Vivir es traicionarse
En ¡®Fin de temporada¡¯, donde las grandes cosas ocurren en los lugares peque?os, ser feliz es abandonar a los tuyos
En la tragedia cl¨¢sica, el mal (o, mejor dicho, la transgresi¨®n de la norma) ya ha sucedido. Es el punto previo al comienzo de la obra. En cierto sentido, los h¨¦roes tr¨¢gicos no son personajes a los que les suceden ¡°cosas del exterior¡±, sino individuos que deben preguntarse por su origen, por el comienzo del desajuste que implica su propia vida. Fin de temporada apela a esta forma arquet¨ªpica de narraci¨®n.
Juan y Rosa, una jovenc¨ªsima pareja extreme?a, viajan en coche a Portugal para que ella aborte clandestinamente. Estamos en 1977. Tienen un accidente y Juan muere. Rosa huye de su casa, de sus amigos y de su pasado. Veinte a?os despu¨¦s, Rosa y su hijo, Iv¨¢n, regentan un peque?o campin en Tarragona. Han vivido, entre tanto, en m¨²ltiples ciudades peque?as: Logro?o, Jaca, Torrelavega. ¡°La vida de esa madre y ese hijo se resum¨ªa as¨ª: siempre juntos los dos, de aqu¨ª para all¨¢, no teniendo a nadie m¨¢s¡±. Poseen ¡°un v¨ªnculo profundo, oscuro, ancestral¡±. Es el momento en que Iv¨¢n se encarna como h¨¦roe tr¨¢gico y decide resolver el enigma de su pasado. Se siente v¨ªctima de una maldici¨®n que, como en la tragedia, ¡°?empez¨® a cumplirse en el momento en que supe!¡±. Es decir, si su padre, que ten¨ªa intenci¨®n de que Rosa abortara, no hubiera muerto en el accidente, Iv¨¢n no existir¨ªa. Esta toma de conciencia lo convertir¨¢ en el agente de la propia desgracia familiar.
Si me demoro en la trama de Fin de temporada es porque Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n (Zaragoza, 1960) saca todo el partido de una situaci¨®n arquet¨ªpica. Las relaciones de los personajes ponen en juego m¨²ltiples tensiones afectivas: en primer lugar, las de un hijo que empieza a convertirse en un extra?o para su madre y para s¨ª mismo, y que descubre a la familia paterna como una tentaci¨®n de arraigo. Tambi¨¦n el desamparo de quien debe fabricarse un origen y s¨®lo encuentra azar. Y las propias tensiones de la novela de iniciaci¨®n que vive Iv¨¢n con C¨¦line, su novia francesa. E incluso de la novela del fin de una amistad, entre Rosa y su amiga Mabel, otra superviviente de un pasado inc¨®modo.
Porque en el mundo de Fin de temporada los personajes deciden separarse cuando m¨¢s profundos son los v¨ªnculos que los unen, y unirse cuando empezaban a entrever la promesa de otra vida mejor. Son peque?as relaciones afectivas de dos o tres personas que vagan por una especie de deriva en la Espa?a interior, en consonancia con la apuesta realista de Mart¨ªnez de Pis¨®n: es en los lugares peque?os y apartados de las noticias, que el autor describe con precisi¨®n para dignificarlos, donde suceden las grandes historias. Por eso puede decirse que Mart¨ªnez de Pis¨®n regresa al intenso terreno emocional de novelas como Carreteras secundarias (1996), de la que Fin de temporada es un curioso eco. Pero adem¨¢s, aunque es un maestro de la estructura, y pienso en su novela El d¨ªa de ma?ana, aqu¨ª Mart¨ªnez de Pis¨®n apuesta por una f¨®rmula repetitiva: el cambio de escenas siempre es aclarado, ya en los primeros p¨¢rrafos, por el di¨¢logo de los personajes: contextualiza, explica qu¨¦ ha sucedido entretanto. Y uno se pregunta si no hubiera sido m¨¢s eficaz pasar a estilo indirecto esta simple y forzada orientaci¨®n para un lector poco imaginativo.
No obstante, es un cr¨ªtica peque?a para una novela que desarma por su emotividad y clarividencia psicol¨®gica. Los personajes se debaten entre la fluidez y la fidelidad. Es una transgresi¨®n impl¨ªcita en cualquier vida. Vivir es traicionarse. Ser feliz es abandonar a los tuyos.
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Autor: Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n.
Editorial: Seix Barral, 2020.
Formato: tapa blanda (20,90 euros, 376 p¨¢ginas) y e-book (9,99 euros).
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