¡®Hunters¡¯: Al Pacino a la caza de los nazis
La nueva serie de Amazon Prime Video se mueve entre la est¨¦tica de los c¨®mics y de las pel¨ªculas de acci¨®n de los a?os setenta, entre el drama y la comedia negra
"Esta historia fue inspirada por la mayor superhero¨ªna que he conocido: mi abuela". As¨ª empieza una carta que acompa?a a los primeros cap¨ªtulos de la serie Hunters facilitados por Amazon Prime Video a la prensa. En ella, David Weil, su creador, habla sobre c¨®mo su abuela fue la ¨²nica superviviente de su familia tras pasar por los campos de concentraci¨®n nazis de Auschwitz y Bergen-Belsen. Cuando ¨¦l era un ni?o, ella le contaba algunas de aquellas terribles vivencias, historias llenas de drama y terror pero tambi¨¦n que muestran la resistencia incre¨ªble del ser humano. A ¨¦l y sus hermanos, esas historias se les asemejaban a c¨®mics de superh¨¦rores, batallas entre el bien y el mal donde no hab¨ªa t¨¦rmino medio: un mundo dividido en h¨¦roes y villanos.
Es normal que en Hunters, cuyos 10 episodios se estrenan el viernes 21 en Amazon Prime Video, tenga cierto aire a c¨®mic tanto en su est¨¦tica como en esa divisi¨®n entre buenos y malos. El protagonista (interpretado por Logan Lerman) es un joven del Brooklyn de 1977 que trabaja en una tienda de c¨®mics. El asesinato de su abuela le llevar¨¢ a buscar venganza despu¨¦s de que un millonario conocido de ella le ofrezca su ayuda y la participaci¨®n en el equipo que lidera: un grupo de cazadores de nazis. Porque en ese mundo (como en el nuestro), los nazis est¨¢n por todas partes, tomando poco a poco posiciones de poder, y tienen el objetivo de instaurar el Cuarto Reich en Estados Unidos. El l¨ªder de esos cazanazis est¨¢ interpretado por Al Pacino en el que es su primer papel en una serie de televisi¨®n desde la miniserie ?ngeles en Am¨¦rica (2003).
Hunters, producida por Jordan Peele, y a juzgar por los tres episodios iniciales (el primero de ellos, de 90 minutos de duraci¨®n; el resto, de 60 minutos), se mueve en el contraste de la seriedad del drama del Holocausto en algunos flashbacks, los colores saturados, la m¨²sica disco y el pelo afro de los a?os setenta, y el estilo c¨®mic, con referencias claras a Batman, por ejemplo. El choque es mayor todav¨ªa en repentinos fragmentos humor¨ªsticos o en momentos de violenta acci¨®n. No sorprende tampoco que, en muchas ocasiones, la est¨¦tica y la ambientaci¨®n recuerde a las pel¨ªculas de acci¨®n de los setenta, algunas de las cuales protagoniz¨® el propio Al Pacino.
La est¨¦tica y esos puntuales excesos a lo Malditos bastardos no ocultan la relevancia del momento en el que llega esta serie, con la erupci¨®n de movimientos supermacistas y la extrema derecha por todo el mundo. Sus responsables destacan la base real en la que se asienta: no solo cazanazis reales, sino tambi¨¦n la Operaci¨®n Paperclip, con la que el Servicio de Inteligencia y Militar de Estados Unidos extrajo de Alemania cient¨ªficos nazis especializados en cohetes, armas qu¨ªmicas y experimentaci¨®n m¨¦dica. Porque otra de las tramas de la serie tiene como protagonista a una polic¨ªa que investiga la extra?a muerte de una cient¨ªfica.
Con todos estos ingredientes, y una vez que uno se acostumbra a la desconcertante mezcla que te puede tener con el coraz¨®n encogido en una escena y hacerte soltar una carcajada en la siguiente, el resultado es una historia entretenida y bien ejecutada. Superado el largo piloto de presentaci¨®n, la trama engancha y todo empieza a discurrir con ritmo. Un c¨®mic sin superh¨¦roes. O m¨¢s bien, con superh¨¦roes que no tienen poderes pero s¨ª grandes ansias de justicia y venganza. Y el poder m¨¢s fuerte de todos: el miedo a que lo que ocurri¨® en el pasado, vuelva a repetirse.
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