Pepe Luis Vargas, torero, ¡®tanto luch¨¢ pa n¨¢¡¯ y c¨®mo ser plenamente feliz
¡°Mi meta m¨¢s importante no fue comprar un cortijo, sino desarrollar mi sentimiento, pero no pude¡±
¡°Tanto luch¨¢ pa n¨¢¡±. El autor de esta c¨¦lebre, lapidaria y apocal¨ªptica frase es Pepe Luis Vargas, fino torero, due?o de gracia y sensibilidad art¨ªstica, nacido en la localidad sevillana de ?cija en 1959, que el 23 de abril de 1987 se jug¨® la vida en la plaza de La Maestranza y estuvo a punto de perderla. Esper¨® de rodillas, en la puerta de chiqueros, al toro Fantasm¨®n, que le infiri¨® un cornal¨®n en el muslo derecho, le arranc¨® la safena y la femoral y lo coloc¨® al borde de la muerte.
¡°Cre¨ª que aquella tarde se acababa todo¡±, rememora hoy este hombre ya veterano que dice ser plenamente feliz en su vida personal y como consejero, impulsor, amigo y alter ego de Juan Ortega, el torero que atesora la gran esperanza art¨ªstica de la tauromaquia actual.
¡°Con el paso de los a?os he comprendido que tanto luchar ha servido para mucho¡±, reflexiona. ¡°Mi carrera qued¨® inconclusa, no pude ser figura del toreo, ni expresar mi sentimiento por las corridas tan duras que tuve que lidiar, pero estoy muy orgulloso de mi trayectoria. Viv¨ª tan intensamente y aprend¨ª tanto, que parece que Dios ha decidido que el destinatario de toda esa ense?anza sea Juan¡±.
¡°Toda mi experiencia ha sido para bien¡±, contin¨²a Vargas, ¡°y me ha servido para ser hoy una persona feliz, que es el objetivo principal de mi vida. Vivo con una mujer maravillosa en el sevillano barrio de La Macarena, y ayudo a un torero y me siento parte de ¨¦l. As¨ª, sin dinero ni nada soy el m¨¢s afortunado del mundo¡±.
¡°La meta m¨¢s importante que tuve en mi vida como torero no fue comprar un cortijo¡±, prosigue, ¡°sino desarrollar el toreo que yo hab¨ªa aprendido de los grandes artistas que hab¨ªa conocido, como Pep¨ªn Mart¨ªn V¨¢zquez, Pepe Luis, Antonio Ord¨®?ez¡, pero no pudo ser. Disfrut¨¦ mucho el camino, pero no llegu¨¦ al final¡±.
¡°Tanto luchar ha servido para mucho; viv¨ª intensamente y me siento orgulloso de mi trayectoria¡±
Pepe Luis Vargas analiza su carrera taurina, y confiesa que sigue enamorado del toro. ¡°Lo m¨ªo fue algo m¨¢s que afici¨®n¡±, a?ade, ¡°fue pasi¨®n y devoci¨®n absoluta; quise ser siempre fiel a mi concepto, pero fue imposible realizarlo con las corridas duras; a cambio me gan¨¦ veinte cornadas y una gran decepci¨®n¡±.
Vargas reapareci¨® al a?o siguiente de la cornada de Sevilla, y se mantuvo de forma intermitente en los ruedos hasta 1995, cuando se despidi¨® en la plaza de su pueblo natal.
¡°La pierna no me funcionaba, y as¨ª era imposible. Todav¨ªa hoy arrastro secuelas, se me hincha cuando estoy mucho tiempo de pie, no puedo correr y me duele cuando cambia la meteorolog¨ªa¡±.
Pregunta. ?La retirada le produjo resentimiento?
Respuesta. ¡°Al principio lo pas¨¦ mal, s¨ª. Sent¨ª pena porque no hab¨ªa podido realizar mi sue?o¡±.
Pero en el invierno del a?o siguiente a su retirada, mientras se preparaba para un festival en el polideportivo de ?cija, unos chavales le devolvieron la ilusi¨®n¡
¡°Se me acercaron unos ni?os que quer¨ªan ser toreros, y en pocos d¨ªas m¨¢s de 20 entrenaban conmigo. Ese fue el germen de la Escuela Taurina de mi pueblo, financiada por el Ayuntamiento, y en la que ejerc¨ª 17 a?os como director. Ah¨ª comprend¨ª por vez primera que pod¨ªa ense?ar a otros lo que hab¨ªa aprendido a lo largo de mi vida¡±.
Y apareci¨® Juan Ortega.
Cuenta Pepe Luis que le llam¨® la atenci¨®n cuando era a¨²n novillero sin caballos. Se conocieron hace cinco a?os al t¨¦rmino de un festejo en la localidad sevillana de Guillena, donde el maestro acompa?aba a uno de sus alumnos ecijanos. ¡°No te vengas abajo¡±, le dijo Vargas al ya matador de alternativa. ¡°Es que esto est¨¢ muy dif¨ªcil¡±, le contest¨® Ortega. Y la respuesta del veterano fue tajante: ¡°Te voy a decir una cosa: esto est¨¢ dif¨ªcil para el que no sirve, y t¨² tienes condiciones. Lo que hace falta es hacer el toreo de verdad¡±.
Lo que sucedi¨® despu¨¦s es una experiencia taurino-religiosa, y Pepe Luis Vargas la cuenta as¨ª:
¡°Quedamos en mi barrio, y empec¨¦ a contarle lo que yo hab¨ªa aprendido de los toreros antiguos, y la concepci¨®n del toreo que tengo dentro de m¨ª. ¡®Si este muchacho supiera torear¡¯, pens¨¦ entonces. En un momento dado, me pidi¨® que lo apoderara. ?Yo? Pero si esa no ha sido nunca mi profesi¨®n ni tengo contactos. Y le dije que no. Est¨¢bamos cerca de la bas¨ªlica de La Macarena, y lo invit¨¦ a entrar y rezarle a la Virgen para que lo ayudara. Y estando los dos de rodillas en la barandilla me convenc¨ª de que algo pod¨ªa ayudarle. Juan, le dije, te voy a apoderar porque me lo ha dicho la Virgen. Y Juan empez¨® a re¨ªrse¡¡±
¡°Juan Ortega es un torero con m¨¢s cualidades que yo, y torea como es, una persona limpia, buena y legal¡±
Ah¨ª comenz¨® la aventura entre Pepe Luis Vargas y Juan Ortega.
P. ?Qu¨¦ descubri¨® en ¨¦l?
R. ¡°Me encontr¨¦ con un torero que tiene m¨¢s cualidades que yo, mejores hechuras, m¨¢s sentido del temple, otro comp¨¢s¡ todos los mimbres para ser una gran figura¡±.
Pepe Luis y Juan forman una mod¨¦lica pareja taurina, entre el maestro henchido de sentimiento y el aventajado alumno, entre los que existe afecto y mutua admiraci¨®n y la meta conjunta de alcanzar la gloria que el veterano no pudo alcanzar y el joven sue?a con disfrutarla.
¡°Me siento realizado cada vez que torea Juan¡±, confiesa Pepe Luis; ¡°parece que toreo yo, paso mucho miedo, -m¨¢s que cuando estaba en activo-, sufro cuando las cosas no salen bien, y sus triunfos los disfruto como si fueran m¨ªos¡±.
¡°Es verdad que se torea como se es¡±, termina el maestro; ¡°y Juan es una persona limpia, buena y legal, hijo de unos padres mod¨¦licos¡±.
Pepe Luis ya no es el apoderado del torero, cuya carrera dirige la empresa de Sim¨®n Casas en la persona de Roberto Piles. ?l sigue siendo el amigo y su conciencia taurina.
P. ?Cu¨¢l ha sido el ¨²ltimo consejo que le ha dado?
R. ¡°No s¨¦ si el ¨²ltimo, pero le insisto mucho en que debe mantener los pies en el suelo; que se olvide de los piropos y que no crea nada hasta que ya est¨¦ consolidado de verdad. Y si alcanza la cima, que luche para que nadie le robe lo conseguido¡±.
P. Y usted, tan contento¡
R. ¡°Yo me estoy realizando con ¨¦l, y soy muy feliz, que es el objetivo fundamental de mi vida¡±.
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