Ni covid ni Zoom
El ¨¦xito de la Feria del Libro, presencial por definici¨®n, no ser¨¢ que crezcan las ventas, sino que no aumenten los contagios
Hasta el coronavirus, la experiencia ense?aba que al usar el sintagma feria del libro unos hac¨ªan hincapi¨¦ en la palabra feria y otros, en la palabra libro. Unos (los libreros) aprovechaban los 17 d¨ªas del Retiro para cuadrar las cuentas y facturar hasta el 20% del a?o. Los otros (los editores) pagaban ¨Dy pagan¨D m¨¢s por las mismas casetas para demostrar que sus cat¨¢logos no solo contienen novedades. Como el pecado conlleva la penitencia y las burbujas no dejan ver el bosque, la misma rotaci¨®n vertiginosa de t¨ªtulos a la que las editoriales obligan a las librer¨ªas las obliga a ellas a esperar como agua de mayo ¡ªliteralmente¨D a esos fieles que se acercan con la lista de lecturas pendientes (a veces con una escandalosa antig¨¹edad de m¨¢s de 12 meses). Mientras, ceden a sus autores estrella para, firma a firma, hacerse perdonar que se est¨¢n llevando el 25% que normalmente se embolsan las tiendas. Este a?o habr¨¢ 1.000 escritores firmando y eso en s¨ª ya es noticia: la demostraci¨®n de que todo espa?ol mayor de 18 a?os (y algunos menores) tiene una novela en el disco duro.
Al contrario que Fr¨¢ncfort o la FIL, la cita madrile?a no funciona por videoconferencia porque es sobre todo un mercado, una aldea desmontable llamada a resistir al imperio algor¨ªtmico
La pandemia se llev¨® por delante la feria de 2020, tanto la de primavera como la reprogramada para el oto?o. Por eso este viernes, detr¨¢s de la mascarilla, se le intu¨ªa la sonrisa incluso a los que pensaban que septiembre era un disparate, que la gente vuelve de las vacaciones con la Visa fundida o con lo justo para fundirla comprando libros de texto, que en plena temporada de novedades ¨Dde nuevo la palabra m¨¢gica¨D solo faltaba una mudanza para dos semanas. Al contrario que la de Fr¨¢ncfort o Guadalajara ¨Dgigantes incomparables¨D, la feria de Madrid no funciona por Zoom porque es sobre todo eso: un mercado, una feria, una aldea desmontable llamada a resistir a las legiones del imperio algor¨ªtmico.
Con el coronavirus, los cierres del estado de alarma y el reparo hacia los espacios cerrados, el Retiro es m¨¢s que nunca eso que siempre se dice: la mayor librer¨ªa de Espa?a. Y al aire libre. Este a?o, como siempre, los libreros seguir¨¢n intentando redondear las cuentas mientras los editores insuflan nueva vida a t¨ªtulos que casi nadie ha visto, pero que ocupan sitio en los almacenes. El ¨¦xito no ser¨¢ que suban las ventas ¨Dlas cifras siempre son opacas¨D, sino que no lo haga el n¨²mero de contagios. ?Que no es gran cosa? Mejor que morirse. La expresi¨®n ¡°t¨ªtulos vivos en cat¨¢logo¡± tiene hoy un sentido especial.
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