Un ¡®mir¨®¡¯ propiedad de Andr¨¦ Breton sale a subasta en Christie¡¯s
La obra es un excepcional ¨®leo de 1924, a?o decisivo de la eclosi¨®n surrealista del pintor
La sucursal londinense de Christie¡¯s subastar¨¢ el 23 de marzo cuatro importantes mir¨®s. Uno de ellos es Le Pi¨¨ge. No es habitual que salgan a subasta obras suyas de 1924, el a?o decisivo de su eclosi¨®n surrealista. Aunque no se espera que bata ning¨²n r¨¦cord, la obra tiene un gran inter¨¦s porque apenas se conservan una veintena de pinturas de aquel a?o, de las que solo hay tres en Espa?a (en el Reina Sof¨ªa, ...
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La sucursal londinense de Christie¡¯s subastar¨¢ el 23 de marzo cuatro importantes mir¨®s. Uno de ellos es Le Pi¨¨ge. No es habitual que salgan a subasta obras suyas de 1924, el a?o decisivo de su eclosi¨®n surrealista. Aunque no se espera que bata ning¨²n r¨¦cord, la obra tiene un gran inter¨¦s porque apenas se conservan una veintena de pinturas de aquel a?o, de las que solo hay tres en Espa?a (en el Reina Sof¨ªa, la Fundaci¨® Mir¨® y el Museo Thyssen). Ocho est¨¢n en colecciones particulares. El resto est¨¢n en museos como el MoMA, Guggenheim, Pompidou o Art Institute of Chicago.
La obra tambi¨¦n tiene inter¨¦s porque es un autorretrato del pintor y documenta su relaci¨®n con Andr¨¦ Breton. Mir¨® se pinta metamorfoseado en un ¨¢rbol con cabeza solar y el pene erecto, regando la tierra y desbordando energ¨ªa incontenible, dispuesto a conquistar Par¨ªs y fecundar un nuevo mundo: ¡°Para m¨ª¡±, escribi¨® con conciencia ecologista, ¡°un ¨¢rbol no es un ¨¢rbol, una cosa que pertenece a la categor¨ªa vegetal, sino algo humano, algo vivo¡±. ¡°Destrucci¨®n¡±, dijo a un amigo, ¡°casi total de todo lo que he dejado el verano pasado¡ ?Demasiado real a¨²n! Me deshago de toda convenci¨®n pict¨®rica (ese veneno)¡±.
En 1924, el movimiento dad¨¢ hab¨ªa muerto, Par¨ªs respiraba surrealismo y Breton acabar¨ªa por ganar en octubre la batalla por adjudicarse el liderazgo gracias a su c¨¦lebre manifiesto, pero ten¨ªa un serio problema. Sus seguidores eran escritores, no artistas, y fue acusado de etiquetar como art¨ªstico un movimiento solo literario. Cuando conoci¨® en 1925 a Mir¨®, se apresur¨® a ficharle y le compr¨® cuatro cuadros, entre ellos, Le Pi¨¨ge, que reprodujo en el n¨²mero cinco de la revista que divulgaba el nuevo movimiento, La R¨¦volution Surr¨¦aliste, acompa?ado con textos de Benjamin P¨¦ret y Louis Aragon.
Pieza clave
¡°Vuestra idea de que el erotismo es algo eterno, me parece excelente. Me parece muy bien que expong¨¢is Le Pi¨¨ge, pues se presta¡±, le escribe Mir¨® en una carta in¨¦dita del 26 de agosto de 1959. La obra fue una de las piezas clave de la c¨¦lebre exposici¨®n dedicada a Eros en la galer¨ªa Cordier de Par¨ªs. En 2003, cuando la inmensa colecci¨®n Breton fue dispersada en subasta con el esc¨¢ndalo del mundo cultural franc¨¦s, el cuadro fue vendido por 2,5 millones de euros, por debajo del precio de salida (pocos se atrev¨ªan a colocarlo en su sala de estar). Ahora vuelve a estar en el mercado por entre 3,4 y 5,7 millones de euros, junto a dos pinturas m¨¢s (de 1925 y 1927) y obras de Calder, Magritte, Ernst, Dal¨ª, etc. El resultado ser¨¢ un term¨®metro para medir los efectos del Brexit y la pandemia.
La subasta tiene su foco en otra pintura de Mir¨®, esta vez de 1968, Goutte d¡¯eau sur le neige rose, entre 3 y 5 millones. El cuadro, de gran belleza po¨¦tica, estaba depositado hasta el pasado a?o en la Fundaci¨® Mir¨® de Barcelona, y hac¨ªa pareja con otro similar de la colecci¨®n Katsuta, aunque colgados en salas distintas (Katsuta prohibi¨® que sus fondos se diluyeran entre el resto de lienzos).
Mir¨® tiene muchos ¨®leos de los a?os sesenta y no hab¨ªa motivos para considerarlo inexportable, pero en los ambientes art¨ªsticos de Barcelona cunde el des¨¢nimo por la constante p¨¦rdida de patrimonio art¨ªstico. En 2017 la venta de parte de la colecci¨®n personal de T¨¤pies supuso la salida de obras de Alberto Giacometti, Pablo Picasso, Joan Mir¨®, Paul Klee, Vassily Kandinsky y Mark Rothko, adem¨¢s del mir¨® que el artista regal¨® a T¨¤pies, con lo que se perdi¨® un objeto b¨¢sico en la referencia entre los dos pintores barceloneses. M¨¢s tarde, descendientes de Josep Llu¨ªs Sert vendieron obras de Calder y Masson y los Camb¨® un Botticelli.
El ¨¦xodo de obras revela la debilidad del coleccionismo espa?ol o el escaso inter¨¦s de las administraciones por alentar la compra de las obras por parte de entidades que permitan mantenerlas en el pa¨ªs. Aunque no lo declaren p¨²blicamente, en los museos hay una sensaci¨®n de agravio por el dinero derivado a mantener el alquiler de la colecci¨®n de Carmen Cervera, lo que resta recursos a una pol¨ªtica muse¨ªstica. A diferencia de la colecci¨®n Cervera, Mir¨® vendi¨® cuadros para costear la construcci¨®n de sus fundaciones e hizo una generosa donaci¨®n de obras a los ciudadanos de Barcelona. En su momento fue valorada en 27 millones de euros, pero hoy ser¨ªa dif¨ªcil de calcular. El r¨¦cord en subasta de un mir¨® est¨¢ en 29,2 millones. Y una Constelaci¨®n vendida en galer¨ªa a Laurene Powell, viuda de Steve Jobs, super¨® los 40 millones.