Muere el compositor y director de orquesta Crist¨®bal Halffter a los 91 a?os
Junto a sus compa?eros de generaci¨®n, el m¨²sico tom¨® desde joven el camino de la experimentaci¨®n y mir¨® a Europa para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte en pleno franquismo
Entre vi?as y la piedra de los muros de su castillo en Villafranca del Bierzo (Le¨®n) pas¨® gran parte de su vida Crist¨®bal Halffter. Pero no encerrado, sino abierto al soplo de los sonidos que ¨¦l supo imaginar para reconstruir, tras diversas cat¨¢strofes, la m¨²sica del siglo XX. Hab¨ªa nacido en Madrid en 1930 y ha muerto este domingo en Ponferrada a los 91 a?os, seg¨²n han confirmado fuentes de la f...
Entre vi?as y la piedra de los muros de su castillo en Villafranca del Bierzo (Le¨®n) pas¨® gran parte de su vida Crist¨®bal Halffter. Pero no encerrado, sino abierto al soplo de los sonidos que ¨¦l supo imaginar para reconstruir, tras diversas cat¨¢strofes, la m¨²sica del siglo XX. Hab¨ªa nacido en Madrid en 1930 y ha muerto este domingo en Ponferrada a los 91 a?os, seg¨²n han confirmado fuentes de la familia.
Perteneci¨® a una estirpe de m¨²sicos dentro de una familia que sufri¨® la sima de la guerra civil. Sus t¨ªos, Ernesto y Rodolfo, encauzaron de alguna manera su talento para la direcci¨®n y la composici¨®n como ha hecho ¨¦l despu¨¦s con su hijo Pedro Halffter Caro. Sali¨® huyendo de la Guerra Civil muy ni?o, con sus padres, que se refugiaron en Alemania hasta que termin¨® la contienda.
De regreso a Madrid, Halffter, desde muy temprano, decide seguir los pasos de sus t¨ªos y en 1947 ingresa en el Real Conservatorio de Madrid para estudiar con Conrado del Campo. El destino y la l¨®gica de los calendarios quieren que acabe en 1951, justo el a?o en que da comienzo la generaci¨®n que ha hecho historia en la m¨²sica espa?ola contempor¨¢nea con ¨¦l como uno de sus grandes referentes junto a Luis de Pablo, Carmelo Bernaola, Ram¨®n Barce, Joan Guinjoan o Ant¨®n Garc¨ªa Abril. De todos ellos fue la tarea de reconstruir, tras la brecha de la guerra y el p¨¢ramo de una Espa?a amputada de talento, una continuidad truncada en la m¨²sica. El enfrentamiento y el exilio hab¨ªan destrozado las carreras y las vidas de quienes tuvieron que refugiarse lejos, como su t¨ªo Rodolfo, en M¨¦xico, donde falleci¨® en 1987, o como Manuel de Falla, en Argentina.
V¨ªnculo con Falla
El v¨ªnculo de los Halffter con ese exilio y con Falla fue directo. De hecho, Ernesto se encarg¨® de terminar la obra inacabada del compositor andaluz, Atl¨¢ntida. De aquella senda bebi¨® el joven Crist¨®bal, quien muy pronto quiso indagar en la vanguardia. Esa inquietud le estaba vetada en las clases de Conrado del Campo. Halffter se interesaba por la Escuela de Viena ¡ªSchoenberg, Alban Berg¡ª, por Bartok, por Stravinski, a quien sirvi¨® de gu¨ªa en una visita en Madrid. ¡°Con don Conrado no se pod¨ªa hablar de estas cosas, yo los estudiaba por mi cuenta¡±.
Decidi¨®, pues, tomar muy joven el camino de la experimentaci¨®n y mirar a Europa. Concretamente a Darmstadt, donde ¨¦l y sus colegas espa?oles de generaci¨®n tuvieron una presencia activa. Supieron buscar y conectar con la corriente de su tiempo, desde la ruptura y el riesgo, para dotar de nuevos lenguajes la mermada capacidad creativa de este arte en pleno franquismo.
All¨ª se enrolaron en la escuela liderada por Wolfgang Steinecke desde 1946, quien nada m¨¢s acabar la Segunda Guerra Mundial impuls¨® un movimiento continental que deb¨ªa tambi¨¦n reconstruir desde las ruinas las nuevas sendas de la m¨²sica mundial m¨¢s rupturista y heterodoxa. Hasta all¨ª acudieron Karheinz Stockhausen, Hans Werner Henze, Luigi Nono, Xenakis, Ligeti, Messiaen, Var¨¨se, John Cage¡ En sus diatribas, discusiones, tomas de posici¨®n, muchas veces encarnizadas, participaban fil¨®sofos como el implacable Adorno en materia musical, muy a tono con actitudes ultrarradicales, como las de Pierre Boulez.
Todo ese ambiente lo explor¨® a fondo Halffter, que ya en 1952 hab¨ªa compuesto su primera obra, Ant¨ªfona Pascual, a la que hab¨ªa seguido en 1953 su Concierto para piano y orquesta y dos a?os despu¨¦s sus Tres piezas para cuarteto de cuerda. Halffter fue prol¨ªfico pero medido. En los ¨²ltimos a?os compon¨ªa entre los muros de Villafranca meticulosamente, acompa?ado siempre de su esposa, la pianista Mar¨ªa Manuela Caro y Carvajal, Marita (fallecida en 2017, con quien tuvo tres hijos: Mar¨ªa, Alonso y Pedro), concentrado con su papel impoluto y multitud de plumas y tarros de tinta china, con una dedicaci¨®n artesanal y entregada en espera de la iluminaci¨®n y el genio.
Tard¨® en adentrarse en la ¨®pera. Comenz¨® tarde, en el a?o 2000, cuando present¨® su Quijote en el Teatro Real, con un montaje de Herbert Wernicke y libreto de Andr¨¦s Amor¨®s, dirigida por Pedro, su hijo. Al universo de Cervantes sigui¨® otro encargo, L¨¢zaro, por parte de la ¨®pera de Kiel, donde tambi¨¦n estren¨® su obra basada en La novela del ajedrez, de Stefan Zweig en 2013.
La literatura y el arte fueron siempre inspiraci¨®n fundamental de su obra. Aparte de Cervantes y Zweig, busc¨® el aliento po¨¦tico de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez para Platero y yo, o de Machado, Lorca y Miguel Hern¨¢ndez para su Eleg¨ªa a la muerte de tres poetas espa?oles y a Goya para sus Pinturas negras. La base de la m¨²sica sacra la explor¨® en varias piezas y tambi¨¦n estableci¨® desde la vanguardia del dodecafonismo y el serialismo un di¨¢logo con compositores espa?oles del renacimiento o el barroco como Tom¨¢s Luis de Victoria o Juan de la Encina.
Su carrera se desarroll¨® tanto en Espa?a como en Europa, donde jug¨® un papel destacado en Alemania y Francia, sobre todo. En 1968 Naciones Unidas le encarg¨® una obra (la cantata Yes, Speak out) para conmemorar el 20? aniversario de la Declaraci¨®n de Derechos Humanos. Su preocupaci¨®n por la degradaci¨®n de los mismos quiso dejarla patente en La novela del ajedrez, su ¨²ltima gran obra estrenada. Ah¨ª acudi¨® a la alarma desesperada de Stefan Zweig y antes de estrenarla confes¨® a EL PA?S: ¡°Esta es una obra que alerta sobre los fantasmas de Europa, sobre sus locuras colectivas, sobre el riesgo de aniquilaci¨®n que ¨¦l contempl¨®¡±.