Italia entierra la censura en el cine
La ley que permit¨ªa al Estado intervenir en las obras de los artistas cinematogr¨¢ficos ha sido derogada y el pa¨ªs solo clasificar¨¢ las pel¨ªculas en funci¨®n de la edad de sus espectadores
Giulio Andreotti, siete veces primer ministro de Italia y h¨¢bil cicerone de las tinieblas pol¨ªticas, tuvo otras funciones antes de llegar a ser Il Divo que lider¨® el pa¨ªs. Su modo silencioso y certero de ver el mundo, sin embargo, siempre utiliz¨® la misma ¨®ptica. ¡°La ropa sucia se lava en casa¡±, proclam¨® durante su etapa como subsecretario de la Presidencia y responsable del sector del espect¨¢culo a cuenta del neorrealismo italiano y de la pel¨ªcula ...
Giulio Andreotti, siete veces primer ministro de Italia y h¨¢bil cicerone de las tinieblas pol¨ªticas, tuvo otras funciones antes de llegar a ser Il Divo que lider¨® el pa¨ªs. Su modo silencioso y certero de ver el mundo, sin embargo, siempre utiliz¨® la misma ¨®ptica. ¡°La ropa sucia se lava en casa¡±, proclam¨® durante su etapa como subsecretario de la Presidencia y responsable del sector del espect¨¢culo a cuenta del neorrealismo italiano y de la pel¨ªcula Umberto D, de Vittorio De Sica. Seg¨²n el pr¨ªncipe de una Democracia Cristiana que hac¨ªa frente ya contra el Partido Comunista y exhib¨ªa la reconstrucci¨®n del pa¨ªs despu¨¦s de la guerra, aquella obra ofrec¨ªa una mala imagen en el extranjero. ¡°Es un p¨¦simo servicio a la patria¡±. Corr¨ªan tiempos del posfascismo todav¨ªa. Pero diez a?os despu¨¦s se aprob¨® la ley que segu¨ªa vigente a esta semana y que continu¨® hasta hace poco modulando un largo camino de censuras y recortes en el cine italiano.
Italia ha desconectado definitivamente la m¨¢quina censora. La ley que permit¨ªa imponer la mordaza sobre determinadas pel¨ªculas fue liquidada esta semana mediante decreto y sustituida por un sistema de calificaciones por edad que deber¨¢n proponer los propios productores y distribuidores. ¡°Queda abolida la censura cinematogr¨¢fica y superado definitivamente ese sistema de control e intervenci¨®n que consent¨ªa todav¨ªa al estado intervenir sobre la libertad de los artistas¡±, proclam¨® el ministro de Cultura, Dario Franceschini. Un avance relativo, ya que b¨¢sicamente desguaza una ley zombi y en desuso que, adem¨¢s, se produce justo cuando las salas de cine est¨¢n cerradas en plena pandemia. Precisamente el momento hist¨®rico en el que ha habido menos material que censurar.
Los recortes no fueron tampoco en los ¨²ltimos tiempos una pr¨¢ctica habitual. Italia solo recurri¨® a este instrumento dos veces en los pasados 25 a?os, como recuerda el director general de Cine, Nicola Borrelli. La ¨²ltima fue Morituris (2011), un filme de terror en el que se mostraban demasiadas v¨ªsceras y sangre, seg¨²n el gusto del Ministerio. ¡°El problema es que hab¨ªa secuencias particularmente sangrientas, intestinos, v¨ªsceras, cerebros¡ Pero pensamos que fue algo intencionado. Se hicieron una buena campa?a de comunicaci¨®n a costa de aquello. Bastaba muy poco para contentar a los expertos del comit¨¦¡±. Ese fue el ¨²ltimo caso, recuerda al tel¨¦fono.
El caso anterior, con algo m¨¢s de profundidad moral, tuvo que ver con la comedia Tot¨® que vivi¨® dos veces. Aqu¨ª la pel¨ªcula choc¨® con la Iglesia y con el esc¨¢ndalo cr¨®nico ante la blasfemia de un pa¨ªs que acoge en su territorio al Vaticano y algunas de las costumbres cat¨®licas m¨¢s r¨ªgidas. Un argumento parecido al que hab¨ªa motivado durante a?os tantas otras mutilaciones. La lista de pel¨ªculas denunciadas por ofensa a la moral es larga (no m¨¢s, sin duda, que la de Espa?a en los a?os del franquismo). Pasolini, que fue denunciado por casi todas sus pel¨ªculas y tuvo que modificar el guion de Accattone (1961) o recortar m¨¢s de ocho metros de Medea, ostenta el r¨¦cord: Mamma Roma (1962), La ricota (1963), Teorema (1968), El Decamer¨®n (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) o Sal¨® o los 120 d¨ªas de Sodoma (1975). Pero el inventario incluye cumbres como Blow-up, de Antonioni o, incluso, La gran comilona, de Marco Ferreri.
El manoseo de las obras de los cineastas internacionales e italianos por parte del Estado vivi¨® su momento ¨¢lgido durante la dictadura fascista (1922-1943), que lo us¨® como arma propagand¨ªstica. Es cierto que los controles empezaron a diluirse con la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n Republicana de 1948, que reconoc¨ªa la libertad de expresi¨®n. Pero muchos directores siguieron bajo el yugo de los caprichos de los censores. Bernardo Bertolucci fue uno de sus preferidos con Novecento (1976) y, especialmente, con El ¨²ltimo tango en Par¨ªs (1972), cuyos trabajos fueron destruidos alegando un delito de ¡°obscenidad¡± y a cuyo director se priv¨® de su derecho al voto durante cinco a?os.
El decreto que sustituye ahora la ley de 1962 crear¨¢ una comisi¨®n que se limitar¨¢ a catalogar las cintas por edades. La comisi¨®n estar¨¢ compuesta por 49 miembros de ¡°comprobada¡± profesionalidad del sector cinematogr¨¢fico y contar¨¢ tambi¨¦n con pedagogos y asociaciones de padres y de animalistas. Si hubiese pel¨ªculas que atentan contra los derechos de determinados colectivos o pudieran incitar al odio u otros delitos, siempre quedar¨ªa el recurso de los tribunales ordinarios, recuerda Borrelli. ¡°Siempre quedar¨¢ el c¨®digo penal. Todo el mundo puede recurrir a un juez y pedir lo que crea conveniente. Pero lo importante es que ya no puede hacerse con un acto administrativo a trav¨¦s de una estructura del ministerio¡±, se?ala. Al fin y al cabo, piensan muchos, la censura viene ya dada en formas mucho m¨¢s sofisticadas que la tijera del Estado.