¡®Worth¡¯: el 11-S, calculadora en mano

Worth arranca con una pregunta escrita en una pizarra. Sobre el tablero, el abogado que interpreta un soberbio Michael Keaton se?ala a sus alumnos una cuesti¨®n que no pretende ser filos¨®fica: ¡°?Cu¨¢nto vale una vida humana¡±. El personaje real en el que est¨¢ inspirada esta pel¨ªcula dirigida con enorme solvencia y sobriedad por Sara Colangelo es Kenneth Feinber, el abogado experto en n¨²meros e indemnizaciones a v¨ªctimas de cat¨¢strofes que se encarg¨® de pactar...

Worth arranca con una pregunta escrita en una pizarra. Sobre el tablero, el abogado que interpreta un soberbio Michael Keaton se?ala a sus alumnos una cuesti¨®n que no pretende ser filos¨®fica: ¡°?Cu¨¢nto vale una vida humana¡±. El personaje real en el que est¨¢ inspirada esta pel¨ªcula dirigida con enorme solvencia y sobriedad por Sara Colangelo es Kenneth Feinber, el abogado experto en n¨²meros e indemnizaciones a v¨ªctimas de cat¨¢strofes que se encarg¨® de pactar con los afectados del 11-S. Un filme que reconstruye, con la ¨¦pica propia de las buenas pel¨ªculas de litigios, la peripecia profesional de un bufete ante el caso m¨¢s importante de su historia.

No es f¨¢cil hacer una pel¨ªcula sobre n¨²meros frente a sentimientos y Worth habla de ese dilema, apoyada en unos personajes bien construidos y a¨²n mejor interpretados. Junto a las presiones pol¨ªticas y econ¨®micas de semejante reto, la pel¨ªcula expone c¨®mo se negociaron unas cifras que inclu¨ªan a millonarios ejecutivos frente a pobres empleados de la limpieza. Con la calculadora en la mano y ante el atentado m¨¢s traum¨¢tico de la historia reciente de EE UU se sit¨²a Michael Keaton, que con un trabajado acento de Boston borda al protagonista del filme, el mediador que no sin cierta arrogancia se ofreci¨® para un trabajo que nadie quer¨ªa hacer: dirigir el llamado Fondo de Compensaci¨®n a las V¨ªctimas del 11-S. Cara a cara con Keaton, Stanley Tucci se mete en la piel de Charles Wolf, un hombre que se qued¨® viudo por el atentado y lider¨® los derechos de los afectados y supervivientes. Junto a estos dos grandes, otra int¨¦rprete sin tacha, Amy Ryan, da vida a la socia del hoy famoso despacho de abogados.

Resulta notable el tacto con el que la pel¨ªcula cuenta el propio atentado, evitando volver a las im¨¢genes que sacudieron el planeta. Basta un avi¨®n sobrevolando el espacio a¨¦reo de Nueva York o un muro infinito de carteles con los rostros de los desaparecidos para recordarnos esa fat¨ªdica fecha cuyas dos d¨¦cadas ahora se conmemoran. El plomizo ambiente que invadi¨® Washington y la toma de conciencia de un abogado estratega y met¨®dico, aunque poco emp¨¢tico, son el punto fuerte de esta pel¨ªcula que sin ser tan redonda como era Spotlight, de los mismos productores, tiene el valor de aproximarse desde un lugar inteligente al dolor de un suceso inabarcable.