabajar¡±
¡°Oh, no exactamente. El d¨ªa en que fui en busca de Dylan Thomas al White Horse, acab¨¦ top¨¢ndome con Frank O¡¯Hara¡±, confiesa, el eterno redescubierto, ante la chimenea apagada de su c¨¦ntrico piso barcelon¨¦s, un d¨ªa de principios de este a?o 2020. Ya en Buenos Aires estaba acostumbrado a una vida bohemia que, dice, en Nueva York creci¨® exponencialmente. ¡°La vida cultural en Nueva York es descomunal¡±, asegura. Ante ¨¦l hay una peque?a mesa de centro repleta de recortes de prensa en los que siempre parece redescubr¨ªrsele. Insiste en leer las palabras que le dedic¨® el tambi¨¦n poeta D. G. Helder en el n¨²mero 52 del rotativo argentino Diario de Poes¨ªa del a?o 2000, en las que se traza un retrato de la llamada vida galante del hoy octogenario poeta, a quien el escritor Francisco Ferrer Ler¨ªn consider¨®, en un correo electr¨®nico privado, ¡°experto en damas¡±. Se dice en dicho art¨ªculo que Stutman ¡ªOs, para los conocidos¡ª public¨® su primer poemario en 1998, en una editorial de Zaragoza. Y as¨ª fue. Se titul¨® Los fragmentos personales.
?Por qu¨¦ tan tarde? Prefiere no hablar demasiado de lo que le llev¨® a exiliarse a Estados Unidos ¡ªpas¨® unos a?os en Mine¨¢polis, el resto, en Nueva York¡ª porque tiene que ver con las dictaduras, y a¨²n vuelven a su cabeza im¨¢genes de tanques aplastando escaleras en la universidad. Aunque s¨ª habla de lo que su profesi¨®n hizo con sus versos durante esos 30 a?os de clases en Estados Unidos. Apagarlos. Por completo. ¡°El mundo de la ciencia en Estados Unidos es tan exigente, tan competitivo, que no pod¨ªa hacer otra cosa que trabajar¡±, dice. Daba clases. Investigaba. Le¨ªa. Tal vez tomase notas alguna vez. Pero no ten¨ªa tiempo de sentarse a escribir un poema. Gran escritor de notas al pie, o notas sin m¨¢s ¡ªtodo poema tiene su big bang, y ¨¦l lo confiesa en exuberantes e ingeniosas notas con aspecto de microrrelatos confesionales¡ª, Stutman se convirti¨® esos a?os en la promesa que no lleg¨® a cumplirse. Todos se preguntaban en la capital argentina qu¨¦ habr¨ªa sido de su obra y su vida de no haber tenido que marcharse.
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Porque, aunque solo hab¨ªa publicado algunos poemas aqu¨ª y all¨¢ y no hab¨ªa llegado a reunirlos en nada parecido a una antolog¨ªa, su nombre sonaba en el entonces fogoso ambiente literario de la ciudad hasta el punto de que hab¨ªa sido invitado a la famosa ¡°cena de los jueves¡± de Jorge Luis Borges por el mism¨ªsimo Borges. Cuenta, en su casa con aspecto de biblioteca ¡ªhay libros por todas partes, un inabarcable cat¨¢logo de poes¨ªa en el que parece poder encontrarse cualquier antolog¨ªa publicada¡ª, que una vez le escuch¨® leer en voz alta un p¨¢rrafo de un libro al azar cuando ya hab¨ªa perdido la vista. ¡°Su memoria era insondable¡±, apostilla. ¡°No estaba leyendo nada, por supuesto, estaba recordando lo le¨ªdo¡±. Tambi¨¦n, que jug¨® dos partidas de ajedrez con Witold Gombrowicz en la famosa, bohemia ¡°y hoy desaparecida¡± confiter¨ªa Rex de la capital argentina. Que en ambas ocasiones, el resultado fue de tablas, para desespero del genio polaco, al que luego Stutman dedicar¨ªa una serie de sonetos con los que solo pretend¨ªa combatir la baja idea de la poes¨ªa que tuvo siempre el eterno candidato al Nobel.
As¨ª, la publicaci¨®n de Mis vidas galantes. Poes¨ªas completas 1988-2008 salda una deuda hist¨®rica con su ausente figura, conocida en secreto por todos los literatos, tal y como apunta Juan Bautista Dur¨¢n, su editor, en el pr¨®logo. Stutman, el brillo de cierto a¨²n orgullo puro, infantil, en la mirada, hojea el ejemplar y se detiene aqu¨ª y all¨¢ para recordar. ¡°S¨ª, la memoria est¨¢ en el centro de mi obra, y tambi¨¦n la cuesti¨®n del g¨¦nero y su trato en el lenguaje, y la mujer, la mujer de todo tipo¡±, dice. ?Sigue escribiendo? Por supuesto. ¡°Siempre estoy tomando notas. Llevo libretitas en los bolsillos. Porque si no tomo notas, me olvido cada vez con m¨¢s facilidad de las cosas¡±. Tiene listo un monumental nuevo poema in¨¦dito, un volumen de proporciones considerables, al que ha dado en llamar Mal de Bohemia, para el que no tiene, a¨²n, editor.
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BUSCA ONLINE ' MIS VIDAS GALANTES. POES?AS COMPLETAS 1988-2008'
Autor: Os¨ªas Stutman.
Editorial: Comba, 2019.
Formato: tapa blanda (408 p¨¢ginas).
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