Mohammad Rasoulof, una vida por y para el cine
El ganador del Oso de Oro en Berl¨ªn se prepara para entrar en prisi¨®n en Ir¨¢n acusado de distribuir propaganda
A sus 47 a?os, Mohammad Rasoulof asegura que no le queda otra salida. Hace un mes, v¨ªa Skype, respondi¨® en una entrevista a The Hollywood Reporter que cuando gan¨® en el festival de Cannes de 2017 la secci¨®n Una Cierta Mirada con Un hombre ¨ªntegro, muchos amigos le recomendaron que no volviera: "Pero para m¨ª era obvio. Esta es mi casa. Nunca me he planteado abandonar Ir¨¢n". Al pisar el aeropuerto de Teher¨¢n le retiraron el pasaporte.
Cuando el s¨¢bado sus tres productores y sus actores -entre ellos su hija, Baran Rasoulof- recogieron entre l¨¢grimas el Oso de Oro de la Berlinale, eran conscientes de que la noticia supon¨ªa una enorme alegr¨ªa y a la vez condenaba a¨²n m¨¢s a Rasoulof. En esa misma entrevista, advert¨ªa: "Es un precio a pagar. Pero he decidido hablar en alto sean cuales sean las consecuencias". El cineasta, nacido en Shiraz, al sur de su pa¨ªs, y que ha vivido algunas temporadas entre Teher¨¢n y Hamburgo, ha sido muy consciente de lo que supon¨ªa filmar There Is No Evil (No hay maldad), una pel¨ªcula con la que se ha saltado la prohibici¨®n que el r¨¦gimen le impuso para hacer cine, y cuyo rodaje acab¨® el mismo d¨ªa en que apel¨® la sentencia de un a?o de c¨¢rcel, el 5 de agosto de 2019. En su camino al juzgado le acompa?aron un pu?ado de compa?eros, entre ellos el director iran¨ª m¨¢s famoso en la actualidad, Asghar Farhadi, y otro que tambi¨¦n ha sufrido las represalias gubernamentales, Jafar Panahi. Curiosamente, Panahi gan¨® tambi¨¦n el Oso de Oro, en su caso en 2015, con otra pel¨ªcula rodada clandestinamente, Taxi Teher¨¢n. El tribunal desestim¨® la apelaci¨®n y Rasoulof espera en su casa en Teher¨¢n el ingreso inmediato en prisi¨®n.
No es la primera vez que Rasoulof, un cineasta bien conocido en los festivales de todo el mundo, ha sido condenado. Ni que abandona la alegor¨ªa como m¨¦todo narrativo. "El estilo aleg¨®rico est¨¢ enraizado en nuestra cultura, y hablamos de siglos y siglos. Sin embargo, me parece que hoy en d¨ªa se ha convertido en otra forma de sumisi¨®n, una manera de aceptar la opresi¨®n del r¨¦gimen". Por cierto, ninguna de sus pel¨ªculas ha tenido un estreno oficial en Ir¨¢n, y forman parte del inmenso mercado negro de DVD, que se escapa al escrutinio de la censura. Estudiante de Sociolog¨ªa, Rasoulof empez¨® filmando cortos y documentales hasta que debut¨® en un largometraje en 2002 con Gagooman. Tres a?os despu¨¦s, La isla de hierro ya le abri¨® al mundo festivalero internacional y, por ejemplo, gan¨® el premio especial del jurado en Gij¨®n, y el de la cr¨ªtica en Hamburgo, donde empez¨® a vivir algunos meses del a?o. Con The White Meadows concurs¨® en el certamen de San Sebasti¨¢n en 2009 y en marzo de 2010 sufri¨® la primera detenci¨®n: estaba rodando sin permisos una pel¨ªcula junto a Panahi. Sentenciado a seis a?os, esa condena se ha sumado a su otra causa pendiente.
?l sigui¨® rodando: sus siguientes tres largos -Adi¨®s (2011), Manuscripts Don't Burn (2013) y Un hombre ¨ªntegro (2017)- se proyectaron, y todos lograron premio- en Una cierta mirada en Cannes. Adem¨¢s, dirigi¨® Baad-e-daboor en 2008, un documental sobre la censura gubernamental en su pa¨ªs. En 2018 recibi¨® la Espiga de Honor de la Seminci de Valladolid y -al igual que el viernes pasado en Berl¨ªn, cuando lo hizo a trav¨¦s del m¨®vil de su hija-, respondi¨® a los periodistas por videoconferencia. All¨ª explic¨® su carrera de manera contundente: "Desde el comienzo tuve mucho cuidado. Ten¨ªa que lidiar con la censura, no molestar. Mis pel¨ªculas eran una forma de hacer llegar mi voz indirectamente al espectador, y esperar que ¨¦l entendiera mi parecer sobre la situaci¨®n de Ir¨¢n. Pero tras la detenci¨®n de 2010, el enfrentamiento que tantos a?os hab¨ªa estado evitando al final ocurri¨®. As¨ª que me dije que bueno, que como ya me ten¨ªan fichado¡ Y empec¨¦ a hacer pel¨ªculas m¨¢s directas". Y sobre su situaci¨®n, dijo en un tono sincero y doloroso: "Gracias a dios, nadie puede encarcelar mi mente. Hagan lo que hagan, no me podr¨¢n hacer callar". Su cine ha seguido viajando, pero en las presentaciones su silla est¨¢ vac¨ªa, como la de tantos otros cineastas iran¨ªes perseguidos.
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