La lavandera de hospital que ha ganado casi todos los premios de poes¨ªa
El prestigioso Hiperi¨®n, obtenido este a?o, es el ¨²ltimo galard¨®n en la carrera de Bego?a M. Rueda, gracias a un poemario sobre su trabajo en el Hospital Punta de Europa de Algeciras
En la lavander¨ªa de un hospital se lava el pijama de los enfermos, los uniformes de los trabajadores, las batas de los cirujanos, las mantas, las s¨¢banas sucias de sangre, de sudor, de v¨®mito, de todos los fluidos que segregan los cuerpos enfermos o los cad¨¢veres recientes. ¡°Nunca sabes nada de las personas que han utilizado esas prendas, si han muerto o si viven¡ Podr¨ªa haber sido alg¨²n ser querido. Todo eso da mucho que pensar, sobre todo la ropa de los ni?os¡±, dice la poeta Bego?a M. Rueda (Ja¨¦n, 29 a?os). E...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
En la lavander¨ªa de un hospital se lava el pijama de los enfermos, los uniformes de los trabajadores, las batas de los cirujanos, las mantas, las s¨¢banas sucias de sangre, de sudor, de v¨®mito, de todos los fluidos que segregan los cuerpos enfermos o los cad¨¢veres recientes. ¡°Nunca sabes nada de las personas que han utilizado esas prendas, si han muerto o si viven¡ Podr¨ªa haber sido alg¨²n ser querido. Todo eso da mucho que pensar, sobre todo la ropa de los ni?os¡±, dice la poeta Bego?a M. Rueda (Ja¨¦n, 29 a?os). El mundo se ve de otra manera desde la lavander¨ªa de un hospital, entre las lavadoras y las secadoras industriales, mientras entran carros de prendas sucias y salen las ropas limpias y empaquetadas. Los sudarios que envuelven el cuerpo de los difuntos es lo ¨²nico que no se lava ni se reutiliza. Afuera sucede el drama c¨®smico de la existencia: se nace y se muere, se enferma y se cura, se r¨ªe y se llora. Es decir, ah¨ª puede haber poes¨ªa.
Rueda es lavandera-planchadora en el Hospital Punta de Europa de Algeciras y desde un lugar tan inopinado ha escrito el crudo poemario Servicio de lavander¨ªa, galardonado este a?o con el premio Hiperi¨®n y publicado por esa misma editorial. En 2019, por necesidades econ¨®micas, Rueda paus¨® su carrera de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en Ja¨¦n, dej¨® a familia y a amigos, a su pareja y se fue m¨¢s al sur para ganarse la vida. Y ahora mira entrar los barcos en el enorme puerto, delante del pe?¨®n de Gibraltar, y escribe sobre su trabajo, tan prosaico. ¡°Siempre me ha parecido que la poes¨ªa tiene que visibilizar a la clase trabajadora¡ y, que yo sepa, no existen poemarios sobre este oficio¡±, explica Rueda. Lo que viene a la cabeza cuando se piensa en lavanderas en la cultura son im¨¢genes de mujeres a la orilla del r¨ªo, tendiendo las s¨¢banas blancas al viento. No es lo mismo. ¡°Son pocos los que aplauden / la labor de la mujer que barre y friega el hospital / o la de las que lavamos la ropa de los contagiados / con las manos desnudas¡±.
Rueda comenz¨® a escribir su libro en 2019, antes de la pandemia, pero cuando lleg¨® el virus fue imposible no integrarlo en sus poemas. Ah¨ª se relata el miedo ante una amenaza desconocida, la falta de recursos en los primeros compases de la tragedia, el hospital colapsado, los minutos de silencio por las compa?eras fallecidas. ¡°Junto a las mascarillas nos entregan los guantes. / Ya no me dar¨¦ cuenta de las s¨¢banas / que llegan todav¨ªa calientes / a mis manos¡±. Rueda opina que un poeta es necesariamente hijo de su tiempo.
Desde 2016, en un ejemplo de prolificidad, ha publicado siete libros y los siete gracias a un premio. En el primero, Princesa Leia (La Isla de Siltol¨¢), la poeta se dedicaba al tema espacial y de ciencia ficci¨®n, bas¨¢ndose en Star Wars, y gan¨® el II Premio de Poes¨ªa Joven Antonio Colinas. En 2019, en Reencarnaci¨®n (Ediciones Complutenses), trataba el tema de una mujer que se reencarna en diferentes momentos de la historia, y gan¨® el Primer Premio de Poes¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. Con Error 404 (Visor), gan¨® el prestigioso Premio de Poes¨ªa Ciudad de Burgos. Entre otros. Algunos de sus libros son m¨¢s conceptuales o narrativos, otras recopilaciones de poemas sin especial hilaz¨®n, m¨¢s all¨¢ de la que confiere la autor¨ªa. ¡°Intento buscar la variedad, la versatilidad¡±, dice Rueda. ¡°Es cierto que el escritor est¨¢ siempre escribiendo el mismo libro, pero hay que intentar hacerlo de maneras distintas¡±.
A pesar de sus premios y publicaciones ha notado el clasismo en el mundo po¨¦tico. ¡°Hay gente que me ha dicho que se siente decepcionada conmigo: no entienden, ¡®con lo lista que eres¡¯, ¡®con lo bien que escribes¡¯, que siga en trabajos como el m¨ªo¡±. En su libro tambi¨¦n deja constancia de los m¨¦dicos que ni siquiera saludan a las lavanderas, como si no existieran, o de los gestores que descuidan su salud. La poes¨ªa es un trabajo, pero escasamente valorado y, sobre todo, no remunerado (es dif¨ªcil, tambi¨¦n, imaginar a un poeta en jornada de ocho horas). Rueda ha tenido muchos peque?os trabajos, como camarera o pizzera en franquicias a domicilio. ¡°En algunos sitios he conocido condiciones de esclavitud pura y dura, salarios que no daban ni para llevar una vida digna¡±, relata. ¡°Escribir poemarios es un trabajo que lleva su tiempo y su esfuerzo, lo ideal ser¨ªa que estuviera bien remunerado, que yo pudiera regresar a estudiar mi carrera¡±.
En verano, en su servicio de lavander¨ªa en el hospital de Algeciras, la temperatura de d¨ªa, rodeada de m¨¢quinas en funcionamiento, puede ser incompatible con la vida humana. As¨ª que esta temporada le toca currar en el turno de noche. Algunos enfermos, cuenta en un poema, antes de fallecer, se peinan, se afeitan y se empapan en Var¨®n Dandy, ¡°como si morir / no consistiera sino en dar otro de muchos paseos / los domingos por la ma?ana¡±.
De qu¨¦ comen los poetas
Para Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, el oficio de poeta consist¨ªa en: ¡°Contemplar las palabras / sobre el papel escritas, / medirlas, sopesar /su cuerpo en el conjunto / del poema¡±, pero resulta que este oficio no suele dar de comer. As¨ª que los poetas han tenido que dedicarse a otras profesiones m¨¢s alimenticias.
Algunos se han dedicado a profesiones relacionadas con la literatura, como T.S. Eliot que, adem¨¢s de revolucionar la poes¨ªa del siglo XX, fue editor en Faber & Faber. Pero los poetas tambi¨¦n se han empleado en algunos trabajos carentes del glamur de lo literario. Entre los muchos trabajos de Charles Bukowski estuvo el de cartero y otros trabajos precarios y temporales. Jack Kerouac, antes de lanzarse a la carretera y ponerse a vagar por Estados Unidos, fue marino mercante y vigilante de bosques.
William Carlos Williams sol¨ªa practicar la medicina de d¨ªa y la poes¨ªa de noche. El precursor del fascismo italiano, el exc¨¦ntrico Gabriele D¡¯Annunzio, fue destacado militar y h¨¦roe de guerra, mientras que Blaise Cendrars transit¨® un mont¨®n de oficios inopinados: vendedor de joyas, pianista, apicultor, empleado de matadero, fogonero o cazador de ballenas. Y Jaime Gil de Biedma tuvo un trabajo tan prosaico como directivo de la empresa tabaquera familiar.
Roberto Bola?o hizo de todo, pero es especialmente c¨¦lebre su trabajo como vigilante nocturno en un c¨¢mping de la costa catalana. Tambi¨¦n en Espa?a es curioso el caso de Vicente Gallego, que ha sido portero y gog¨® de discoteca, podador de pinos o empleado en un vertedero, oficio que ejerc¨ªa cuando gan¨® el premio Loewe.