¡®Great Freedom¡¯: un drama sobre la persecuci¨®n en Alemania a los homosexuales

La ley de vagos y maleantes que durante el franquismo condenaba con penas de c¨¢rcel la homosexualidad no fue una norma exclusiva del nacionalcatolicismo espa?ol. Great Freedom, la pel¨ªcula del austriaco Sebastian Meise que gan¨® en el ¨²ltimo festival de Sevilla, sigue los pasos durante tres d¨¦cadas de un joven alem¨¢n encarcelado por su orientaci¨®n sexual. Un hombre cuya resistencia y fortaleza le hace seguir adelante pese al insufrible camino: como tantos, fue deportado a los campos de concentraci¨®n por los nazis para despu¨¦s seguir entre rejas.

El actor Franz Rogowski, en la piel del eterno condenado, y, sobre todo, un impresionante Georg Friedrich, que da vida a un asesino convicto yonqui que entabla una preciosa amistad con el protagonista, interpretan este duro drama que pese a estar inspirado en hechos reales no juega a la reconstrucci¨®n hist¨®rica, sino a la inmersi¨®n en unas vidas sumergidas en las cloacas, en las que de vez en cuando se cuela una se?al de lo que ocurr¨ªa fuera de ellas.

En este caso, el castigo carcelario es para un hombre rebelde e inconformista, que busca calor en los urinarios de la c¨¢rcel o donde sea, con una historia de amor so?ada en formato de super-8, y con un pasado de dolor inconfesable tatuado en el brazo. El filme circula desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el protagonista es liberado del campo nazi, hasta mediados de los a?os setenta, cuando en la RDA se derog¨® la ley que penalizaba la homosexualidad. Una trama en tres tiempos cruzados aunque siempre pegada a las h¨²medas paredes de un sistema carcelario tercermundista.

Great Freedom busca la luz dentro de su oscuridad, aunque al final esa luz solo sea la de un ne¨®n. ?spera y angustiosa, la historia de amor que contiene cala mucho menos que la de la amistad entre el orgulloso homosexual y el viejo asesino que lo acompa?a en su viacrucis entre rejas. Ese lazo nacido en las alcantarillas resulta extra?amente rom¨¢ntico, con un vigor que quiz¨¢ solo termine de explicar la inesperada presencia del saxofonista alem¨¢n Peter Brotzmann, autor de la banda sonora junto al trompetista Nils Petter Molvaer. Brotzmann, genio del free jazz europeo, es una fuerza de la naturaleza tan robusta como el terco y valiente homosexual de esta pel¨ªcula.