Jodie Foster: ¡°La vejez me produce curiosidad¡±
Fue una ni?a criada en la gran pantalla, aunque hoy asegura que ¡°el cine como experiencia en una sala est¨¢ acabado¡±. Actriz desde los tres a?os y ganadora de dos Oscar, abandon¨® la industria tras manifestar que era lesbiana. ¡°Cada nueva entrevista me aplastaba el alma¡±, recuerda. Cinco a?os despu¨¦s, vuelve a protagonizar una pel¨ªcula, ¡®Hotel Artemis¡¯.
JODIE FOSTER ha tardado cinco a?os en volver a protagonizar una pel¨ªcula. Y hoy llega a la cita en Beverly Hills para hablar de ella. Lo hace con muletas. ¡°Una rodilla. Esquiando¡±. Es lo primero que dice al entrar en el hotel Four Seasons. Hace tiempo ya que la gran int¨¦rprete nacida hace 55 a?os en Los ?ngeles se granje¨® cierta fama de dura, y fr¨ªa, de una persona con un car¨¢cter dif¨ªcil. Pero en el t¨² a t¨² Foster resulta educada y agradable, incluso afable. Tambi¨¦n tiene unas potentes dotes de mando, algo sin duda necesario para sobrevivir en una industria en la que ella comenz¨® cuando ten¨ªa tres a?os. Ahora tiene a sus espaldas unos 40 t¨ªtulos como actriz, cuatro como directora, dos Oscar y una carrera envidiada por muchos. Especialmente por aquellos que intentan superar con ¨¦xito la dif¨ªcil transici¨®n de ni?a prodigio a protagonista de ¨¦xitos como Acusados (1988) o El silencio de los corderos (1991). Hace un lustro se alej¨® de la gran pantalla tras manifestar su homosexualidad. Entonces anunci¨® que se tomaba un tiempo. ¡°Cada entrevista me aplasta el alma¡±, explic¨®. Semanas antes del estreno en Espa?a de Hotel Artemis, cinta que supone su regreso a la actuaci¨®n, lo ¨²nico machacado es su rodilla. Su nuevo papel es el de encargada de un hospital secreto para criminales de la ciudad de Los ?ngeles en un futuro pr¨®ximo.
Jodie Foster vuelve dispuesta a comerse el mundo con una sonrisa. ¡°No hacen m¨¢s que mencionarme lo de los cinco a?os fuera del negocio. Es un mont¨®n, pero a veces cuesta mucho levantar un proyecto. Me considero afortunada por hacer pel¨ªculas personales. Especialmente como directora, no voy con lo que se lleva, con la dieta de Hollywood. Disfruto de una posici¨®n privilegiada y no necesito hacer filmes de usar y tirar o franquicias de otro. Procuro escoger historias que pueda defender, que me digan algo¡±.
?Y qu¨¦ es lo que le dijo Hotel Artemis? Me interpel¨® su originalidad. Estoy harta de ver siempre la misma pel¨ªcula. Encontr¨¦ el guion de forma misteriosa, incluso antes de que saliera a la luz, y me lleg¨® su energ¨ªa. Soy muy quisquillosa. Cada vez peor. Cada vez me lleva m¨¢s tiempo encontrar lo que quiero. Pero es que no me gusta repetirme, volver a interpretar el mismo papel. No me gusta competir conmigo misma, con mis interpretaciones anteriores. Prefiero madurar y evolucionar. Y la transformaci¨®n para este personaje, su cambio f¨ªsico, no se parece a nada de lo que he hecho nunca.
Todas las actrices por encima de los 40 buscan mejorar su imagen. ?Usted les lleva la contraria ech¨¢ndose a?os y arrugas? Me gustar¨ªa mentir y decir que para este papel fueron necesarias horas y horas de maquillaje, pero no fue para tanto. Tampoco soy una persona especialmente vanidosa, as¨ª que no tuve nada que perder. Mi carrera como actriz nunca se apoy¨® en el f¨ªsico. Nunca fui la ingenua. Ni la novia. Siempre fui, ante todo, la actriz. Mostrar arrugas ante la c¨¢mara no ha supuesto un gran reto.
?Y el hecho de sentirse m¨¢s vieja? ?De ver a su madre, a sus ancestros, en su rostro? Mi madre sol¨ªa tener la misma melena. En 10 a?os me ver¨¦ como ella. La vejez me produce curiosidad, no preocupaci¨®n. La transformaci¨®n, cambios en la piel¡ Tras disfrutar de una vida tan excitante, no me puedo quejar. Si hay algo que espero es seguir actuando cuando tenga 80. Es algo f¨¢cil de hacer.
Tras un par¨®n tan largo en su carrera, era m¨¢s factible pensar que se iba a retirar antes que verla trabajando hasta los 80. No pienso dejar de actuar. Lo que s¨ª quiero es dirigir m¨¢s. Esa era mi intenci¨®n en este tiempo.
?Qu¨¦ pas¨®? ?Hollywood ni tan siquiera deja que una mujer como Jodie Foster se ponga detr¨¢s de la c¨¢mara? Puedes decir eso. Dirig¨ª mi primera pel¨ªcula cuando ten¨ªa 27 a?os. Y desde entonces solo he rodado cuatro. El balance de mi carrera es un 90% interpretaci¨®n y un 10% realizaci¨®n. Una falta de equilibrio que he intentado remediar en estos ¨²ltimos a?os en los que adem¨¢s he firmado cuatro episodios de televisi¨®n. Lamento no haberlo hecho antes y por eso ahora me urge m¨¢s contar mis historias. No es que quiera ser prol¨ªfica. No necesito estar en las portadas de las revistas ni ser Ron Howard, o dirigir el filme m¨¢s comercial. Quiero contar mis historias.
¡°No quiero ser prol¨ªfica. No necesito estar en las portadas de las revistas ni ser Ron Howard, o dirigir el filme m¨¢s comercial. Quiero contar mis historias¡±
?Se ve mejor reflejada en aquello que dirige que en aquello que interpreta? Me suelen preguntar por qu¨¦ no escribo m¨¢s. ?Y qu¨¦ es un director sino alguien que reescribe con la c¨¢mara? En El peque?o Tate (1991), mi primera cinta, puedo ver una obra de juventud. Y tambi¨¦n me siento mal por aquellos que trabajaron conmigo por el control al que los somet¨ª, no dej¨¦ que fluyera la creatividad. El castor (2011) es mi mejor pel¨ªcula, la m¨¢s madura. Pero s¨¦ que no lo es para todo el mundo.
Hoy trabaja casi m¨¢s en televisi¨®n que en cine. ?Se acab¨® lo que se daba? El futuro de la narrativa est¨¢ en manos de los servicios de cable o de streaming. El cine como experiencia en salas est¨¢ acabado. Y tenemos que aceptarlo. La gente ve el contenido en sus tel¨¦fonos. Y nadie va al cine. Ni yo. Pero sigo siendo defensora del formato de pel¨ªcula: historias de hora y media con principio, nudo y desenlace. Veo series de televisi¨®n, pero no suelo pasar de la segunda temporada. Me gustan los personajes, pero llegado un punto no necesito saber nada m¨¢s de ellos.
La tecnolog¨ªa se le resiste. Y se nota. Foster se pelea con su m¨®vil para mandar un mensaje de texto. Lo dice en voz alta. ¡°Agarra el tel¨¦fono y llama a tu tutor ya¡±, apremia a uno de sus hijos. Probablemente es Charlie, el mayor; o quiz¨¢ Kit, el peque?o. Pero no utiliza el dictado. Ni tan siquiera a la asistente virtual Siri. Lo dice mientras lo teclea. Gru?e, pero hay algo de pose. Su vida privada fue una barrera infranqueable en las entrevistas. Ahora, la mujer que sali¨® del armario en la entrega de los Globos de Oro de hace cinco a?os hace part¨ªcipe de su vida al interlocutor sin pedirlo. ¡°Lo ¨²nico que necesito es un hijo que conteste cuando se le llama. Ya sabes lo que es eso¡±.
Solo tengo perros. Es m¨¢s sencillo. Digo: ¡°Lucy, ven¡±, y viene. ?Otra Lucy! ?Ese s¨ª que fue el amor de mi vida! Mi bulldog franc¨¦s¡ Tener hijos te cambia la vida. Y te pone los pies en la tierra. Es f¨¢cil sentirse sola en Los ?ngeles, especialmente cuando eres alguien introvertido, independiente y a quien no le gusta pedir ayuda. Y si encima eres famosa, m¨¢s. Pero mis hijos¡ Vuelvo a casa despu¨¦s del estreno, tras un d¨ªa entero de entrevistas, y mientras hago los ejercicios de rehabilitaci¨®n de la rodilla llegan con un grupo de adolescentes y empiezan el d¨ªa a medianoche. ?A medianoche! Me saquean la nevera, se ponen ciegos de algas, de orangina y de nata. Se comen lo que pillan. No me entiendas mal. Charlie tiene 20 a?os. Y Kit, diecis¨¦is y pico. No tenemos problemas m¨¢s all¨¢ de lo t¨ªpico: que lo dejan todo tirado por ah¨ª. Me canso de o¨ªr mi voz. Pero me temo que ser¨¢ as¨ª el resto de mis d¨ªas.
¡°Hay una gran belleza en el hecho de mirar atr¨¢s. Y con ello no quiero decir que cualquier tiempo pasado fue mejor. Con vivir el recuerdo me conformo¡±
?Cu¨¢l es su relaci¨®n con el cine? ?Se interesan ellos por sus pel¨ªculas? Yo no soy como Martin [Scorsese], que organiza proyecciones privadas y comentadas para su hija y sus amigos. Lo suyo es obsesi¨®n. Nosotros hablamos de cine, claro. Les gusta. Pero tienen su propia cuenta de Netflix para ver lo que quieren. Yo estoy mucho m¨¢s obsesionada por la ¨¦tica que por el cine. Nos da m¨¢s que hablar. Leemos juntos las p¨¢ginas de opini¨®n de The New York Times. O discutimos las noticias. A veces tambi¨¦n hablamos sobre pel¨ªculas, pero por su contenido social o por su marco hist¨®rico.
?Cu¨¢l es la cinta que cambi¨® su vida? Son tantas¡ El cazador me impact¨®, y muchas de la nouvelle vague. Peque?as tramas sobre gente corriente. Esas son las que m¨¢s me han cambiado.
Su discurso hace cinco a?os durante la entrega de los Globos de Oro, cuando recogi¨® el Premio Cecil B. DeMille a toda su carrera fue revelador: ¡°Este podr¨ªa haber sido un gran discurso de salida del armario. Pero yo ya hice mi salida del armario hace miles de a?os¡±. ?Existe un antes y un despu¨¦s en su vida desde aquel momento? Fue una gran noche y mi discurso fue el que fue. Habl¨® por s¨ª mismo. Cuando uno recibe un premio a toda su carrera no comenta su ¨²ltima pel¨ªcula, sino lo que ha hecho a lo largo de su vida. Y aquel fue un momento de transici¨®n, de cambio hacia un nuevo futuro. S¨¦ que hizo mucho ruido, pero no quise sumarme a ello. No hay m¨¢s que decir. No puedo estar m¨¢s que orgullosa por este absurdo trabajo que disfruto y que me ha proporcionado una vida maravillosa. El cine es mi familia, es mi vida. Me ha dado sentido como persona y tambi¨¦n he tenido que ganarme a pulso esa coherencia.
?Cu¨¢les fueron las batallas? ?Los peores momentos? Yo prefiero recordar los mejores. Soy muy nost¨¢lgica. Hay una gran belleza en el hecho de mirar atr¨¢s. Y con ello no quiero decir que cualquier tiempo pasado fue mejor, que quiera volver atr¨¢s. Con vivir el recuerdo me conformo. Mi vida en los hoteles con mi madre, haciendo nuestra colada en el ba?o y sin tan siquiera tener una neverita¡ Ten¨ªamos nuestras normas. Si com¨ªamos en la cama, pon¨ªamos la toalla para que no quedaran miguitas. Incluso en hoteles terribles, como en el que estuvimos durante el rodaje de Bugsy Malone (1976), al lado del aeropuerto y con olor a cloro, el recuerdo que guardo es el de hab¨¦rmelo pasado como nunca en mi vida.
En aquel discurso de los Globos de Oro tambi¨¦n dedic¨® unas emocionantes palabras a su madre, Evelyn Almond. Como dijo, est¨¢ perdida tras sus ojos azules, aquejada de demencia. ?Fue esa otra de las razones de su transici¨®n? Mi madre no podr¨ªa estar mejor. ?Va a acabar con todos! Es un tr¨¢nsito dif¨ªcil, y lo cierto es que su demencia est¨¢ muy avanzada. Es tremendamente duro para todos cuando nuestros padres se hacen mayores. Pero estoy muy agradecida de poder pasar tiempo con ella. Vive en su casa, como ella quiere, y no le faltan cuidados. Lo m¨¢s importante es que hace lo que quiere: ver pel¨ªculas y comer.
?Alguna vez se ha sentido como una adelantada a su tiempo? No creo que sea la persona m¨¢s adecuada para decirlo, pero echando la vista atr¨¢s algunas veces s¨ª puede parecerlo. Una de las razones por las que tuve ¨¦xito, por las que fui alguien tan fuera de la norma, es que de ni?a no me rodearon colegialas, sino mujeres que trabajaban. Como yo. Nunca intent¨¦ ser como los dem¨¢s. Simplemente lo fui.
Pero la fortaleza de los papeles que interpret¨® se adelant¨® al momento en que vivimos. Siempre imprim¨ª a los trabajos mi experiencia como persona. No busqu¨¦ la fortaleza. Solo quise papeles que no estuvieran definidos por otro. Y a veces se los tuve que quitar a un hombre.
Protagonista desde muy joven de t¨ªtulos como Taxi Driver (1976), se convirti¨® en la obsesi¨®n de John Hinckley Jr., autor a principios de los ochenta del atentado frustrado contra el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan como prueba de su amor a la actriz. Jodie Foster parece la voz perfecta para el movimiento Time¡¯s Up contra el acoso sexual puesto en marcha desde Hollywood en respuesta al caso Weinstein. Sin embargo, sus reacciones al hurac¨¢n que sacude la meca del cine han sido m¨¢s cerebrales que emocionales. No dice nada de Polanski, director con quien trabaj¨® en uno de sus ¨²ltimos t¨ªtulos como actriz ¡ªUn dios salvaje (2011)¡ª, ahora expulsado de la Academia de Hollywood por violar a una menor hace 40 a?os. ¡°La justicia a golpe de Twitter no es el camino a seguir¡±, declar¨® Foster recientemente. Est¨¢ claro que las redes sociales no le ponen nada. ¡°No voy a juzgar a nadie, porque no se puede decir que durante el tiempo que otros pierden en las redes yo salve el mundo. Simplemente, no me interesa, y no echo en falta los v¨ªdeos de YouTube con gatitos y arco¨ªris. No s¨¦ lo que hacen otros mientras yo no estoy en las redes, pero siento nostalgia por esos d¨ªas en los que no est¨¢bamos tan interconectados¡±.
?C¨®mo piensa que va a cambiar la industria tras la revoluci¨®n del #MeToo y el movimiento Time¡¯s Up? Me niego a aumentar el ruido en un momento tan importante en nuestra historia. Padecemos un exceso de declaraciones. Nadie necesita o¨ªr a otro actor hablando del tema. Necesitamos acciones. Una mayor concienciaci¨®n. Y como en todas las revoluciones, deber¨ªamos aprender de los errores cometidos por movimientos sociales anteriores. Si queremos el cambio, tenemos que hablar entre todos para buscar la reconciliaci¨®n. No lo digo yo, lo dijo Desmond Tutu durante la lucha contra el apartheid.
S¨¦ que no le gusta hablar de pol¨ªtica, pero es imposible no hacer al menos una referencia a la actual Administraci¨®n estadounidense, contra la cual se ha manifestado p¨²blicamente. Me siento muy orgullosa de ser californiana. Siempre lo he estado, pero m¨¢s ahora. Por ser parte del Estado que en este momento de la historia de EE UU marca la diferencia, tanto en la tecnolog¨ªa como en temas sociales o pol¨ªticos. Como el resto del pa¨ªs, estamos siendo empujados hacia el abismo. Pero somos los primeros en darnos cuenta de lo que pasa. Mi esperanza es que California lidere el cambio que necesitamos. Y soy muy optimista, porque el resto del pa¨ªs siempre ha mirado en esta direcci¨®n para saber hacia d¨®nde van los tiros.
?A qu¨¦ se debe su reticencia a la hora de hablar de pol¨ªtica? No me considero la portavoz de ninguna causa. Y pienso que los actores no estamos necesariamente cualificados para hablar. Somos buenos diciendo cosas sobre el cine que hacemos y me encanta participar en filmes que tienen algo que comunicar. Pero prefiero depositar mi confianza en otras v¨ªas, como la ciencia. De hecho, conf¨ªo mucho en ella, en el hecho de que las mismas investigaciones que nos han llevado hasta aqu¨ª sean la respuesta para comprender el mundo en el que vivimos y seamos capaces de cuidarlo.
En momentos de p¨¢nico, ?qu¨¦ es lo que le da la tranquilidad? Apagar la televisi¨®n y dejar de ver la CNN, para empezar. Y me gusta meditar, aunque ahora hace tiempo que no lo hago. Mi mejor forma de concentrarme, de apagar el ruido, de desconectar, es esquiar. Eso me calma. Cuando est¨¢s bajando por una colina a gran velocidad, si te pones a pensar en Trump o en cualquier otra cosa, te la das seguro.?
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