¡®Raya y el ¨²ltimo drag¨®n¡¯: una fantas¨ªa demasiado cursi

Con una historia que evita ser maniquea y con muchas dosis de aventura cl¨¢sica, Raya y el ¨²ltimo drag¨®n es el cuento de Raya, la guardiana de la piedra sagrada del drag¨®n, y su encuentro con Sisu, el ¨²ltimo de su especie. Situada en un planeta imaginario, Kumandra, donde en un tiempo muy lejano llegaron a convivir humanos y dragones, esta fantas¨ªa infantil sigue los pasos de una intr¨¦pida luchadora, de sus piedras azules y del monstruo sin forma Drunn, que primero convirti¨® en estatua a los dragon...

Con una historia que evita ser maniquea y con muchas dosis de aventura cl¨¢sica, Raya y el ¨²ltimo drag¨®n es el cuento de Raya, la guardiana de la piedra sagrada del drag¨®n, y su encuentro con Sisu, el ¨²ltimo de su especie. Situada en un planeta imaginario, Kumandra, donde en un tiempo muy lejano llegaron a convivir humanos y dragones, esta fantas¨ªa infantil sigue los pasos de una intr¨¦pida luchadora, de sus piedras azules y del monstruo sin forma Drunn, que primero convirti¨® en estatua a los dragones y ahora se ceba con los humanos. La pel¨ªcula de Paul Briggs y Dean Wellins no resulta demasiado original, pero s¨ª efectiva, gracias a una amalgama de referencias en las que casi no falta de nada. Hay secuencias muy reconocibles de Indiana Jones con instantes que es imposible no asociar a La guerra de las galaxias, como el plano de Raya surcando el desierto subida en su redonda mascota. Con esta mochila, la nueva hero¨ªna de Disney se inscribe en la lista de ni?as y mujeres valientes que la compa?¨ªa lleva tiempo explotando.

Raya y el ¨²ltimo drag¨®n se iba a estrenar el pasado mes de noviembre; sin embargo, se retras¨® por la segunda ola de la pandemia para acabar en esa doble ventana cines-plataforma que parece ser el camino elegido por la nueva normalidad de las grandes compa?¨ªas de Hollywood. Aunque la pel¨ªcula acierta en casi todos sus personajes y, sobre todo, en una banda de simp¨¢ticos secundarios, falla en su personaje central, el drag¨®n. En realidad no es un fallo, sino un calculado h¨ªbrido unicornio-drag¨®n que quiz¨¢ funciona de maravilla como peluche o como juguete, pero que no cuela demasiado como el misterioso animal mitol¨®gico cargado de tant¨ªsimas simbolog¨ªas que representa. La pel¨ªcula se inspira en una nutrida tradici¨®n popular, incluso en esos jolgorios callejeros con los que asociamos las ceremonias de los dragones orientales, pero, en su af¨¢n por convertir al personaje en un tentador pastel, lo acaba reduciendo a un estridente merengue m¨¢s cercano a la plaga de los Peque?os Pony que a un ser superior y sagrado.