¡®Entre Sevilla y Triana¡¯: una zarzuela para tiempos dif¨ªciles
El Teatro de la Zarzuela vive una funci¨®n con m¨²sica excelente y libreto simp¨¢tico, pero una dramaturgia y un argumento simples
Entre Sevilla y Triana se estren¨® en Madrid en 1950 y, si me permiten el t¨®pico, eran muy malos tiempos para la l¨ªrica. Se dice en las memorias del compositor, Pablo Soroz¨¢bal, y el programa de mano de esta producci¨®n incide en ello, que esta zarzuela naci¨® pensando en Sudam¨¦rica y en el rescoldo que a¨²n quedaba all¨ª de pasi¨®n por la zarzuela. Pero, m¨¢s all¨¢ del contexto, esta zarzuela se estren¨® en la grisura ...
Entre Sevilla y Triana se estren¨® en Madrid en 1950 y, si me permiten el t¨®pico, eran muy malos tiempos para la l¨ªrica. Se dice en las memorias del compositor, Pablo Soroz¨¢bal, y el programa de mano de esta producci¨®n incide en ello, que esta zarzuela naci¨® pensando en Sudam¨¦rica y en el rescoldo que a¨²n quedaba all¨ª de pasi¨®n por la zarzuela. Pero, m¨¢s all¨¢ del contexto, esta zarzuela se estren¨® en la grisura de la posguerra espa?ola y no consigui¨® alumbrar la menor lucecita. Tampoco lo hicieron otras, suyas y de sus colegas, y es que la sociedad que hab¨ªa soportado este g¨¦nero art¨ªstico, as¨ª como su industria, que no era peque?a, estaba triturada. La gente m¨¢s joven empezaba a mirar al cine, mucho m¨¢s barato y con posibilidades expresivas que no eran las de los a?os treinta y anteriores; y, no nos enga?emos, una sola copla de Concha Piquer ten¨ªa m¨¢s intensidad y coherencia dram¨¢tica que los amor¨ªos, repetidos hasta la nausea y convenientemente vestidos con ropajes regionales, que conformaban la sustancia del g¨¦nero hasta que la guerra mand¨® a parar.
Ahora bien, esta zarzuela es obra de un maestro, su deslumbrante producci¨®n en los pocos a?os treinta en que pudo mostrarse era excepcional (Katiuska, La del manojo de rosas, La tabernera del puerto¡); as¨ª que, ?por qu¨¦ no esta pieza olvidada pod¨ªa ser una joya perdida en la sordidez de los a?os de la cartilla de racionamiento? La respuesta no me corresponde a m¨ª, ni tampoco creo que le corresponda al entusiasmo del teatro que vende su trabajo con ilusi¨®n. Est¨¢ por ver si el p¨²blico, ¨²nico juez en estas cuestiones, se pronuncia positivamente, m¨¢s all¨¢ del frenes¨ª acr¨ªtico con que se recibe hasta el m¨¢s m¨ªnimo suspiro en las butacas del Teatro de la Zarzuela.
En lo que me concierne, esta Entre Sevilla y Triana contiene una m¨²sica excelente; faltar¨ªa m¨¢s, era Soroz¨¢bal, aunque no alcance el br¨ªo de anta?o en romanzas y d¨²os amorosos; y un libreto simp¨¢tico en los di¨¢logos y peripecias de almibarado olor andaluz; pero una dramaturgia y un argumento de fondo cuya simpleza a¨²n pod¨ªa pasar antes de la guerra, pero ya no ten¨ªa el menor sentido en los cincuenta y no digamos ahora. Para el presente montaje, que bebe de otro realizado hace diez a?os por el mismo equipo esc¨¦nico, se han a?adido ap¨®sitos flamencos que, c¨®mo no, suenan muy bien y se ven con agrado y pasi¨®n en los bailes. Para el habitual del Teatro de la Zarzuela, al que ya le han gustado las zarzuelas antes de entrar con tal de que huelan a zarzuela, esta obra es una pieza de degustaci¨®n. Me alegro por ellos y por el teatro. Pero nada de ello prueba que este t¨ªtulo, nacido en la desgracia de una Espa?a rota, pueda navegar fluidamente por los oc¨¦anos del tiempo. Y si me equivoco, ?a qui¨¦n le va a importar?
Ficha
'Entre Sevilla y Triana'. Música, Pablo Sorozábal; libreto, Luis Fernández Sevilla / Luis Tejedor Pérez. Intérpretes: Carmen Solís / Berna Perles; Ángel Ódena / Javier Franco; Andeka Gorrotxategi / Alejandro del Cerro; Ángel Ruiz; Anna Gomà, Jesús Méndez; Gurutze Beitia… Dirección Musical, Guillermo García Calvo; dirección de escena, Curro Carreres; Escenografía, Ricardo Sánchez-Cuerda. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela, director, Antonio Fauró. Teatro de la Zarzuela. Del 26 de enero al 6 de febrero.
El equipo art¨ªstico es solvente, aunque menos que otros montajes recientes del Teatro. La orquesta est¨¢ un poco tuneada por la revisi¨®n cr¨ªtica habitual y suena bien, pero con el aire de frialdad que contagia esa inevitable operaci¨®n. Los int¨¦rpretes hacen bien lo que saben hacer, pero se desequilibran en el vaiv¨¦n entre la dicci¨®n andaluza, no exenta de gracietas inevitables, y el paso a un canto formal cuyo parentesco con el alma andaluza queda a¨²n m¨¢s en evidencia cuando aparece un cantaor de verdad y pone los puntos sobre la ies respecto a lo que es de verdad una expresi¨®n musical andaluza.