Desde d¨®nde mirar
Lo que m¨¢s deslumbra de ¡®La casa del padre¡¯, libro de Karmele Jaio en el que todo funciona, es el corte limpio de su inteligencia
Escrita en euskera y publicada con gran ¨¦xito en ese idioma nos llega La casa del padre, de la autora Karmele Jaio (Vitoria, 1970). Suyas son tambi¨¦n las novelas Las manos de mi madre y M¨²sica en el aire; los libros de relatos Heridas cr¨®nicas, Zu bezain ahul y Ez naiz ni, y el poemario Orain hilak ditugu. Con Las manos de mi madre, en 2008, tuvo una gran acogida tanto de cr¨ªtica como de p¨²blico, con traducciones, premio a su versi¨®n al ingl¨¦s (English Pen Award) y adaptaci¨®n al cine.
La casa del padre exhibe prosa transparente y aparentemente sencilla para explicarnos una historia personal y familiar con vocaci¨®n universal. Porque uno de los muchos logros de la novela es no limitarse a explicar un argumento y hacer veros¨ªmiles los personajes que lo hacen andar, sino tratar de mostrarnos no s¨®lo lo que les pasa sino lo que pasa, de donde viene su, nuestra, construcci¨®n identitaria como hombre y mujer dentro de una comunidad con particularidades, como la vasca. La novelista siempre nos explica el dentro y el afuera, el ego¨ªsmo individual frente al colectivo. La dolorosa p¨¦rdida pero necesaria del desgarro. Lazos que atan y ahogan, sostienen y retienen, puertas de habitaciones que un d¨ªa se cierran y lo cambian todo.
El libro se articula sobre tres voces, Ismael, novelista en bloqueo; Jasone, su mujer, pero tambi¨¦n primera lectora y correctora de sus borradores, y Libe, activista, hermana del primero y amiga de la infancia de Jasone. Alrededor de ¨¦stos, perfectamente delimitadas las figuras del padre y la madre de Libe e Ismael, el editor Jauregui o Aitor, el sobrino favorito del padre. Lo que m¨¢s deslumbra de este libro en el que todo funciona ¡ªlas interrelaciones entre personajes, la trama, el ritmo, los pellizcos de los secretos familiares que se van descubriendo como piezas de un puzle que los personajes temen completar¡ª es el corte limpio de su inteligencia.
No s¨®lo porque trata de explicar desde lo peque?o la construcci¨®n de la masculinidad y feminidad, sino la trampa ¡ªsocial, familiar, cultural y emocional¡ª en la que nos hallamos unos y otros. Jaio, con lucidez, hace que ¡ªsin ser expulsados o adheridos por panfletos, consignas o clich¨¦s¡ª estimemos qu¨¦ pasa y qu¨¦ est¨¢ cambiando. Acierta en el muestrario de personajes femeninos, todos distintos pero atrapados en la misma ¡°cucharada de miel¡±, pero acierta especialmente en el juego de espejos que plantea La casa del padre: una mujer escribiendo una novela desde la mirada de un hombre que trata de escribir una novela desde la mirada de una mujer. Y en ello, vemos su imposibilidad a menos que se cambie el lugar desde el que mirar.
Sin embargo, su brevedad ¡ª222 p¨¢ginas¡ª desdibuja aspectos de planteamiento tan ambicioso no s¨®lo sobre la construcci¨®n identitaria por raz¨®n del sexo, sino tambi¨¦n nuestra b¨²squeda de aceptaci¨®n del dios padre, editor, mentor o comunidad de acogida o el tema de la violencia masculina que no necesita matar ni dejar hematomas¡ As¨ª que al terminar La casa del padre uno piensa que la novelista vasca nos debe 50 o 60 p¨¢ginas igual de buenas que las 200 le¨ªdas.
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Autor: Karmele Jaio.
Editorial: Destino, 2020 / Libros del Elkar, 2020 (en euskera).
Formato: tapa blanda y versi¨®n e-book (222 p¨¢ginas).
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