Muere a los 101 a?os Wayne Thiebaud, retratista de la vida cotidiana estadounidense
El pintor, famoso por sus cuadros de pasteles, captur¨® la sensaci¨®n de euforia de la posguerra
Wayne Thiebaud, el pintor que elev¨® los donuts, las piruletas, el cucurucho de helado y las tartas de cumplea?os a la categor¨ªa de arte y de paso captur¨® la sensaci¨®n de euforia de la posguerra en Estados Unidos, ha muerto el pasado fin de semana en Sacramento a los 101 a?os, inform¨® su galer¨ªa neoyorquina, Acquavella, que lo defini¨® en una comunicaci¨®n en sus redes sociales como ¡°un icono americano¡± que ¡°vivi¨® con pasi¨®n y determinaci¨®n, inspira...
Wayne Thiebaud, el pintor que elev¨® los donuts, las piruletas, el cucurucho de helado y las tartas de cumplea?os a la categor¨ªa de arte y de paso captur¨® la sensaci¨®n de euforia de la posguerra en Estados Unidos, ha muerto el pasado fin de semana en Sacramento a los 101 a?os, inform¨® su galer¨ªa neoyorquina, Acquavella, que lo defini¨® en una comunicaci¨®n en sus redes sociales como ¡°un icono americano¡± que ¡°vivi¨® con pasi¨®n y determinaci¨®n, inspirado por su amor por la ense?anza, el tenis y, sobre todo, la pintura¡±. No ha trascendido la causa de la muerte.
Asociado generacionalmente con la corriente del arte pop, Thiebaud, quien, como sus contempor¨¢neos, se inspir¨® en la cultura de masas de la Am¨¦rica de la posguerra, opt¨® por un acercamiento a los modelos de los que part¨ªa menos c¨ªnico que, pongamos, el de Andy Warhol. Si alg¨²n sentimiento reina en sus composiciones limpias, llenas de color, es la nostalgia.
Nacido en Mesa (Arizona) en 1920 y criado en una familia mormona al sur de California, vivi¨® los a?os de la Gran Depresi¨®n. Y de aquellas privaciones le qued¨® ese gusto por aproximarse a la hora abundante del postre estadounidense como un vedutista veneciano del settecento. La contemplaci¨®n del mostrador de una pasteler¨ªa fue para Thiebaud su Gran Canal particular. Esa parte de su obra, imprescindible en las colecciones de los museos estadounidenses, opac¨® el resto de su producci¨®n, pese a que tambi¨¦n se desempe?¨® como retratista y como un original paisajista.
Sin formaci¨®n acad¨¦mica previa, empez¨® a pintar profesionalmente para Disney a finales de los a?os 30; dibujaba intert¨ªtulos para las historias de Pinocho o Goofy. En la II Guerra Mundial trabaj¨® como ilustrador para un peri¨®dico del Ej¨¦rcito del Aire. A su vuelta a casa se inscribi¨® en la Universidad. Conoci¨® brevemente en Nueva York a Willem De Kooning, al que sol¨ªa citar como una de sus influencias. Es f¨¢cil tambi¨¦n rastrear en su arte, basado en el detalle y el perfeccionismo, referencias a los bodegones de Giorgio Morandi o al optimismo crom¨¢tico de Sorolla, que disfrut¨® de gran fama en Estados Unidos.
Y en los a?os sesenta, Thiebaut se lanz¨® a los pasteles. Fue entonces cuando lo tomaron por un miembro del pop art. ¡°Ese malentendido fue tambi¨¦n el origen de su fama¡±, escribi¨® el influyente cr¨ªtico australiano Robert Hughes. Al principio, confes¨® en 1985 en una entrevista en el San Jose Mercury News, pens¨® que pasar directamente al postre no era una ¡°buena idea para un pintor respetable¡±. Pero se dej¨® llevar por la belleza de esas dulces porciones. ¡°Simplemente, no pod¨ªa para de pintarlos¡±, dijo en esa entrevista. La inspiraci¨®n, explic¨® a John Arthur en el libro Realists at Work (Realistas en acci¨®n, Nueva York, 1983), proven¨ªa de su pasado como empleado en restaurantes. ¡°Puedo recordar las filas de tartas. Esas peque?as vistas fragmentadas siempre me resultaron po¨¦ticas¡±.
En el cat¨¢logo de su exposici¨®n m¨¢s reciente en Acquavella, Thiebaud escribi¨®: ¡°[La pintura] es una maravillosa combinaci¨®n de memoria, imaginaci¨®n y observaci¨®n directa. Tiene mucho que ver con el anhelo. Principalmente, lo que me interesa y siempre me ha interesado es la maravillosa b¨²squeda de las posibilidades de la pintura, as¨ª como estar dispuesto a correr riesgos y a probar cosas que pueden no parecer l¨®gicas. Tambi¨¦n comprobar c¨®mo mis sentimientos y experiencias de crecer como un ni?o en Estados Unidos se plasman en el lienzo¡°.
Dedicado profesor, dej¨® huella en varias generaciones de alumnos de la universidad californiana de Davis, cerca de Sacramento, donde ejerci¨® entre 1960 y 1991. El resto de su vida mantuvo su vinculaci¨®n como maestro em¨¦rito.
El mercado siempre trat¨® bien a Thiebaud, aunque su obra goz¨® de un creciente inter¨¦s sus ¨²ltimos a?os, en los que sostuvo tambi¨¦n una activa presencia en los medios estadounidenses. En noviembre de 2019, una de sus pinturas, inspirada en una panader¨ªa, marc¨® un r¨¦cord personal: Encased Cakes se vendi¨® por m¨¢s de 8,4 millones de d¨®lares (7,42 millones de euros) en Sotheby¡¯s en Nueva York. Al a?o siguiente, pocos meses antes de que cumpliera 100 a?os, Four Pinball Machines (1962) recaud¨® m¨¢s de 19 millones en Christie¡¯s.
A sus 101 a?os pasaba la mayor¨ªa de los d¨ªas en el estudio, alentado por, como sol¨ªa decir con su caracter¨ªstica humildad, ¡°esta fijaci¨®n casi neur¨®tica de intentar aprender a pintar¡°. Una retrospectiva itinerante organizada por el Crocker Art Museum en Sacramento, recorre Estados Unidos para conmemorar su centenario. Wayne Thiebaud 100: Paintings, Prints, and Drawings est¨¢ en cartel ahora mismo en el McNay Art Museum de San Antonio, en Texas.
Viudo desde 2015, le sobreviven dos hijas, un hijo y seis nietos.