Rebajar las expectativas
Lo m¨ªnimo que se pide al aspirante frustrado a estrella del rock es que toque bien en la boda de su amigo, y Alberto Garz¨®n ha empezado la primera canci¨®n desafinando y con la guitarra rota
Rebajar las expectativas es una de las tristezas m¨¢s pedestres del hecho de vivir. Uno puede so?ar con ser una estrella del rock, pero, tras comprar una guitarra con la paga de un mes y un amplificador con el sueldo de tres, lo normal es conformarse con tocar unas versiones de los Rolling Stones en la boda de un amigo compasivo o en el bar del barrio una noche de clientela escasa.
Eso le ha pasado a Alberto Garz¨®n. Empez¨® en pol¨ªtica con sue?os de tomar palacios de Invierno y ha rebajado sus expectativas hasta el Ministerio de Consumo, que, en el reparto de carteras de un gobierno, es el equivalente a tocar en el bar del barrio. Por suerte, Garz¨®n ten¨ªa una misi¨®n a la altura de sus ambiciones: sajar las cabezas de Medusa de las casas de apuestas. Se present¨® en su cargo blandiendo una espada y prometiendo mandobles justicieros, y quienes sufren la devastaci¨®n de la ludopat¨ªa le tuvieron fe.
Creo que nadie esperaba esta ¨²ltima rebaja de las expectativas. De la justicia mitol¨®gica se ha pasado a un decreto que no cumple ni la mitad de lo prometido y que, en esencia, va a dejar las cosas como estaban. Los estadios y las camisetas de los equipos van a seguir forrados de publicidad de casas de apuestas y seguir¨¢n emiti¨¦ndose anuncios por la tele en horarios de m¨¢xima audiencia. Dicen en el ministerio que no ha habido presiones de las empresas, lo cual convertir¨ªa a Garz¨®n en el ¨²nico ministro del mundo que no ha sido presionado por la industria que pretende regular.
Aqu¨ª acab¨® la comprensi¨®n por las rebajas. Lo m¨ªnimo que se pide al aspirante frustrado a estrella del rock es que toque bien en la boda de su amigo, y Garz¨®n ha empezado la primera canci¨®n desafinando y con la guitarra rota.
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