Terremoto en Spotify: moralidad, pol¨ªtica y dinero
La decisi¨®n de Neil Young de abandonar la plataforma musical l¨ªder puede abrir un nuevo ciclo en el consumo de las grabaciones digitales
La terquedad y la moralidad de un rockero setent¨®n con poco que perder est¨¢ provocando la mayor crisis en el gigante de la m¨²sica digital, Spotify. Con su decisi¨®n de retirar su cat¨¢logo de la plataforma, Neil Young (Ontario, Canad¨¢, 76 a?os) ha golpeado a un elemento b¨¢sico de cualquier empresa que depende del p¨²blico, su credibilidad. El canadiense no quiere compartir tienda digital con un podcast que difunde ...
La terquedad y la moralidad de un rockero setent¨®n con poco que perder est¨¢ provocando la mayor crisis en el gigante de la m¨²sica digital, Spotify. Con su decisi¨®n de retirar su cat¨¢logo de la plataforma, Neil Young (Ontario, Canad¨¢, 76 a?os) ha golpeado a un elemento b¨¢sico de cualquier empresa que depende del p¨²blico, su credibilidad. El canadiense no quiere compartir tienda digital con un podcast que difunde teor¨ªas antivacunas, el del viscoso Joe Rogan, y ha borrado seis d¨¦cadas de gloriosa carrera. ¡°Espero que otros artistas hagan lo mismo y se vayan de Spotify¡±, incit¨® el canadiense. Una compa?era de generaci¨®n, Joni Mitchell (Alberta, Canad¨¢, 78 a?os), le ha seguido. ¡°Gente irresponsable est¨¢ difundiendo mentiras que est¨¢n costando vidas. Todo mi apoyo y solidaridad con Neil Young y la comunidad cient¨ªfica y m¨¦dica¡±, ha dicho la artista despu¨¦s de retirar sus canciones.
Con un inmenso cat¨¢logo musical y la posibilidad de escucharlo gratuitamente (con publicidad), Spotify ha conquistado a una millonaria clientela y ha logrado sortear las cr¨ªticas que durante a?os vienen exponiendo sobre la empresa sueca dirigida por Daniel Ek (Estocolmo, 38 a?os) m¨²sicos y diferentes activos del sector de las canciones grabadas. Como si se tratara de una epop¨¦yica canci¨®n con sus Crazy Horse, la gran¨ªtica banda de Young, el canadiense ha desatado una tormenta el¨¦ctrica que la plataforma trata de desenchufar con su habitual pol¨ªtica de no ofrecer muchas explicaciones.
Los problemas de Spotify con estrellas del pop y del rock son recurrentes. El l¨ªder de Radiohead, Thom Yorke, lleva a?os en una campa?a contra la empresa sueca, incluso con periodos de tiempo donde ha suprimido sus canciones. Su lucha, dice, es por ¨¦l y por las nuevas generaciones. ¡°No os equivoqu¨¦is, a los nuevos artistas que descubr¨¢is en Spotify no se les pagar¨¢¡±, proclama. Taylor Swift, siempre guerrera, retir¨® alguno de sus discos del servicio de streaming hasta que lleg¨® a un acuerdo econ¨®mico. Tambi¨¦n Adele tuvo sus desavenencias con el ¨¢lbum 25 y recientemente con 30, donde exigi¨® que se quitase la opci¨®n aleatoria. ¡°Cualquier cosa por ti, Adele¡±, respondi¨® complaciente Spotify en su momento. No han sido tan conciliadores con Neil Young: ¡°Esperemos que vuelva pronto¡¡±.
El asunto no parece de soluci¨®n sencilla: esta vez no es una cuesti¨®n de dinero, sino de pol¨ªtica y moralidad. Young acoge un largo historial de episodios combativos tanto en el plano social como en el comercial, desde canciones como Ohio (en respuesta a la masacre en la Universidad de Kent) y discos como Living With War (cr¨ªtica a la pol¨ªtica de George W. Bush por la Guerra de Irak) a decisiones suicidas como entregar en los ochenta discos no comerciales para fastidiar a las multinacionales. Esta vez Young lo ha podido hacer con la connivencia de su discogr¨¢fica, Warner, que le ha apoyado. Quiz¨¢ ahora haya que poner sobre la mesa el goteo incesante de estrellas vendiendo sus canciones. Si el canadiense no se hubiera embolsado recientemente el dinero (se calcula que 120 millones de euros) por la venta del 50% de su cat¨¢logo (a la empresa Hipnosis) igual no se hubiese animado a hacer un corte de mangas al poderoso Spotify.
Se trata del servicio de m¨²sica para escuchar en internet m¨¢s importante, por encima de Apple, Amazon o Tidal. Suma 365 millones de usuarios activos y 165 millones que abonan la tarifa premium (9,99 euros en Espa?a). Su explosi¨®n, sin embargo, no fue inmediata. Ha llegado en los ¨²ltimos a?os. En 2013 sumaba 30 millones activos y solo ocho millones de pago. La plataforma acoge 70 millones de canciones.
M¨¢s all¨¢ de su particular cruzada, el movimiento de Young ha logrado remover algo que siempre ha estado ah¨ª, pero solo en ebullici¨®n: las discutidas pr¨¢cticas de la plataforma sueca. ¡°Es importante que lo haya hecho alguien tan grande como Neil Young. Los que tienen que dar el paso son las estrellas. Est¨¢ bien que haya gente peque?ita como yo dici¨¦ndolo, pero no se nos escucha. El d¨ªa que llegue Rosal¨ªa y diga ¡®el pr¨®ximo disco no va a estar en plataformas, solo en f¨ªsico o en digital de pago¡¯, ser¨¢ una llamada de atenci¨®n para que se hagan mejor las cosas¡±. El que habla es V¨ªctor Cabezuelo (38 a?os), del grupo madrile?o Rufus T. Firefly, banda consolidada en el rock espa?ol. La pasada Navidad, Cabezuelo puso n¨²meros a la situaci¨®n de muchas bandas actuales. Lo hizo justo el d¨ªa que Spotify viv¨ªa su mejor momento del a?o al elaborar las famosas wrapped, la lista que personaliza el sistema para que el usuario fisgue y comparta lo que m¨¢s ha escuchado durante los ¨²ltimos 12 meses. Cabezuelo tuite¨®: ¡°Muchas gracias por escucharnos, de la manera que sea y por mantener viva nuestra m¨²sica. S¨ª me gustar¨ªa que supierais, como dato, que con la venta del vinilo de nuestro ¨²ltimo disco ingresamos en un d¨ªa el equivalente a 10 a?os de ingresos de streaming. As¨ª est¨¢n las cosas¡±. El mensaje tuvo una gran repercusi¨®n.
Llegamos a una de las grandes pol¨¦micas con la plataforma, el dinero que reporta a los artistas. Es complejo determinar lo que recibe el m¨²sico por cada escucha, ya que depende de los contratos firmados con sus discogr¨¢ficas. Se da m¨¢s o menos por buena una cantidad: 0,003 c¨¦ntimos por reproducci¨®n premium (la cantidad disminuye si las canciones se consumen de forma gratuita). Es decir, por cada mill¨®n de reproducciones premium el grupo se embolsa 3.000 euros. Rufus T. Firefly suma 143.319 oyentes mensuales y canciones como Hoy empieza todo alcanzan 5,5 millones de escuchas. ¡°Gano unos 80 euros al mes de las reproducciones. Pero para m¨ª el drama es que no hay transparencia. Te lleva ese cheque de 80 euros y ya. Es opaco y ambiguo. Ellos se escudan en que es una plataforma y nadie obliga a subir m¨²sica. Es una herramienta tecnol¨®gica. Y tienen raz¨®n. Lo que pasa es que toda la m¨²sica del mundo est¨¢ ah¨ª, y si quieres existir debes estar. Era una idea muy buena eso de tener toda la m¨²sica del mundo, pero igual no se hab¨ªan valorado todas las consecuencias que pod¨ªa traer y estamos empezando a verlas. La consecuencia es que no es sostenible para los artistas¡±. La sensaci¨®n del sector es que Spotify premia exclusivamente el ¨¦xito.
¡°Con la venta del vinilo de nuestro ¨²ltimo disco ingresamos en un d¨ªa el equivalente a 10 a?os de ingresos de ¡®streaming¡¯. As¨ª est¨¢n las cosas¡±V¨ªctor Cabezuelo, del grupo espa?ol Rufus T. Firefly
Este peri¨®dico se ha puesto en contacto con la responsable de Spotify en Espa?a (y otros pa¨ªses del sur de Europa) quien ha declinado hablar. Se calcula que cada segundo se sube una canci¨®n a la plataforma. En principio, no hay filtros. Cualquiera lo puede hacer pagando unos seis euros a la distribuidora. Existen casos sorprendentes, como alguien que public¨® audios en silencio u otro que coloc¨® como canciones audios de voz. Como respuesta a Neil Young, Spotify aleg¨® que ten¨ªa pol¨ªticas implementadas para eliminar contenido enga?oso. La plataforma tiene una p¨¢gina en internet con el nombre de C¨®mo agregar tu podcast a Spotify donde informa paso a paso del proceso.
La UFI (Asociaci¨®n Fonogr¨¢fica Independiente), que re¨²ne a la mayor¨ªa de los sellos independientes espa?oles, lanz¨® hace unas semanas un dec¨¢logo en el que ped¨ªa ¡°pagar a los artistas una remuneraci¨®n justa¡±. Mark Kitcatt es su presidente: ¡°Digamos que el servicio es mejorable. Hay una cosa que se est¨¢ haciendo ahora y por la que no vamos a tragar, que es ceder parte de los derechos de la canci¨®n para que ellos te las coloquen bien en sus listas. Eso ya se est¨¢ ejecutando en Estados Unidos y supongo que lo intentar¨¢n en breve en Europa¡±. Las famosas listas de Spotify, el equivalente a lo que eran antes el expositor de las tiendas de discos, los ¨¢lbumes o las canciones que interesa vender. Todos las conocemos: Fuera estr¨¦s, Canciones tristes, Relax en casa, Canta en el coche, Todo indie, Perreo City¡
¡°Que no exista reducci¨®n en los royalties pagados a cambio de una mayor visibilidad, posicionamiento o aumento de reproducciones, o el trato de favor en los algoritmos u otros aspectos que recreen la payola¡±, denuncia la UFI. Hace un a?o el Sindicato de Trabajadores de la M¨²sica de Estados Unidos lanz¨® la campa?a Justicia en Spotify. Una de las propuestas es esta: ¡°Que revele la payola existente y que luego acabe con ella por completo. Que haya que dejar de pagar por salir en Spotify¡±. Cuando se habla de payola se refiere a una pr¨¢ctica que se populariz¨® en la m¨²sica en los a?os cincuenta referida principalmente a las emisoras de radio: pagar para que la emisora programe las canciones.
Yung Beef (Granada, 32 a?os), el trapero espa?ol m¨¢s relevante, denuncia a este peri¨®dico: ¡°Spotify me hace boicot y no apoya mis canciones ni las de los grupos de La Vendici¨®n [su sello, plataforma para grupos nuevos] porque soy independiente¡±. Las tres multinacionales (Universal, Warner y Sony) han firmado acuerdos con Spotify que permanecen en secreto. ¡°No hacemos declaraciones sobre nuestras relaciones comerciales¡±, anuncian a este peri¨®dico desde la delegaci¨®n espa?ola de Warner.
¡°Ellos cogen todo el dinero recaudado en ¡®premium¡¯ y lo reparten entre las reproducciones proporcionalmente. Eso favorece a los grandes vendedores¡±Manuel Aguilar, vicepresidente de la Uni¨®n de M¨²sicos
En Espa?a, el consumo digital supera ampliamente al f¨ªsico: un 85% de la recaudaci¨®n del sector procedi¨® del streaming en el primer semestre de 2021, seg¨²n datos de Promusicae, el medidor de audiencias donde se integran la mayor¨ªa de las discogr¨¢ficas. Manuel Aguilar es el vicepresidente de la Uni¨®n de M¨²sicos espa?oles y especialista en el mercado digital: ¡°Una de las principales quejas con Spotify es el sistema del reparto. Ellos cogen todo el dinero recaudado en premium y lo reparten entre las reproducciones proporcionalmente. Eso favorece a los grandes vendedores. Deezer, por ejemplo, lo reparte entre los artistas que ha escuchado ese usuario premium¡±. En la pr¨¢ctica: si usted es aficionado al jazz y solo escucha este tipo de m¨²sica, los 9,99 euros de su tarifa premium van b¨¢sicamente en Spotify a la cuenta corriente de Bad Bunny o Ed Sheeran, dos de los m¨¢s escuchados.
Cuentan m¨²sicos espa?oles que les piden dinero para que sus canciones suenen en listas de personas que tienen miles de seguidores. 100 euros por permanecer una semana. El caso de los influencers de Instagram trasladado a Spotify. Una fuente que prefiere no figurar apunta: ¡°Spotify ha adquirido una responsabilidad que deber¨ªa ser controlada. Son cosas que ocurren en el mundo. Cuando una cosa crece de una forma tan desmesurada que lo controla todo, hay que ponerle un orden legal para que no lo arruine todo¡±. Neil Young no ha tenido paciencia y ha tomado una decisi¨®n individual. Est¨¢ por ver cu¨¢ntos se suman al canadiense y si este terremoto va a dar un vuelco a la m¨²sica digital.