El premio Nobel ocupa la tumba del soldado desconocido
Adem¨¢s de ser africano e inmigrante, Abdulrazak Gurnah corre el riesgo de escribir bien. Tambi¨¦n Eduardo Mendoza era una inc¨®gnita en Am¨¦rica Latina cuando gan¨® el Cervantes
La vida y nada m¨¢s, una de las grandes pel¨ªculas de Bertrand Tavernier, narra las peripecias del comandante Delaplane (Philippe Noiret) para, despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial, llevar a cabo una particular misi¨®n: encontrar un cad¨¢ver que pueda ocupar con todas las garant¨ªas el monumento al soldado desconocido bajo el arco del triunfo de los Campos El¨ªseos. Con todas las garant¨ªas quiere decir alguien sin identificar no reclamado por ninguna familia. Las pruebas de ADN tardar¨ªan en llegar.
Ni que decir tiene que el trabajo del comandante es tan dif¨ªcil como el que cada a?o lle...
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La vida y nada m¨¢s, una de las grandes pel¨ªculas de Bertrand Tavernier, narra las peripecias del comandante Delaplane (Philippe Noiret) para, despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial, llevar a cabo una particular misi¨®n: encontrar un cad¨¢ver que pueda ocupar con todas las garant¨ªas el monumento al soldado desconocido bajo el arco del triunfo de los Campos El¨ªseos. Con todas las garant¨ªas quiere decir alguien sin identificar no reclamado por ninguna familia. Las pruebas de ADN tardar¨ªan en llegar.
Ni que decir tiene que el trabajo del comandante es tan dif¨ªcil como el que cada a?o lleva a cabo la Academia Sueca para otorgar el Nobel de Literatura. ?Por qu¨¦? Porque, a pesar de lo dicho estos d¨ªas a prop¨®sito de Abdulrazak Gurnah, no existe escritor desconocido que pueda llevarse un premio as¨ª. ?Podr¨ªa serlo un autor que ha publicado 10 novelas en ingl¨¦s y ha sido finalista del Booker, el galard¨®n m¨¢s importante de la lengua m¨¢s hablada del mundo? ?Alguien ya traducido a otra potencia ling¨¹¨ªstica como el espa?ol?
A razones de peso como que no figuraba en las apuestas de Twitter ni en las de Ladbrokes ¨Dtan razonadas siempre¨D, se le sum¨® la satisfacci¨®n de confirmar el chascarrillo literario de todos los oto?os: los suecos premian a un africano de nombre impronunciable. Dieciocho a?os despu¨¦s de que lo ganara J. M. Coetzee, a¨²n no sabemos decir bien su apellido. Ser blanco le ha servido de poco. El d¨ªa que por fin premien a un autor en euskera se van a re¨ªr en Estocolmo. La alusi¨®n a una lengua minoritaria no es balad¨ª: todos los africanos premiados ¨Daparte del egipcio Naguib Mahfuz¨D escriben en ingl¨¦s. El swahili y el yoruba esperan la oportunidad que tuvo el y¨ªdis de Isaac B. Singer. Como antes Soyinka, Gurnah opt¨® por no escribir en su lengua materna.
Cuando recibieron el medall¨®n m¨¢s codiciado de las letras universales, Wislawa Szymborska solo era conocida en Espa?a por haber publicado un pu?ado de versos en una antolog¨ªa de poes¨ªa polaca, a Derek Walcott lo estaban traduciendo por vez primera, Herta M¨¹ller era una autora de culto ¨Do sea, de ventas m¨ªnimas¨D en el cat¨¢logo de Siruela y Patrick Modiano acababa de aterrizar en Anagrama despu¨¦s de peregrinar por sellos en los que no hab¨ªa durado porque no vend¨ªa. Ejemplos como esos bastar¨ªan para fiarse del olfato lector del Comit¨¦ Nobel. O dicho de otro modo: adem¨¢s de ser tanzano, inmigrante y negro, Abdulrazak Gurnah corre el serio riesgo de escribir bien.
Desconocido es un calificativo que dice m¨¢s de quien lo pronuncia que de la persona a quien se le atribuye. En 2016 gan¨® el Cervantes Eduardo Mendoza. El fallo coincidi¨® con la Feria del Libro de Guadalajara (M¨¦xico), la m¨¢s importante del mundo en lengua espa?ola, y en los hoteles vecinos, repletos de literatos, era dif¨ªcil encontrar a alguien no nacido en Espa?a que supiera el t¨ªtulo de alguna de sus novelas. Eso s¨ª, los que hab¨ªan coincidido con ¨¦l en un bolo recordaban al instante ¡°lo simp¨¢tico¡± que es. Entre los 400.000 vol¨²menes a la venta solo pod¨ªa conseguirse el planetario ¨Dpor el otro premio gordo¨D Ri?a de gatos. Al escuchar la noticia cervantina, la mayor¨ªa de los vendedores respond¨ªa con una pregunta: ¡°?Eduardo Men¡ qu¨¦?¡±.