¡°?Dale distorsi¨®n!¡±: en las tripas de la preparaci¨®n de los 40 a?os de ¡®Rock & R¨ªos¡¯
Miguel R¨ªos celebra cuatro d¨¦cadas del disco en directo m¨¢s influyente del rock espa?ol con dos conciertos llenos de sorpresas e invitados. Asistimos a los ensayos
¡°Dale distorsi¨®n, Javier¡±. Miguel R¨ªos, 78 a?os el pr¨®ximo 7 de junio, incita a Javier Vargas. Se pone a su lado, se encoge y agita el pu?o al lado de la guitarra Stratocaster blanca del sensacional instrumentista. Suena Un caballo llamado muerte, ese canto por la vida y en contra de la hero¨ªna que compusieron juntos a finales de los setenta. ¡°Es imposible domarlo. / Desconoce la amistad. / Es un caballo en la sangre...
¡°Dale distorsi¨®n, Javier¡±. Miguel R¨ªos, 78 a?os el pr¨®ximo 7 de junio, incita a Javier Vargas. Se pone a su lado, se encoge y agita el pu?o al lado de la guitarra Stratocaster blanca del sensacional instrumentista. Suena Un caballo llamado muerte, ese canto por la vida y en contra de la hero¨ªna que compusieron juntos a finales de los setenta. ¡°Es imposible domarlo. / Desconoce la amistad. / Es un caballo en la sangre que te reventar¨¢¡±, entona la inconfundible voz de R¨ªos. La banda suena a rock potente. Hasta cuatro guitarras impulsan a la canci¨®n. Seis setentones forman la banda, que aprietan los dientes, estimulados y excitados por el regalo que les ha dado la vida: tocar de nuevo fiero rock and roll ante miles de espectadores. De momento solo est¨¢n actuando ante cinco personas: el fot¨®grafo y el cronista de EL PA?S; el m¨¢nager de Miguel R¨ªos, Manuel Notario, y dos trabajadores de su oficina.
Es el ensayo de los 40 a?os del disco en directo m¨¢s influyente del rock espa?ol, Rock & R¨ªos (1982), que tendr¨¢ lugar en dos conciertos ¨²nicos, sin previsi¨®n de continuidad: 11 y 12 de marzo en el WiZink Center de Madrid. Transcurre en una nave de la periferia de Madrid. Fuera hace fresco, pero la energ¨ªa y electricidad de cuerpos humanos azotando sus instrumentos proporciona calor dentro. Suena ahora Rocanrol bumerang, veloz y vigorosa. R¨ªos se baja del taburete donde ha comenzado la interpretaci¨®n. No aguanta sentado. Y canta lo que quiz¨¢ sea el resumen de sus ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, de su vida: ¡°Algunos lo enterraron en este pa¨ªs, ahog¨¢ndolo entre modas. / Como el ave F¨¦nix de la imaginaci¨®n se nos presenta ahora¡±. La letra habla del rock, el estilo musical al que se entreg¨® a principios de los sesenta un chaval¨ªn de Granada de una familia humilde que quer¨ªa ser como Elvis Presley. Hoy la m¨²sica espa?ola le debe tanto que no se adivina manera de pag¨¢rselo.
Tomando un t¨¦ y mordiendo una manzana despu¨¦s de seis horas de ensayo, Miguel R¨ªos cuenta: ¡°El primero que me dijo que el rock hab¨ªa muerto fue Ricardo Fern¨¢ndez de la Torre, que era el cazatalentos de Phillips. Y fue en 1962. Acababa de salir el twist, y me asegur¨® que ser¨ªa lo que pegar¨ªa. Yo, que era un cr¨ªo de Granada de 18 a?os, respond¨ª: ¡®?Pero c¨®mo puede ser que ya haya muerto si yo todav¨ªa ni he llegado?¡¯. Y ahora mira¡¡±. R¨ªos ten¨ªa 37 a?os cuando mont¨® los dos conciertos, 5 y 6 de marzo de 1982 (en el extinto Pabell¨®n del Real Madrid, al lado del hospital La Paz, en la capital), que dieron lugar al disco doble Rock & R¨ªos. Se trataba de celebrar sus 20 a?os de carrera con un recital que homenajeara a su vez al rock espa?ol.
El ¨¢lbum result¨® un compendi¨® de todos los estilos donde hab¨ªa destacado el g¨¦nero en Espa?a: rock andaluz (Al Andalus), heavy (Banzai, con Salvador Dom¨ªnguez), balada pop (Santa Luc¨ªa), nueva ola (Sue?o espacial) o rock urbano (Maneras de vivir, de Le?o). Seguramente ¨¦l era el mayor de todos los 10.000 que pagaron 600 pesetas, lo que son hoy tres euros y medio. Se puede ver en las im¨¢genes de la ¨¦poca. O lo pueden recordar los que asistieron: chavales y chavalas veintea?eros, algunos adolescentes, consumiendo sus primeros porros (se pod¨ªa fumar) y asistiendo a la inolvidable experiencia de la m¨²sica en vivo. Quiz¨¢ fuera su primer concierto. Gente joven pas¨¢ndoselo bien. Tanto como eso. La dictadura hab¨ªa acabado siete a?os antes y un partido de ideolog¨ªa socialista estaba a punto de acceder al poder democr¨¢ticamente.
¡°Todav¨ªa hoy es el disco que m¨¢s firmo. Los seguidores lo tienen como una reliquia. Lo sacan del pl¨¢stico con mucha delicadeza¡±, apunta el protagonista. Tambi¨¦n signific¨® mucho para Eva Amaral (Zaragoza, 49 a?os), que est¨¢ entre los invitados a las celebraciones del 40? aniversario y que acompa?ar¨¢ a R¨ªos junto a su compa?ero Juan Aguirre interpretando El r¨ªo: ¡°Yo ten¨ªa 10 a?os. Era una ni?a. Me acuerdo que me pon¨ªa el disco mi primo mayor, Jos¨¦ Luis, el musiquero de la familia. Sin duda fue uno de los ¨¢lbumes que me impuls¨® a dedicarme a la m¨²sica. Me transmit¨ªa algo muy curioso: hab¨ªa ah¨ª algo que me atra¨ªa que pertenec¨ªa al mundo de los mayores: la posibilidad de acercarse a un lugar donde estaba la libertad al alcance de tu mano, donde se encontraba la noche¡¡±.
La banda que acompa?ar¨¢ a R¨ªos en el WiZink Center es la misma que la de 1982 (John Parsons, Mariano D¨ªaz, Mario Argando?a, Tato G¨®mez, Antonio Garc¨ªa de Diego y Thijs van Leer), salvo por los dos fallecidos, el bater¨ªa Sergio Castillo y el guitarrista Paco Palacios. Sus sustitutos aportar¨¢n sangre joven. Jos¨¦ Nortes, 52 a?os, seguramente el mejor productor actual del rock espa?ol, se encargar¨¢ de la guitarra. Y el benjam¨ªn Pablo Narea, 18 a?os, hijo del productor de aquel Rock & R¨ªos, Carlos Narea, ser¨¢ el baterista. ¡°Me fascina Rock & R¨ªos. Me lo pon¨ªa mi padre de peque?o. Cuando me dijo que le hab¨ªa propuesto a Miguel que yo tocara, flip¨¦. Me lo aprend¨ª en dos d¨ªas y le mandaba v¨ªdeos a Miguel a ver si aceptaba¡¡±, cuenta Pablo Narea, que naci¨® en 2004, 22 a?os despu¨¦s del Rock & R¨ªos. Y a?ade: ¡°Es incre¨ªble la ca?a que mete la banda. Me dan m¨¢s energ¨ªa a m¨ª que yo a ellos. Sobre todo Miguel. Esta ma?ana se ha puesto a hacer estiramientos a los que no llego ni yo con 18 a?os¡±.
R¨ªos lleva meses prepar¨¢ndose para estos dos recitales. ¡°Estuve ensayando sobre la grabaci¨®n original y me dije: ¡®No puedo hacerlo¡¯. Es que toc¨¢bamos a mucha velocidad. Fue de esas cosas que te salen una vez en la vida. Siento que es un disco que tiene una energ¨ªa acojonante. La sacamos de la conjunci¨®n de la gente que toc¨® y de que ten¨ªamos un material muy bueno. Pens¨¦ que era una prueba dif¨ªcil enfrentarme otra vez a este repertorio. Sab¨ªa que deb¨ªa trabajar mucho vocalmente porque son canciones exigentes. Pero merece la pena porque ahora a m¨ª no me divierte nada m¨¢s que esto¡±, se?ala el cantante. Javier Vargas aporta alg¨²n dato para comprender la buena forma de Miguel R¨ªos: ¡°Siempre ha sido un gran deportista. Le recuerdo jugando al f¨²tbol, corriendo¡ Cuando est¨¢bamos de gira en los ochenta, mientras nosotros lleg¨¢bamos al hotel a las 8 de la ma?ana despu¨¦s de toda la noche de fiesta, Miguel sal¨ªa de su habitaci¨®n con la ropa de correr¡±.
El concierto ser¨¢ un calco al de 1982. Las mismas canciones y en id¨¦ntico orden. Habr¨¢, eso s¨ª, muchos m¨²sicos invitados: Anni B Sweet, Izal, Vetusta Morla, Amaral, Alejo Stivel, Ariel Rot, Carlos Tarque, Love of Lesbian, Topo, V¨ªctor Manuel, Javier Vargas, Jorge Salam¡ Y alguna sorpresa que el p¨²blico se encontrar¨¢ una vez ocupe sus localidades. ¡°Tiene que ser una celebraci¨®n. No tiene ning¨²n sentido que sea algo m¨ªo. Debe ser una fiesta colectiva. Esto es una cosa de todos. Ese disco ha crecido precisamente por eso, porque es de todos: m¨²sicos, iluminadores, t¨¦cnicos, p¨²blico¡¡±, apunta R¨ªos. Eva Amaral ofrece una de las claves del ¨¢lbum y de la figura del protagonista: ¡°Abri¨® caminos donde no los hab¨ªa. Literalmente. Sali¨® de gira despu¨¦s del ¨¢lbum cuando no hab¨ªa casi autopistas. No exist¨ªa normativa ni empresas de sonido ni de iluminaci¨®n para hacer estos espect¨¢culos. Las bases de todo lo que ahora somos las puso ¨¦l¡±.
Han ensayado 15 d¨ªas, unas seis horas por jornada, bajo las ¨®rdenes de Carlos Narea. Unos preparativos llenos de energ¨ªa y humor. ¡°Vamos a probar una vez m¨¢s y, si no sale, contrato a otra banda¡±, bromea el cantante despu¨¦s de alg¨²n traspi¨¦ en una canci¨®n. El ensayo se detiene para que Thijs van Leer, el gran flautista y teclista holand¨¦s (ha venido de su pa¨ªs expresamente para los conciertos) vaya al aseo. ¡°?Se van a hacer paradas en el concierto para hacer pis?¡±, apunta Narea entre risas. ¡°S¨ª, que mi pr¨®stata no aguanta¡±, a?ade Miguel R¨ªos. Atacan Los viejos rockeros nunca mueren y Al Andalus. Al acabar esta, R¨ªos mira a todos y, dice, refiri¨¦ndose al bater¨ªa casi adolescente: ¡°Qu¨¦ hostias pega el ni?o, ?eh?¡±.
¡°Miguel R¨ªos es el t¨ªo m¨¢s currante de este negocio. Me llama cada d¨ªa. Le preocupa todo: que haya las suficientes botellas de agua en el ensayo o si las entradas van a buen ritmo¡±, apunta Notario, el m¨¢nager. El s¨¢bado 12 est¨¢ agotado desde hace meses y el viernes 11, a punto. R¨ªos jalea, hace el air guitar (imitaci¨®n con los brazos y manos tocando la guitarra) y se le escapa un ¡°esas palmas, ese ruido¡±, como si estuviese ya en el WiZink Center. Terminan el ensayo con un Himno a la Alegr¨ªa hoy m¨¢s necesario que nunca. En aquel disco de 1982 el cantante lo presentaba as¨ª: ¡°Contra cualquier tipo de totalitarismo¡±. La actualidad pol¨ªtica no puede darle m¨¢s la raz¨®n de la vigencia de esta canci¨®n pacifista.
Como hace cuatro d¨¦cadas, los recitales acabar¨¢n con L¨²a L¨²a L¨²a, la canci¨®n que R¨ªos dedic¨® a su ¨²nica hija, por aquel entonces reci¨¦n nacida. Hoy, L¨²a R¨ªos tiene 43 a?os y lleva dos d¨¦cadas dedicada a la m¨²sica. Canta en un grupo llamado Gold Lake y siempre ha evitado la conexi¨®n art¨ªstica con su padre. ¡°Es muy honesta. Nunca ha querido ir de ¡®la hija de¡¡¯. Pero estar¨¢ all¨ª, claro. Y espero convencerla al final para que salga a cantar conmigo¡±, apunta, esperanzado.
El cantante cuenta una an¨¦cdota relacionada con los m¨ªticos pantalones el¨¢sticos a rayas con los que aparece en la portada del disco, dise?o de Jes¨²s del Pozo. ¡°Se los regal¨¦ a mi hermana Tere cuando acabamos aquella gira. Ella los cort¨® para hacerse unos shorts e ir a la playa con ellos. Y el otro d¨ªa le dije, gast¨¢ndole una broma: ¡®Tere, vamos a hacer otra vez Rock & R¨ªos, as¨ª que me tienes que devolver los pantalones¡¯. Ella es muy de Granada y me contest¨® [e imita el acento], nerviosa y casi llorando: ¡®Pero, Miguel, si me he hecho unos shorts, como te los vas a poner. Ay, madre, por qu¨¦ los habr¨¦ cortado, ahora no te los puedes poner¡¡±.
Son las 19 horas. El ensayo ha terminado y Miguel R¨ªos muerde un pl¨¢tano. Habla, ya enfilando la salida, de la ilusi¨®n de tener a Topo entre los invitados. ¡°Aquellos compa?eros de generaci¨®n que representan la historia del rock espa?ol, s¨ª se?or¡±, dice. Comenta que despu¨¦s de la celebraci¨®n, el 26 de marzo contin¨²a su gira en tr¨ªo, m¨¢s pausada, en Pamplona. Sin parar hasta finales de 2022. Y que el a?o que viene le gustar¨ªa pasarlo m¨¢s tranquilo, viviendo el m¨¢s tiempo posible en su tierra, Granada. La conversaci¨®n se corta de repente. En el local de al lado, una peque?a sala de conciertos, se escucha el himno del Rock & R¨ªos: ¡°Buenas noches, bienvenidos, hijos del rock and roll¡¡±. Un grupo de versiones est¨¢ interpretando Bienvenidos. Miguel R¨ªos sonr¨ªe.