K¨¦r¨¦ gana el Pritzker y se convierte en el primer africano en recibir el premio m¨¢s importante de la arquitectura mundial
La elecci¨®n del proyectista burkin¨¦s marca un cambio de paradigma en la historia del galard¨®n al reconocer el papel del arquitecto como un gu¨ªa capaz de cambiar la suerte de una comunidad y la ambici¨®n de su disciplina
¡°No se trata de hacer, sino de ense?ar a hacer¡±. El primer arquitecto africano en ganar el premio Pritzker marca un cambio de paradigma en la historia de este galard¨®n al celebrar a un profesional que consigue actualizar la tradici¨®n y reunir dinero para construir por encima de reconocer al que mejor construye con medios menos limitados. Di¨¦b¨¦do Francis K¨¦r¨¦ (Gando, Burkina Faso, 56 a?os) representa al arquitecto como gu¨ªa para el cambio ...
¡°No se trata de hacer, sino de ense?ar a hacer¡±. El primer arquitecto africano en ganar el premio Pritzker marca un cambio de paradigma en la historia de este galard¨®n al celebrar a un profesional que consigue actualizar la tradici¨®n y reunir dinero para construir por encima de reconocer al que mejor construye con medios menos limitados. Di¨¦b¨¦do Francis K¨¦r¨¦ (Gando, Burkina Faso, 56 a?os) representa al arquitecto como gu¨ªa para el cambio hacia una construcci¨®n m¨¢s sostenible ¨Dcon medios locales y m¨¢s l¨®gica que tecnolog¨ªa¨D colaborativa y compartida. Tambi¨¦n la esperanza de que la arquitectura ayude m¨¢s a mejorar la suerte de mucha gente que la fortuna de unos pocos.
No es la primera vez que un proyectista se convierte en promotor ¨Dmuchos espa?oles lo hicieron durante d¨¦cadas en el siglo XX¨D. Tampoco la autoconstrucci¨®n es extra?a, sino m¨¢s bien la norma en buena parte del mundo. En Europa, era habitual que las catedrales las levantaran entre ciudadanos. Y hasta mediados del siglo pasado fueron los propios habitantes quienes construyeron las viviendas espa?olas m¨¢s pobres. Lo que s¨ª se cuenta con los dedos de una mano son los promotores que no han sido inversores, es decir: que han querido cambiar la suerte de una poblaci¨®n antes que la de su cuenta bancaria. Es el caso del Pritzker 2022. La historia de K¨¦r¨¦ parece una mezcla entre un cuento de hadas y un lavado de conciencia del mundo occidental. Que resulte incre¨ªble da una idea de la dureza del mundo en el que ha conseguido construir, primero, y cambiar esquemas, despu¨¦s. Que el jurado no haya querido que quede como una an¨¦cdota pintoresca y excepcional denota que el Pritzker quiere volver a ser un referente.
Hijo primog¨¦nito del jefe de un poblado en Gando (Burkina Faso), a K¨¦r¨¦ le toc¨® estudiar y odi¨® hacerlo. Ten¨ªa siete a?os. Pas¨® de ocuparse de llevar agua y jugar con sus 12 hermanos a caminar solo 20 kil¨®metros al d¨ªa para aprender a leer y escribir en una escuela de Tenkodogo. Aquel colegio estaba construido con bloques de hormig¨®n y muy mal ventilado. K¨¦r¨¦ no olvid¨® el calor que pas¨® en ese edificio. Por eso, cuando, becado para convertirse en carpintero en Berl¨ªn, prolong¨® sus estudios hasta graduarse como arquitecto en 2004, tuvo una idea fija en la cabeza: que los hijos de sus amigos tuvieran sus oportunidades y que pasaran menos calor.
Fue entonces, estudiando arquitectura, cuando se convirti¨® en promotor. Reuni¨® dinero para levantar la Escuela Primaria de Gando. Sab¨ªa c¨®mo construirla: ventilada. Los hombres har¨ªan el barro y los ladrillos, mientras que las mujeres alisar¨ªan el suelo. La cubierta quedar¨ªa elevada sobre el muro para dejar pasar el aire y evitar parte del calor. Para 2001, Gando segu¨ªa sin electricidad y sin agua corriente, pero ten¨ªa escuela. ¡°Con la gente implicada, los dise?os prosperan. El mejor mantenimiento es el entusiasmo¡±, explic¨® a EL PA?S en 2015.
Hoy en Gando esa escuela ha crecido. Los 120 ni?os iniciales son ahora 700 alumnos. Hay una residencia para los profesores y, no lejos, una cl¨ªnica equipada para poder operar. Todas las cubiertas dejan pasar el aire, el marco de las ventanas se extiende hasta la calle para frenar el soleamiento. Todo lo han construido K¨¦r¨¦ y su equipo. A medio camino entre Berl¨ªn y Gando, ahora el burkin¨¦s tiene doble nacionalidad, el reconocimiento del planeta ¨Dda clases en Harvard y en Yale y la AIA o el RIBA lo hicieron arquitecto honor¨ªfico¨D y, habiendo cambiado la escala de valores de la arquitectura, le queda por demostrar hasta d¨®nde puede llegar como proyectista.
El a?o pasado, Ker¨¦ culmin¨® en Kenia el Campus del Lions Club, una residencia para estudiantes de tecnolog¨ªa de la informaci¨®n. El proyecto es clave en su trayectoria. Aunque ya hab¨ªa salido a construir una comunidad en Mozambique y aunque ya hab¨ªa mejorado el aislamiento de los edificios empleando una pantalla de lamas de madera (Escuela Secundaria Schorge en Koudougou), aqu¨ª la escala es otra. La protecci¨®n de la calima es mejor. El entendimiento de la topograf¨ªa es org¨¢nico.
La historia de K¨¦r¨¦ es tan valiosa como pintoresca. Tal vez por eso, el arquitecto corri¨® el riesgo de ahogarse en su propio ¨¦xito. Sucedi¨® cuando comenzaron a pedirle intervenciones temporales en museos como la Royal Academy (2013) o el pabell¨®n temporal de la Serpentine en Londres (2017). K¨¦r¨¦ explic¨® entonces a EL PA?S que esas intervenciones aumentaban su fama, informaban de otra manera de construir y le permit¨ªan reunir fondos para seguir construyendo en ?frica. La doble lista ¨Doculta en tantos arquitectos conocidos¨D o p¨²blica en Francis Ford Coppola ¨Dque hac¨ªa Padrinos para producir pel¨ªculas m¨¢s arriesgadas¨D hab¨ªa llegado a la arquitectura. Solo que, en el caso de K¨¦r¨¦, dejar de construir es un riesgo para mucha m¨¢s gente que ¨¦l. ?Lo tiene todo hecho, entonces? ?Qu¨¦ premia el Pritzker?
Aunque acumule reconocimientos, que este galard¨®n corona, y aunque ya haya hecho historia como arquitecto ¨Dtransformando la figura del proyectista en gu¨ªa para la construcci¨®n de comunidades y edificios¨D, la escala metropolitana ser¨¢ el nuevo reto de K¨¦r¨¦. En Porto-Novo, la capital de Ben¨ªn, construye un parlamento que se ha adelantado al que tambi¨¦n ha proyectado para la capital de su pa¨ªs: Uagadug¨². El tama?o y la ambici¨®n de estos edificios decidir¨¢n el futuro de este arquitecto que ya es hist¨®rico.
No ser¨¢ la primera vez que el Pritzker tiene la oportunidad de redoblar la reputaci¨®n del premio con quien ya ha recibido el galard¨®n. Sucedi¨® con los suizos Herzog & de Meuron. Tras hacerse con ¨¦l en 2001, los autores del Caixaforum de Madrid reinventaron su propia arquitectura con el Estadio Ol¨ªmpico de Pek¨ªn, el Rascacielos en Leonard Street de Nueva York, el Museo De Young en San Francisco o la Elbphilarmonie de Hamburgo. Los de Basilea se renovaron ampliando su registro y el de la arquitectura. Se hicieron, adem¨¢s, previsibles en calidad e imprevisibles en las formas, las soluciones y los materiales. Ese es ahora el paso que le queda por dar a K¨¦r¨¦, un proyectista de nueva generaci¨®n que ha conseguido que su arquitectura ¡°involucre a la gente y abandone el egocentrismo¡±. ¡°Para m¨ª la arquitectura es un reto. Una v¨ªa para solucionar problemas y aportar algo a la sociedad¡±, explic¨® en su conversaci¨®n con EL PA?S en 2015. Eso lo tiene hecho. El siguiente paso lo anunci¨® tambi¨¦n en aquella entrevista: ¡°Si empiezas bien, solo puedes continuar cambiando¡±.