El inh¨®spito mundo de los tres pisos
Nanni Moretti describe en ¡®Tre Piani¡¯ la historia de tres familias de un bloque de viviendas que, aparentemente, se llevan bien
Durante mucho tiempo el cine de ese director tan peculiar llamado Nanni Moretti, adem¨¢s de poseer una mirada muy original sobre las personas y las cosas, de hacer retratos abarrotados de iron¨ªa acerca de situaciones turbias, lamentables o grotescas que ocurr¨ªan en su pa¨ªs, desprend¨ªa mucha gracia, estilo inmediatamente identificable, po¨¦tica de las peque?as cosas. Te hac¨ªa sonre¨ªr y re¨ªr, sal¨ªas regocijado de sus pel¨ªculas, recordabas secuencias hilarantes, te pon¨ªa de acuerdo con la vida. Todo esto alcanz¨® su cima con Caro Diario. No he vuelto a verla, pero me dej¨® un sabor tan grato como perdurable. Y de repente se volvi¨® absolutamente tr¨¢gico en La habitaci¨®n del hijo, cr¨®nica terrible sobre el inconsolable dolor que inunda a una familia con la muerte de un hijo, su infierno mental y f¨ªsico, el desaf¨ªo brutal para intentar sobrevivir a la p¨¦rdida. Era una pel¨ªcula poderosa y honda. Despu¨¦s de ella, Moretti ha seguido haciendo un cine irregular, despojado del nivel sat¨ªrico de sus comienzos.
En Tre Piani, que se ha estrenado en la secci¨®n oficial del Festival de Cannes, Moretti insiste en su condici¨®n de que el mundo puede ser un lugar inh¨®spito al contarte la historia de tres familias, vecinos en el mismo edificio y que aparentemente mantienen una relaci¨®n cordial. Describe lo que fluye en el fondo de esta gente. Habla fundamentalmente de su miedo, de la responsabilidad de ser padres, de los demonios internos que destruir¨¢n su convivencia. Un juez y su esposa rechazan a su conflictivo hijo, chaval permanentemente encabronado que conduciendo borracho se ha cargado a una mujer. Un padre obsesivo se autoconvence de que su vecino, anciano cari?oso, encantador y con lagunas mentales, puede haber abusado sexualmente de su peque?a hija. Una mujer aparentemente dulce y resignada que tiene dos cr¨ªos y cuyo marido pasa largas temporadas fuera de casa debido a su trabajo va enloqueciendo progresivamente y mont¨¢ndose un l¨ªo muy peligroso en su torturado cerebro. Una adolescente virgen y enamorada desde peque?a de su casado vecino logra seducirle y despu¨¦s le acusa de violaci¨®n. Nanni Moretti narra con fuerza y matices estas vidas que entran en convulsi¨®n, pero tambi¨¦n cree que son dignos de perd¨®n, de que todos merecen otra oportunidad para encontrar cierto equilibrio y algo de paz en su torturada existencia. Por mi parte, aunque no me entusiasme, he estado dentro de la pel¨ªcula de principio a fin. Me conformo con eso.
Sin embargo, me resulta imposible conectarme ni un m¨ªnimo de tiempo con la pel¨ªcula japonesa Drive My Car, dirigida por Ryusuke Hamaguchi, se?or cuya obra anterior elogian los de siempre. Si la he visto, no recuerdo nada de ella. Hamaguchi necesita tres horas para contarte la historia de un director de teatro especializado en Beckett y Ch¨¦jov, que lleva con estoicismo y tormento interior los sorprendentes cuernos que le ha puesto su presuntamente fiel y enamorada esposa, la muerte repentina de esta y la nueva y complicada amistad con una chica que ejerce de chofer con ¨¦l en Hiroshima. No logro llegar al final, la modorra me invade desde el principio. Qu¨¦ man¨ªa la de alargar tanto las pel¨ªculas. Le ocurre fundamentalmente a aquellas en las que el director no sabe contar una historia o esta carece del menor inter¨¦s. Por supuesto, no es el caso de Coppola en las tres grandiosas partes de El Padrino. Duran m¨¢s de nueve horas, pero no me importar¨ªa que su metraje fuera el triple.
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