Giacometti no acababa nunca
El actor Stanley Tucci dirige una pel¨ªcula sobre las dudas del artista suizo para rematar su retrato m¨¢s famoso
La leyenda que rodea el caf¨¦ parisiense Les Deux Magots susurra historias de intelectuales y artistas, de grandes reuniones con Rimbaud, Mallarm¨¦ o Verlaine ¡ªque ya se reun¨ªan en el local desde su apertura en 1885¡ª, de charlas y discusiones con creadores como Picasso, Hemingway, Sabato, L¨¦ger, Breton o Simone de Beauvoir. As¨ª que cuando un joven marchante de arte y escritor estadounidense llamado James Lord qued¨® con Alberto Giacometti, escultor y pintor suizo que empezaba entonces a ser famoso, se encontraron en Les Deux Magots. No pod¨ªa ser menos. Lord se qued¨® fascinado por Giacometti, un hombre repleto de dudas creativas, que sin embargo se zambull¨ªa sin r¨¦moras en la vida bohemia, sin importarle el dinero ni la gente que le rodeaba: solo su obra. Por eso, su amistad devino en un cuadro para el que Lord pos¨® durante 18 sesiones ¡ª¨¦l mismo las fotografi¨®¡ª y que acab¨® convirti¨¦ndose en dos obras: un cuadro de Giacometti, Retrato de James Lord (1964), uno de sus mejores lienzos, y el libro Un retrato de Giacometti (1965), de Lord.
¡°Yo le¨ª su biograf¨ªa de 1985 y llegu¨¦ a hablar con James Lord de la adaptaci¨®n¡±, cuenta Stanley Tucci, un actor secundario de exorbitante carrera y director de cinco largometrajes, entre los que destacan Big Night (1996) y El secreto de Joe Gould (2000). La ma?ana se ha levantado fr¨ªa en Berl¨ªn, en cuyo festival participa Final Portrait (El arte de la amistad), en la que Tucci describe esos encuentros ante los lienzos y el alcohol entre Giacometti (un camale¨®nico Geoffrey Rush) y Lord (el estoico Armie Hammer). ¡°Aqu¨ª no hay alcohol pero, ?te pongo un caf¨¦?¡±, bromea con el periodista el cineasta, que por primera vez no act¨²a en su pel¨ªcula. ¡°Para poder concentrarme en la direcci¨®n¡±.
La vida ha llevado a Tucci hasta Giacometti. Su primera esposa le regal¨® la biograf¨ªa. Ella muri¨® en 2009 (meses antes que Lord) cuando Tucci ya ten¨ªa un guion. ¡°Lo dej¨¦ de lado. No hab¨ªa logrado levantar la financiaci¨®n y en ese momento, con la muerte de ambos, no ten¨ªa ¨¢nimos¡±. Volvi¨® al libreto animado por su segunda esposa, la agente literaria Felicity Blunt (su hermana, la int¨¦rprete Emily Blunt, les mont¨® una cita cuando los dos actores se conocieron en El diablo viste de Prada). ¡°Me ha costado mucho reunir el presupuesto... casi m¨¢s que a Giacometti acabar sus obras¡±, bromea. Un retrato sobre alguien incapaz de rematar un retrato. ¡°Me he complicado la vida. El cine es frustrante, porque me gustar¨ªa alterar el montaje incluso tras el estreno. Mi cabeza sigue cavilando, descubriendo errores, aristas por pulir... Entiendo perfectamente a Giacometti¡±.
Para Tucci, Giacometti posee ¡°una pureza¡± que le distingue del resto de los artistas. ¡°Tanto en su proceso como el resultado. F¨ªjate en su inexorable profundidad, en c¨®mo captura la esencia de la vida o del retrato y lo vuelca en el espacio o la materia en la que creaba su obra¡±. Y por eso escogi¨® esos encuentros con Lord para su filme. ¡°En esas charlas Giacometti habla de su frustraci¨®n para alcanzar su meta, esas esencias, y siempre ri¨¦ndose de s¨ª mismo y de su leyenda. Odia la pretenciosidad, es sencillamente alguien que hace su trabajo, un hombre que plasma lo que ve en esculturas y cuadros¡±. Y eso lo complica para el cine. ¡°Pintar es un proceso tedioso, hasta aburrido; por eso yo us¨¦ las conversaciones para darle dinamismo¡±.
Giacometti falleci¨® con un buen recuerdo de Lord. ¡°Conmigo Lord tambi¨¦n fue encantador¡±, cuenta Tucci. No opinaron lo mismo los amigos del artista suizo. El marchante expendi¨® 200 certificados de autenticidad a otras tantas esculturas falsas de Giacometti realizadas en Tailandia, pero muri¨® antes de ser interrogado por la polic¨ªa. Tampoco les gust¨® su biograf¨ªa ¡°basada en an¨¦cdotas e historias irreales¡±, dijo David Sylvester, historiador del arte y amigo tambi¨¦n de Giacometti. ¡°Solo puedo decir que Lord hablaba con pasi¨®n y sinceridad¡±, responde Tucci. ¡°Y ah¨ª hab¨ªa una pel¨ªcula¡±.
Babelia
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