El d¨ªa que el ¡®beat¡¯ Ferlinghetti pis¨® el Caf¨¦ Gij¨®n
El poeta, fundador de la librer¨ªa y editorial City Lights, fallecido en febrero, visit¨® Espa?a hace ahora 30 a?os
En 1991, el poeta Lawrence Ferlinghetti, creador de la legendaria librer¨ªa y editorial independiente City Lights, en San Francisco, visit¨® el Museo del Prado y escribi¨® un poema inspirado en la estatua de Goya que hay en una de sus puertas. ¡°Entr¨® garabateando en sus papeles¡ luego, cuando sali¨®, despu¨¦s de un par de horas maravillado, escribi¨® un poco m¨¢s, y ya lo ten¨ªa¡±, recuerda Eduardo Su¨¢rez-Galb¨¢n, quien entonces estaba al frente de la editorial Or¨ªgenes y que le hab¨ªa tra¨ªdo a Madrid sabiendo ...
En 1991, el poeta Lawrence Ferlinghetti, creador de la legendaria librer¨ªa y editorial independiente City Lights, en San Francisco, visit¨® el Museo del Prado y escribi¨® un poema inspirado en la estatua de Goya que hay en una de sus puertas. ¡°Entr¨® garabateando en sus papeles¡ luego, cuando sali¨®, despu¨¦s de un par de horas maravillado, escribi¨® un poco m¨¢s, y ya lo ten¨ªa¡±, recuerda Eduardo Su¨¢rez-Galb¨¢n, quien entonces estaba al frente de la editorial Or¨ªgenes y que le hab¨ªa tra¨ªdo a Madrid sabiendo que el beat visitaba Barcelona.
¡°Un hombre de piedra duerme o llora / justo encima de las palabras / rodeado de vampiros en vuelo¡±, dicen algunos versos de aquel texto, que luego Su¨¢rez-Galb¨¢n edit¨® en un peque?o libro, titulado La vida como sue?o real, hoy casi inencontrable, que recoge otras piezas espa?olas de Ferlinghetti. Por ejemplo, un poema a la plaza Real de Barcelona o una prosa po¨¦tica que habla de Franco, de yonquis y travestis; as¨ª como otros poemas sobre M¨¦xico o Nicaragua. ¡°Y de repente / la pel¨ªcula comienza a rodar de nuevo / sale el sol despu¨¦s de Franco / caras y figuras / reviven otra vez¡±.
El poeta estadounidense, fallecido el pasado 23 de febrero a los 101 a?os, fue una de las figuras m¨¢s notorias de la generaci¨®n beat, la primera expresi¨®n contracultural del XX, entre cuyos miembros m¨¢s destacados se encuentran Allen Ginsberg, Jack Kerouac o William S. Burroughs; aunque ¨¦l nunca fue de los m¨¢s le¨ªdos y conocidos en Espa?a. ¡°La publicaci¨®n de A Coney Island of The Mind [tal vez el libro m¨¢s reconocido del poeta, de 1958] fue una bomba at¨®mica para nuestra generaci¨®n¡±, recuerda Su¨¢rez-Galb¨¢n, de 82 a?os, nacido en Nueva York (aunque criado en Canarias y La Habana), que vivi¨® de cerca aquel movimiento y recuerda con precisi¨®n el ambiente bohemio y cultural del que fue el polo beat de la Costa Este, el barrio neoyorquino de Greenwich Village.
¡°Los a?os cincuenta hab¨ªan sido muy reaccionarios en Estados Unidos, bajo el Gobierno de Eisenhower, un militar que solo quer¨ªa jugar al golf¡±, rememora el editor, que tambi¨¦n fue profesor de la New York University por aquellos a?os, ¡°los beats trajeron la rebeld¨ªa, las drogas, el jazz, los viajes, otras formas de vivir¡±.
Era la cuarta visita del poeta a Espa?a, del 7 al 12 de mayo de 1991, que anteriormente hab¨ªa viajado a Mallorca, Nerja y varias veces Barcelona (una de ellas cuando estudiaba en Par¨ªs), fue cuando entr¨® en contacto con el cineasta Bigas Luna, que preparaba una pel¨ªcula basada en un cuento de Charles Bukowski. En esta ¨²ltima visita recit¨® en la Universidad de Barcelona, en la de Alcal¨¢ de Henares y en la Complutense de Madrid. Le sorprendi¨® que en los coloquios los estudiantes le preguntaran tanto sobre drogas, uno de los temas m¨¢s comunes en los escritores de su corriente. ¡°Creo que, de alg¨²n modo, idealiz¨® Espa?a, un lugar donde le parec¨ªa que el dinero no lo era todo y siempre hab¨ªa gente en la calle, desde la hora del desayuno hasta bien entrada la noche, porque cen¨¢bamos a las diez y media¡±, recuerda el editor, ¡°eso le encantaba¡±. Tambi¨¦n le gustaba que le llamasen Lorenzo, su nombre hispanizado.
Si en sus paseos por Barcelona Ferlinghettii tuvo predilecci¨®n por la plaza Real, en Madrid pas¨® mucho tiempo en la plaza de Santa Ana, alrededor de la estatua de Lorca, que le quedaba cerca de la pensi¨®n donde se hospedaba (no se mostr¨® muy interesado en alojarse en la Residencia de Estudiantes, prefer¨ªa algo m¨¢s callejero) y que a¨²n no estaba llena de turistas. ¡°No dejaba de escribir¡±, explica Su¨¢rez-Galb¨¢n. Tambi¨¦n visit¨® la sede de la poco m¨¢s tarde desaparecida editorial Or¨ªgenes (¡°yo no viv¨ªa de la editorial, la editorial viv¨ªa de m¨ª¡±, dice el entonces propietario), en el nada c¨¦ntrico barrio del Pilar, al noroeste de la capital. ¡°Me dijo que le recordaba a City Lights cuando empezaron, porque hab¨ªa siempre ni?os y perros por ah¨ª. Era un lugar muy de barrio, muy familiar¡±, dice. Tan familiar y barrio que en Or¨ªgenes editaban libros de cuentos infantiles escritos por taxistas. Y ten¨ªan una mesa de pimp¨®n, mucho antes de que la era Google llegara a las oficinas.
Ferlinghetti se mostr¨® muy interesado en las formas de socializaci¨®n espa?olas y, por ello, en una de esas formas m¨¢s frecuentes en la literatura: la tertulia. As¨ª que le llevaron a la del Caf¨¦ Gij¨®n. ¡°Se lo pas¨® pipa, pasar tantas horas charlando le parec¨ªa algo impensable en Estados Unidos¡±, concluye Su¨¢rez-Galb¨¢n, ¡°y eso que hab¨ªa algunos de los presentes que ni sab¨ªan qui¨¦n era Ferlinghetti. Pero como no hablaba espa?ol, por suerte, no se enter¨®¡±.