La edad de la precariedad
El calvario laboral que narra 'Instrucciones para caminar sobre el alambre', de la compa?¨ªa Cuarta Pared, es parejo al del protagonista de la pel¨ªcula 'Ladr¨®n de bicicletas'
Philip Alston, relator de la ONU sobre la miseria, sali¨® de Espa?a hace unos d¨ªas con la sensaci¨®n de que una suerte de narcisismo colectivo impide a los espa?oles percibir que el 30% de nuestros ni?os son pobres, como sus familias. La clase social es una causa invisible de discriminaci¨®n: el g¨¦nero y la raza saltan a la vista. A Alba, jovenc¨ªsima protagonista de Instrucciones para caminar sobre el alambre, le han metido en la cabeza que el esfuerzo lleva al triunfo, pero su camino est¨¢ sembrado de casillas que, como el laberinto, la c¨¢rcel o la calavera de el Juego de la Oca, le hacen perder turno o la devuelven al punto de salida.
Los hermanos Quique y Yeray Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yag¨¹e, autores de este thriller social, lo arrancan in medias res. Tras el pr¨®logo, Alba ha desaparecido, su familia la busca y los espectadores asistimos retrospectivamente a su v¨ªa crucis profesional: sucesivamente, oficia de moza de cuerda, repartidora-animadora, becaria de una agencia de publicidad, camarera de habitaciones hospitalarias, monitora deportiva¡ El solanesco cuadro laboral que el recorrido de Alba y familia va pintando entronca nuestra ¨¦poca con otras pret¨¦ritas: cuando Mariano Polo ti?e con luz roja las bicis que la escen¨®grafa M¨®nica R¨¹hle ha instalado verticalmente sobre el muro del fondo del escenario de la sala Cuarta Pared, caigo en la cuenta de que el calvario laboral de Alba es parejo al de Antonio Ricci, protagonista de Ladr¨®n de bicicletas. Ambos buscan su medio de sustento con id¨¦ntico af¨¢n e igual impotencia. Entre el hambre de la posguerra retratada por Vittorio de Sica y Cesare Zavattini y la prosperidad sin reparto de la Espa?a que retrata el equipo de Cuarta Pared, ?hay un abismo o solo un nuevo giro en la espiral del tiempo?
¡°Lo suyo no lo cura un doctor, lo cura un sindicato¡±, le observa el m¨¦dico de la Seguridad Social a la madre de Alba. Los males colectivos, vienen a decir sus autores, no se sanan solo con emprendimiento, terapias transpersonales, coaching y oraciones.
En Instrucciones para caminar sobre el alambre pesa la prolija sucesi¨®n de apartes brechtianos en los cuales varios personajes informan al p¨²blico sobre c¨®mo actuar en caso de desaparici¨®n de un ser querido. Toda instrucci¨®n aburre pronto: tambi¨¦n las que da la azafata de vuelo sobre el uso del salvavidas, por vitales que puedan ser en caso de emergencia. Quiz¨¢ con m¨²sica pasasen mejor. El inter¨¦s se aviva a cada escena dram¨¢tica. Alguna, como la citada del m¨¦dico, debe todav¨ªa encontrar su tempo justo y el tono de las veloces intervenciones con las que su protagonista es atosigado por Alba, su madre y su hermano, aunque Javier P¨¦rez-Acebr¨®n la cierre con estocada certera.
Lo m¨¢s logrado del espect¨¢culo es la secuencia cuasi cinematogr¨¢fica en la que la chica y su exjefe buscan la idea motora de una campa?a publicitaria encargada por un partido pol¨ªtico, con el fin de persuadir a la opini¨®n p¨²blica de las bondades de la reintroducci¨®n del autom¨®vil en el centro de Madrid. Mediante escenas r¨¢pidas, breves, rematadas por oscuros, Javier G. Yag¨¹e, el director, sus colaboradores en la escritura y ambos int¨¦rpretes ponen al p¨²blico al borde de sus butacas. Dentro de la coralidad que caracteriza las piezas de las trilog¨ªas de Cuarta Pared, en esta Alba se singulariza: Marina Herranz le imprime al papel relieve, vigor, ternura, velocidad de v¨¦rtigo cuando la acci¨®n lo requiere y cierto enigma. Ella es el eje motor de este tr¨¢iler. Guillermo Sanju¨¢n es un jefe l¨¢bil, calculador, con m¨¢s dobleces que una pajarita de papel, sorpendido por el talento de su becaria, pero capaz de oponerle siempre empuje id¨¦ntico al suyo. Aitor Satr¨²stegui dota a Luis, enfermo desahuciado, de una fragilidad conmovedora, cargada de convicci¨®n. A pesar de su ductilidad, encanto y oficio, Rosa Manteiga da muy joven para ser madre de Alba: deber¨ªa haber entre ambas distancia m¨¢s contrastada. A ella y a P¨¦rez-Acebr¨®n, eficaz siempre, les toca desgranar en mayor medida y en apartes sucesivos el prolijo manual de instrucciones al que el t¨ªtulo alude: algo de ello podr¨ªa recortarse.
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