Cuando la m¨²sica se pone m¨¢scara (y mascarilla)
De The Residents y Daft Punk a ejemplos recientes como Sia u Orville Peck, artistas de toda condici¨®n han cubierto sus rostros para actuar a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas
En la entrada de Wikipedia ¡°m¨²sicos enmascarados¡± aparece una lista con 111 nombres. Sin embargo, ya a primera vista se ve que hay importantes ausencias. Por ejemplo, no aparecen Clinic, esos visionarios de Liverpool que salen al escenario disfrazados de cirujanos en un quir¨®fano. Y tambi¨¦n que algunos de los incluidos, como Grace Jones, usaban antifaces como pieza de estilismo al nivel de las hombreras, no como forma de ocultarse, que es de lo que deber¨ªa tratar este art¨ªculo. En realidad, para lo ¨²nico que sirve esa p¨¢gina es para descartar hacer una lista m¨¢s o menos exhaustiva. Primera conclusi¨®n: hay much¨ªsimos m¨²sicos enmascarados.
Quiz¨¢s entonces lo interesante sea saber por qu¨¦ lo hacen. Aunque la respuesta parece obvia: para mantener el anonimato. ¡°Hemos venido aqu¨ª en metro, t¨ªo. En metro¡±, dec¨ªan Daft Punk en una entrevista de 2013. Su Get Lucky era un ¨¦xito global y congregaban multitudes escondidos bajo cascos de androides, pero nadie conoc¨ªa sus caras. ¡°Es genial tener una vida normal y al mismo tiempo haber creado un alter ego que es capaz de montar un espect¨¢culo¡±, explicaban con esa ligereza del que ha tenido una idea simple y genial.
Otros, m¨¢s intensos, afirman que es un mal menor. Que se esconden en defensa propia. Es el caso de Sia, que usa largos flequillos, pelucas o la bolsa de papel con la que apareci¨® en 2013 en Billboard, la revista en la que public¨® su Manifiesto anti-fama: ¡°Si alguien adem¨¢s de los famosos supiera lo que es ser famoso, nunca querr¨ªa serlo. Imaginen el estereotipo de la suegra con opiniones muy firmes y completamente desinformada y apl¨ªquenlo a cada adolescente del mundo con un ordenador. A?adan a toda la gente aburrida y a los que trabajan informando sobre los famosos. Imaginen a esa criatura, esa fuerza, critic¨¢ndote una hora al d¨ªa, todos los d¨ªas, d¨ªa tras d¨ªa¡±, escrib¨ªa la cantautora australiana.
En los setenta, antes de que los adolescentes tuvieran ordenadores, la excusa era desligar la obra del creador. Romper el clich¨¦ de la estrella del rock. Si no tiene nombre ni rostro, todo lo que importa de ¨¦l es su obra. Ese era el argumento de los padres del invento, el nombre que no puede faltar en un art¨ªculo como este: The Residents. fundados en 1974 en San Francisco mantuvieron su anonimato durante 50 a?os, bajo multitud de m¨¢scaras mientras desarrollaban una obra vanguardista y radical.
Esa l¨ªnea de argumentaci¨®n solo tiene un problema: no hay nada que llame m¨¢s la atenci¨®n que una m¨¢scara. Basta con que alguien no quiera decir qui¨¦n es para que el inter¨¦s sobre su vida privada aumente. Recuerden cuando en los noventa se extendi¨® el rumor de que Marilyn Manson era en realidad John Saviano, uno de los actores de la serie de televisi¨®n Aquellos maravillosos a?os.
La soluci¨®n ser¨ªa usar un concepto intermedio. No ocultar qui¨¦n es uno, sino minimizar su importancia disfraz¨¢ndolo como un personaje. El extraterrestre Ziggy Stardust no era m¨¢s que una m¨¢scara para David Bowie. Cuando Vincent Fournier, un veintea?ero de Detroit, se transform¨® en Alice Cooper, no usaba m¨¢scara propiamente dicha, m¨¢s all¨¢ del maquillaje negro alrededor de los ojos, pero todo estaba pensado para hacer borrar del mapa a Vincent, un tipo desgarbado y con poca presencia, para convertirlo en un personaje siniestro, sexualmente ambiguo, un tipo malo que atra¨ªa a los adolescentes porque repel¨ªa a sus madres. Bowie y Cooper eran entonces, a principios de los setenta, parte del glam rock, un movimiento que introdujo la teatralidad y los disfraces en el rock. Una rebeli¨®n festiva a los melenudos treintea?eros que se hab¨ªan adue?ado de la listas de ¨¦xitos. Una parte de aquel movimiento desembocar¨ªa en el heavy metal. En este g¨¦nero, entendido en sentido ampl¨ªsimo, los enmascarados no lo hac¨ªan para ocultarse sino para todo lo contrario, llamar la atenci¨®n. Kiss, con sus maquillajes demon¨ªacos que les tapaban la cara, fue en la segunda mitad de los setenta la banda de rock m¨¢s grande del mundo. Y a lo largo de los siguientes 40 a?os nunca han faltado metaleros escondiendo sus caras. Desde Gwar y sus disfraces de extraterrestres salidos de un c¨®mic de Conan, hasta Slipknot, con sus m¨¢scaras de asesinos en serie de una pel¨ªcula de terror.
Lleg¨® la electr¨®nica a finales de los ochenta y con ella la reivindicaci¨®n del anonimato frente a los egos rockistas. Todo val¨ªa para borrar al m¨²sico de la ecuaci¨®n. Desde discos que no daban ninguna informaci¨®n sobre su autor, hasta personajes que no se dejan hacer fotos y se esconden como el ingl¨¦s Burial. John Talabot, el seud¨®nimo con el que se reinvent¨® el catal¨¢n Oriol Riverola, ocult¨® durante a?os su cara. De la escena EDM, proclive a convertir las sesiones en actuaciones circenses, sali¨® el canadiense Deadmous5, que durante a?os pinch¨® bajo una m¨¢scara que recordaba la de Mickey Mouse o el inefable Marshmello, con su casco que asemejaba un gran malvavisco sonriente.
Como ya hemos explicado que aqu¨ª no hay sitio para todos rogamos nos permitan pasar de puntillas por otros francotiradores ocultos Los indies The Knife y Animal Collective, el genial productor MF Doom, el m¨²sico de country Orville Peck, la m¨¢scara antig¨¢s de Car Seat Headrest, o los payasos siniestros de Insane Clown Posse, con sus miles de devotos fans, los juggalos, que copian su maquillaje. Tambi¨¦n es obligado hacer una menci¨®n al nuevo talent show televisivo The Masked Singer, estremecedor carnaval en el que los concursantes se ocultan con disfraces que les cubren de los pies a la cabeza.
S¨ª, es un universo inabarcable. En realidad hay tantas razones para enmascararse como m¨²sicos que lo hacen. Pero de entre todas las ventajas de vestir una m¨¢scara hay una que casi nunca se menciona y que sin embargo, parece la principal: los disfraces no envejecen. En un mundo que premia la juventud, un m¨²sico con una m¨¢scara puede tener 20 a?os eternamente. Excepto quiz¨¢s en el caso de Alice Cooper, que hasta cuando ten¨ªa 20 a?os, parec¨ªa tener 50. Ya saben que no hay regla sin excepci¨®n.
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