¡°Los macrofestivales no han sido trampol¨ªn para los m¨²sicos valencianos¡±
El periodista Carlos P¨¦rez de Ziriza publica ¡®Historia del pop rock valenciano en 75 nombres esenciales¡¯
El periodista valenciano Carlos P¨¦rez de Ziriza publica una antolog¨ªa de la m¨²sica popular valenciana. El libro, editado por Sargantana, repasa 60 a?os de artistas y canciones en 75 art¨ªculos. Ep¨ªgrafes con nombre propio que contienen m¨¢s de medio millar de referencias, porque a menudo esos mitos pasados y vivientes son la excusa para destapar toda una escena. De Bruno Lomas a la cantera de MySpace o de la prol¨ªfica escena jazz¨ªstica valenciana a los referentes del rap, desde Nach y hasta nuestros d¨ªas. Historia del pop rock valenciano en 75 nombres esenciales ha llegado a las librer¨ªas en mitad de un cambio de ¨¦poca, con las salas de conciertos agonizando, los festivales aplazados (tal y como los conocemos) y el streaming como hegemon¨ªa precaria. Un momento clave y un resumen esencial que sirven para comprender entre luces y sombras qu¨¦ ha sido de la m¨²sica m¨¢s popular hecha en Alicante, Valencia y Castell¨®n de un tiempo a esta parte.
Pregunta. Como en tus libros sobre el indie, el power pop o la m¨²sica disco internacional, el bestario es muy variado. Si el ¡°pop-rock¡± del t¨ªtulo se queda corto, ?estamos ante una recopilaci¨®n sobre la mejor m¨²sica popular valenciana? ?Qu¨¦ los une?
Respuesta. M¨²sica popular es un t¨¦rmino m¨¢s acertado, pero que tambi¨¦n puede inducir a alguna que otra confusi¨®n. Lo importante, lo que los une, es que todos los que aparecen tienen un car¨¢cter de pionero. Todos tienen en su biograf¨ªa la se?a de haber abierto una zanja, cada cual por distintos motivos. Eso a veces puede suceder con una banda con un solo disco, como Les Deesses Mortes. Pero la influencia de ese disco, la singularidad, la calidad y el cari?o reverencial de m¨²sicos de distintas ¨¦pocas al mismo ya justifican su aparici¨®n.
P. La m¨²sica valenciana parece dividirse en tres ¨¢mbitos: la que se mira en Madrid y la que se mira en Barcelona. Para crecer, para subsistir y teniendo que asumir a menudo discursos.
R. Es curioso porque es algo que no hab¨ªa tenido presente hasta la elaboraci¨®n de este libro. No como un hecho seleccionador. Repasar la historia de la m¨²sica popular en estos 60 a?os te lleva a transitar la industria musical y hay dos mundos. Cuando aqu¨ª no hab¨ªa la menor estructura viable para sacar cabeza y poder desarrollar una carrera, era normal que se buscara a un lado u otro. Y si tienes en cuenta de que en el ¨¢mbito catalanoparlante ha habido 30 a?os de m¨²sica proscrita, la hecha en valenciano, es normal que la subsistencia forzara una salida obligada al norte.
P. Assumir¨¤s la veu d¡¯un poble¡
R. Con la m¨²sica en valenciano ha sucedido algo singular porque ha acabado incorpor¨¢ndose a una forma de hacer y ver las cosas, una industria propia y al margen que es la catalana. Insisto, era la salida ¨²nica. Bajando al detalle, con baleares y las relaciones en torno a la lengua. Si lo que me preguntas es si eso les ha llevado en ocasiones y seg¨²n el caso a exacerbar un discurso reivindicativo identitario, estuviera en la idea original o la inquietud del grupo, creo que es evidente que se han dado casos. En otra latitud poco comparable, podemos ver un paralelismo con la lucha feminista; puede parecernos que en algunas posiciones alguien se pase de frenada, pero teniendo en cuenta de qu¨¦ situaci¨®n parten, esos cambios de gui¨®n son m¨¢s que comprensibles.
P. La tercera v¨ªa geogr¨¢fica que nos hab¨ªamos dejado sin resolver, la minoritaria, es la ap¨¢trida. Ni Madrid, ni Barcelona. ?Qui¨¦nes han sido nuestros mejores ap¨¢tridas?
R. En el libro se recogen algunos casos, los de esos m¨²sicos que, de repente, caemos en la cuenta de que son valencianos y est¨¢n desubicados de un polo u otro. Por ejemplo, Diego ¡®El Twanguero¡¯, m¨²sico internacional de largu¨ªsima trayectoria. Otros ni siquiera han cabido en el libro, como el productor Alfonso R¨®denas, que tiene sus Grammy Latinos. M¨¢s conocidos y con su ep¨ªgrafe podr¨ªamos distinguir a Carles Santos o Joan Baptista Humet, tan desclasado en lo de la lengua que public¨® indistintamente discos en valenciano y castellano, alternativamente y sin estrategia.
P. Desde la mirada sociol¨®gica, el libro es un canto a la heterodoxia. ?En comparaci¨®n a otros territorios del Estado como Andaluc¨ªa o Galicia, lo somos especialmente?
R. Precisamente, al acabar el libro he tenido ganas de leer Unha historia da m¨²sica en Galicia.1952-2018, de Fernando F. Rego. Hay una peque?a historia que para m¨ª es significativa, esa que cuenta c¨®mo en tiempos de la Movida, desde Galicia se envi¨® un tren lleno de m¨²sicos gallegos en busca de que surgiera la qu¨ªmica. Aqu¨ª lo recuerdo es que los m¨²sicos hicieron algo parecido, pero y¨¦ndose con un barco a Ibiza. Lo que est¨¢ claro es que nadie en la Comunidad Valenciana sobresal¨ªa a la hora de tomar decisiones estrat¨¦gicas y podemos intuir que la falta de un estilo definitorio, un ariete, pudo ser perjudicial.
P. Pero hemos tenido nuestras etiquetas: Rock Mediterr¨¢neo, Sonido Val¨¨ncia, Explosi¨®n Naranja¡ ?c¨®mo nos han sentado?
R. Han sido muy desiguales. La Explosi¨®n Naranja de los 90 quiso hacer la casa por el tejado. La etiqueta estaba tan destinada a fracasar como a que hoy reconozcamos que contaba con las mejores intenciones. El Sonido Val¨¨ncia qued¨® a la sombra del fen¨®meno de la Ruta, que fue mucho m¨¢s masivo y ejerci¨® una sombra insalvable. Pero el Rock Mediterr¨¢neo de Pep Laguarda, Remigi Palmero y Julio Bustamante creo que s¨ª ha sobrevivido al tiempo. No solo por sus discos, que quiz¨¢ est¨¦n entre lo mejor de lo mejor de toda esta historia, sino porque han tenido verdaderos disc¨ªpulos como ?scar Briz.
P. Lo que definitivamente no nos ha sentado ni bien, ni mal, sino que ha sobrevolado el pa¨ªs valenciano sin m¨¢s pena que gloria son los festivales de m¨²sica. A diferencia de otros territorios como Murcia, ?c¨®mo es posible que teniendo referentes europeos de este ¨¢mbito sea imposible ligar nombres a esas oportunidades de escenario?
R. El caso de Murcia es paradigm¨¢tico y nada casual. Y es el ejemplo de que aqu¨ª los macrofestivales no han sido trampol¨ªn para los m¨²sicos valencianos. Supongo que alguien se lo tendr¨ªa que hacer mirar, especialmente quien ha invertido millones de dinero p¨²blico esperando otro retorno. Los que llevamos d¨¦cadas yendo a festivales no creo que nos sorprendamos. En unos y otros hemos visto como grupos locales tocaban a las cuatro de la tarde, en un escenario incluso aislado del p¨²blico. Ver en Murcia, en los SOS o en los WAM a Varry Brava o a Second a las diez de la noche, hace diez a?os, era normal. Pero pondr¨¦ otro ejemplo para que se entienda mejor: La Habitaci¨®n Roja estaba actuando en el escenario grande del FIB en 1998. Y aqu¨ª vamos camino de los 30 a?os de festivales.
P. El libro tiene una posible lectura did¨¢ctica o documental, pero recorri¨¦ndolo del tir¨®n, sorprende la heterodoxia y sorprenden las anomal¨ªas. ?No es un ejemplo de todo ello que nuestra discogr¨¢fica m¨¢s longeva y mejor posicionada sea de heavy?
R. Es otra de esas anomal¨ªas t¨ªpicamente valencianas [r¨ªe]. Maldito Records lleva 20 a?os haci¨¦ndolo muy bien, con recorrido internacional y siempre ajena a las reivindicaciones p¨²blicas sobre la industria musical valenciana. Una discogr¨¢fica reconocida desde fuera de Espa?a, pero al final nuestros pioneros nunca son tomados como referencia. En el caso del heavy, ah¨ª est¨¢n Zarpa, que ocupan un ep¨ªgrafe del libro y que siguen en activo. De ellos a ?pera Magna, lo cierto es que ha sido una escena con una actividad constante.
P. Pese a los fogonazos de nuestras chicas yey¨¦, el peso en la Nova Can?¨® de algunas integrantes de grupos como Setze Jutges o Els Pavesos, ?el punk y la nueva ola fueron el primer gran salto de popularidad de las m¨²sicas valencianas?
R. Lo fue aqu¨ª como lo fue en Londres o en Madrid. Y est¨¢ bien que fuera as¨ª, porque lo vivimos en el momento adecuado. Estos estilos fueron el salto adelante y tuvieron esa respuesta de g¨¦nero. Ahora estoy disfrutando de ciertos paralelismos con la lectura de La venganza de las punks, de Vivien Goldman, que creo que es uno de los mejores libros musicales del a?o. Repaso a las que forman parte de esa escena, aunque no est¨¦n todas, como Amparo Durb¨¢n y Primer Aviso.
P. Las ausencias son menos de las que parecen. M¨¢s all¨¢ de los 75 ep¨ªgrafes, cada art¨ªculo es la excusa para explorar un g¨¦nero, un ambiente, una escena¡ ?Cu¨¢ntos nombres est¨¢n referenciados en total?
R. M¨¢s de medio millar. Soy consciente de que es pol¨¦mico que bandas como Orxata Sound System no tengan su entrada, pero en este caso lo que hago es acudir a ZOO para explicar hacia atr¨¢s ese fen¨®meno. Y no les quito ning¨²n m¨¦rito, porque creo que Orxata han sido una de las bandas m¨¢s pioneras e interesantes en directo, los primeros en reivindicar una serie de cosas casi innombrables en su momento.
P. Frente a las ausencias, algunas ciudades parecen sobrerrepresentadas. Es una consecuencia natural y estoy seguro que sin mencionarlas sabes a cu¨¢les me refiero.
R. Castell¨®n, con todo su entorno, y Alcoi. Es cierto que poblacionalmente lo de Castell¨®n no tiene sentido, en el mejor de los sentidos. Sus m¨²sicos han transitado estilos cl¨¢sicos desde siempre, rock, punk, blues, soul, funk¡ y luego, adem¨¢s, se han relacionado entre s¨ª con much¨ªsima personalidad. Y Alcoi tambi¨¦n es caso aparte. Es cierto que de su gran tradici¨®n industrial, su lugar en el mundo y otros condicionantes, se deriva una gran tradici¨®n musical. Hay una consciencia e identidad enormes con grupos que tienen muy presente la herencia de Ovidi Montllor como no la tienen muchos valencianos de Bruno Lomas o de Los Huracanes.
P. ?Por ¨²ltimo, hasta qu¨¦ punto ha influido en esta historia la dejaci¨®n de funciones de la Administraci¨®n o su actitud contraria?
R. Ha influido. Habl¨¢bamos antes del caso de los festivales, pero hablemos del Palau de la M¨²sica, donde pod¨ªa actuar Isabel Pantoja, pero era imposible que actuara un grupo valenciano. M¨¢s si cabe, si cantaba en valenciano. Recuerdo el concierto de Pau Alabajos all¨ª en 2012, donde grab¨® un directo. Aquello se vivi¨® como una especie de hito y yo pensaba en, otra vez, la anomal¨ªa valenciana que est¨¢bamos casi celebrando. Ahora hay m¨¢s apoyo, desde los Premis Ovidi, los Carles Santos, el papel de la radiotelevisi¨®n auton¨®mica, etc¨¦tera. Estar¨ªa bien que ese apoyo tuviera unas miras un poco m¨¢s amplias a nivel estil¨ªstico porque al final en esos reconocimientos p¨²blicos, que me parecen esenciales y que espero que sigan, se quedan fuera de la selecci¨®n aut¨¦nticas maravillas. Ni siquiera nominadas.
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