Hablemos del tiempo
C¨®mo consigui¨® F¨¦lix G¨®nz¨¢lez-Torres que una valla de fondo negro, letras blancas y la tipograf¨ªa g¨®tica se convirtiera en una consigna coreada por toda una generaci¨®n
Cuando F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres coloc¨® la primera valla publicitaria con la frase It¡¯s Just a Matter of Time ten¨ªa 35 a?os y estaba en Hamburgo. Hab¨ªa recalado all¨ª tambi¨¦n porque la instituci¨®n art¨ªstica m¨¢s importante de la ciudad, el Kunstverein, le hab¨ªa propuesto participar en una colectiva llamada ?tica/est¨¦tica en tiempos de sida, tema que por aquel entonces empezaban a digerir los museos. La valla era simple: el fondo negro, las letras blancas y la tipograf¨ªa g¨®tica. Una frase con un significado intencionalmente contradictorio y polivalente que en breve se convirti¨® en una consigna coreada por toda una generaci¨®n. A Gonz¨¢lez-Torres le gustaba mucho esa idea de ser un artista infiltrado en el sistema del arte, participando de ¨¦l casi como un esp¨ªa. Siempre hab¨ªa en esa actitud medio esquiva una especie de amenaza para el mercado, una manera de buscar una narrativa sin defectos contaminada de algo social. Pronto empez¨® a poner el foco en c¨®mo la obra de arte es producida, distribuida y compartida. Buscando hacer una exposici¨®n que desapareciera empez¨® a mostrar una pila de p¨®steres que cualquiera pod¨ªa llevarse. Lo hizo en la Bienal del Whitney de 1991, donde los visitantes preguntaban a las personas de seguridad si pod¨ªan llev¨¢rselo a sabiendas de que en los museos las obras de arte no pueden tocarse. Un a?o despu¨¦s, momento en que ide¨® la obra que da t¨ªtulo a esta edici¨®n de Arco, estir¨® los l¨ªmites de lo art¨ªstico ocupando la calle y dando un nuevo significado a lo cotidiano desde una cuidada econom¨ªa de medios. En vallas publicitarias vimos tambi¨¦n la imagen de su cama desecha, otra tendi¨¦ndonos la mano o a un ave volando lejos y alto.
La frase It¡¯s Just a Matter of Time la instal¨® muchas veces despu¨¦s, en numerosas ciudades, en varios idiomas y cada vez con resonancias nuevas. Para bien y para mal. Bajo la esperanza o la aceptaci¨®n de un desenlace fatal. Las que ahora vemos instaladas en Madrid con motivo de Arco parecen presagios de los correosos momentos actuales. B¨²squenlas en la avenida de P¨ªo XII, 77; en la avenida de Logro?o, 78; en Alcal¨¢, 539, con la avenida de 25 de Septiembre, o en la calle de Arequipa, en la esquina con Torquemada. Y miren tambi¨¦n en el metro: Sevilla, and¨¦n direcci¨®n Cuatro Caminos; Diego de Le¨®n, and¨¦n direcci¨®n Arg¨¹elles; Santiago Bernab¨¦u, and¨¦n direcci¨®n Hospital Infanta Sof¨ªa, o Gregorio Mara?¨®n, and¨¦n direcci¨®n Pitis. Hay muchas diseminadas por la ciudad, buscando que alguien se las apropie bajo un punto de vista m¨¢s libre y menos prejuicioso que el que a menudo marcan las estructuras del arte. Que esa lectura la proponga una feria dice mucho de los nuevos aires que se avecinan en Arco.
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