Treinta a?os de fascinaci¨®n por Hannibal Lecter
¡®El silencio de los corderos¡¯ cambi¨® la historia del cine de terror en 1991. La pel¨ªcula gan¨® los cinco Oscar principales y encumbr¨® a sus creadores: Anthony Hopkins, Jodie Foster y Jonathan Demme. ¡°Algo de Clarice queda en m¨ª¡±, confiesa la actriz en una entrevista con EL PA?S
¡°Empezamos a rodar. Y cuando empez¨® a hablar, Hopkins sac¨® aquel tono y aquel acento de Hannibal Lecter... Yo reaccion¨¦ sorprendida, porque no le hab¨ªa escuchado as¨ª antes. Cuando cortaron, hasta el t¨¦cnico de sonido estaba aterrado. Desde luego, le agradezco que no avisara: mi reacci¨®n fue genuina¡±, recuerda Jodie Foster en una entrevista con EL PA?S. Hace 30 a?os, en el d¨ªa de San Valent¨ªn de 1991, se estren¨® en Estados Unidos El silencio de los corderos. ...
¡°Empezamos a rodar. Y cuando empez¨® a hablar, Hopkins sac¨® aquel tono y aquel acento de Hannibal Lecter... Yo reaccion¨¦ sorprendida, porque no le hab¨ªa escuchado as¨ª antes. Cuando cortaron, hasta el t¨¦cnico de sonido estaba aterrado. Desde luego, le agradezco que no avisara: mi reacci¨®n fue genuina¡±, recuerda Jodie Foster en una entrevista con EL PA?S. Hace 30 a?os, en el d¨ªa de San Valent¨ªn de 1991, se estren¨® en Estados Unidos El silencio de los corderos. A Espa?a lleg¨® m¨¢s tarde, en septiembre, cuando ya se hab¨ªa convertido en un exitazo: fue un thriller de presupuesto contenido (19 millones de d¨®lares), que recuper¨® lo invertido en su primera semana en las salas estadounidenses (acabar¨ªa superando en todo el mundo los 272 millones de d¨®lares), y que en marzo de 1992 se convirti¨® en el tercer, y hasta ahora, ¨²ltimo largometraje en la historia del cine en ganar los cinco Oscar principales: pel¨ªcula, direcci¨®n, guion ¡ªen su caso, adaptado¡ª, actor y actriz. Y, sobre todo, cre¨® en el audiovisual la imagen moderna del psychokiller, el asesino en serie psic¨®pata que con Lecter devino en un tipo refinado, muy inteligente y g¨¦lido.
Ahora pocos lo recuerdan, pero El silencio de los corderos es una secuela. En 1986 Michael Mann adapt¨® en Hunter la primera novela de Thomas Harris de la saga de Lecter, Drag¨®n rojo, publicada cinco a?os antes. Era la primera aparici¨®n de Hannibal el Can¨ªbal, al que puso rostro Brian Cox (en esa pel¨ªcula Hannibal se apellida Lecktor, y a¨²n hoy nadie ha dado una explicaci¨®n del cambio). Fue un fracaso y Dino De Laurentiis, el productor, decidi¨® no comprar los derechos para el cine de El silencio de los corderos cuando se edit¨® en 1988. S¨ª lo hizo Gene Hackman para poder encarnar ¨¦l mismo a Lecter y dirigirla, pero su hija le advirti¨® de que llevaba demasiados personajes violentos seguidos. As¨ª que su amigo Arthur Krim, de la productora Orion Pictures, que hab¨ªa comprado a medias con ¨¦l los derechos, se qued¨® solo en el proyecto. La leyenda dice que Paul Verhoeven recibi¨® una oferta para encabezar el proyecto, hoy parece imposible que El silencio de los corderos fuera dirigido por otro realizador distinto a Jonathan Demme, que al fin y al cabo empez¨® con Roger Corman. ¡°Toc¨® todos los palos con ¨¦xito. En realidad, no se le pod¨ªa etiquetar m¨¢s all¨¢ de que no parec¨ªa muy americano. Estaba como aparte del resto del mundo¡±, recordaba Chema Prado, exdirector de la Filmoteca Espa?ola y amigo del neoyorquino, al fallecer el cineasta en 2017.
Sean Connery rechaz¨® encarnar a Lecter, y los productores pensaron en Anthony Hopkins, gracias a su interpretaci¨®n del m¨¦dico en El hombre elefante (1980). Como le explic¨® Demme, ¡°el doctor Treves es un buen hombre, al igual que Lecter, pero este est¨¢ atrapado en una mente enferma¡±. Para Clarice Starling, Demme propuso a Michelle Pfeiffer, con quien acababa de trabajar en Casada con todos. La actriz, con reticencias ante el personaje, lanz¨® un ¨®rdago: lo har¨ªa por dos millones de d¨®lares. Esa cantidad descuadraba el presupuesto y la siguiente en la lista, Foster, que ven¨ªa de ganar el Oscar con Acusados, acept¨® el reto. ¡°Yo luch¨¦ por aquel papel¡±, explica. ¡°Tuvimos una entrevista, y al acabar me dijo que era m¨ªo. A Jonathan le gust¨® mi determinaci¨®n¡±. Foster le sac¨® a Orion el compromiso de producir su primera pel¨ªcula como directora: El peque?o Tate.
¡°De aquel rodaje, y luego de la promoci¨®n, me qued¨® la imagen de un Hopkins muy humilde. ?l era un actor veterano, shakesperiano, yo era joven, en pleno crecimiento personal. Y ¨¦l venga humildad. Tanta, que me plante¨¦ si no estaba actuando. ?Qu¨¦ va! Es as¨ª¡±, apunta Foster. La entrevista tiene lugar, v¨ªa Zoom, d¨ªas despu¨¦s del aniversario y de que la revista Variety publicara una charla en l¨ªnea entre ambos int¨¦rpretes, donde Hopkins confes¨® su intimidaci¨®n tambi¨¦n aquel primer d¨ªa de rodaje ante Foster. ¡°Es cierto que ah¨ª se nota que nos queremos, que nos respetamos¡±, confirma la actriz. ¡°Mi carrera, para el p¨²blico, ha quedado ligada a la suya, y es un honor¡±. En pantalla, el asesino convicto Lecter y la joven agente del FBI Starling comparten solo cuatro secuencias; m¨¢s a¨²n, Hannibal solo aparece 24 minutos y 52 segundos. Porque en realidad, El silencio de los corderos cuenta la carrera por atrapar a otro asesino, Buffalo Bill (personaje que en su momento provoc¨® quejas del colectivo LGTBI). Pero el coraz¨®n de la trama lo impulsa la relaci¨®n entre el hombre que se comi¨® el h¨ªgado de uno del censo, ¡°acompa?ado de unas habas y de un buen Chianti¡±, y la agente de ¡°bolsos buenos y zapatos baratos¡±.
La frialdad de un ordenador
Harris bas¨® esa extra?a amistad en la del crimin¨®logo Robert Keppel y el famos¨ªsimo asesino en serie Ted Bundy, que ayud¨® a Keppel a investigar los cr¨ªmenes del asesino de Green River, en Washington. Hopkins cre¨® a Lecter como una mezcla de un amigo suyo londinense que no parpadeaba al hablar, un reptil (parpadean a voluntad) y HAL 9000, el ordenador de 2001, una odisea del espacio, fr¨ªo, inteligente y consciente de todo cuanto le rodea. Foster estuvo un tiempo con una agente del FBI, de la que cogi¨® la idea del llanto de pie al lado del coche, para descargar la tensi¨®n.
Con su violencia impl¨ªcita, con un dise?o de producci¨®n ¡ªobra de Kristi Zea¡ª basado en parte en cuadros de Francis Bacon, El silencio de los corderos es, aunque algunos lo nieguen, un filme de terror. Al acabar un pase en octubre de 1990 en la convenci¨®n ShowEast, hubo un silencio sepulcral en el patio de butacas. Ted Tally, el guionista, se volvi¨® hacia Demme y le pregunt¨®: ¡°?No crees que tal vez la pel¨ªcula provoca demasiado miedo?¡±. Aun as¨ª, Orion decidi¨® aplazar el estreno a febrero de 1991 para no molestar la promoci¨®n de otra de sus joyas, Bailando con lobos. Por eso, cuando en marzo de 1992 gan¨® los cinco Oscar (de siete candidaturas), se convirti¨® en la primera pel¨ªcula que ganaba la estatuilla principal tras haber salido en v¨ªdeo, y la ¨²nica de terror que lo ha obtenido.
Thomas Harris no quiso participar en el guion. Estaba escribiendo la tercera novela ¡ªdel cuarteto¡ª de Lecter, Hannibal, y no quer¨ªa que le contaminara la interpretaci¨®n de alguien de su personaje. Eso s¨ª, acabada la temporada de premios, envi¨® a cada ganador una botella de vino. Aunque Hopkins repiti¨® como Lecter, Foster no volvi¨® a Starling: en el cine la sustituy¨® Julianne Moore. Ahora se est¨¢ emitiendo en EE UU la serie Clarice, que se desarrolla un a?o despu¨¦s de El silencio de los corderos. Foster confiesa: ¡°No la he visto, aunque me alegra que Clarice inspire tantas adaptaciones. Es un personaje maravilloso. Lo cre¨® Harris, todas las actrices lo hemos interpretado a su medida. Pero s¨ª, la quiero, algo de Clarice queda en m¨ª¡±.
Tiramina en el men¨² del d¨ªa
?Qu¨¦ tienen en com¨²n el vino, las habas y un h¨ªgado? Pues que contienen tiramina, una monoamina que act¨²a en el cuerpo humano como un vasoactivo. Cuando Lecter explica su men¨², est¨¢ enviando otro mensaje: en aquel momento hab¨ªa abandonado su medicaci¨®n, porque la ingesta de tiramina es peligros¨ªsima para los pacientes que toman antidepresivos (especialmente los inhibidores de monoamino oxidasa), algo habitual en las instituciones psiqui¨¢tricas. Por cierto, en la novela, Harris no escribi¨® Chianti, sino Amarone, por el Amarone della Valpolicella veneciano.