Jon Sistiaga: ¡°En Euskadi hay que reabrir heridas, quitar el pus¡±
El periodista publica ¡®Purgatorio¡¯, un pu?etazo en el universo del conflicto vasco que fue su ecosistema desde que naci¨® en Ir¨²n
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Jon Sistiaga acaba de dar ese paso de v¨¦rtigo que es aparcar el territorio conocido del periodismo para saltar a un campo donde la imaginaci¨®n puede volar, lo escrito no necesita la comprobaci¨®n minuciosa de su oficio y urgen otras herramientas dif¨ªciles: la ficci¨®n. Hoy publica Purgatorio, un pu?etazo en el universo del conflicto vasco que fue su ecosistema desde que naci¨® en Ir¨²n hace 54 a?os.
Pregunta. ?Ha tenido asesinos en su entorno?
Respuesta. S¨ª, y he hablado con muchos. Lo que mi novela se pregunta es cu¨¢ndo un asesino deja de ser un asesino para convertirse en exasesino.
P. ?Eso es posible?
R. Yo creo que s¨ª. Conozco muchos exasesinos. No todo el que mata es tan valiente como para reconocer lo que ha hecho, algunos son consciente de la tragedia que causaron y piden perd¨®n.
P. ?Qu¨¦ hay de usted en la novela?
R. Son muchas cosas, he tenido todo esto alrededor. Uno de los asesinos de mi novela se ha dado cuenta de la atrocidad que ha cometido y pasa por el purgatorio, el rinc¨®n de pensar teol¨®gico, y el otro a¨²n saca pecho. Y en la realidad es as¨ª. No se gustan, incluso se evitan.
P. ?Es m¨¢s dif¨ªcil convivir entre estos dos tipos de asesinos que entre asesino y su v¨ªctima?
R. Pedir perd¨®n no significa que te hagas amigo del asesino de tu padre o amigo. Euskadi fue durante 50 a?os una anomal¨ªa ¨¦tica en la Europa del siglo XX, un lugar donde disfrut¨¢bamos de los cr¨¦ditos de la UE, pero se permit¨ªa o aplaud¨ªa que se asesinara por pensar de manera diferente. Eso nos ha marcado y mi novela trata de reabrir esas heridas, aunque parece que haya que cerrarlas, porque cuando dejas pus dentro de una herida se acaba extendiendo a todo el cuerpo. Si no haces esa revisi¨®n cr¨ªtica, el pasado est¨¢ mucho m¨¢s cerca de lo que creemos, est¨¢ a la vuelta de la esquina
P. ?Por qu¨¦ una novela?
R. Los periodistas estamos sujetos a un c¨®digo deontol¨®gico, tenemos que callar los off the record, no podemos publicar informaciones no suficientemente contrastadas, y todo eso me ha hecho callar mucho de lo que me contaban terroristas o torturadores de los aparatos del Estado. De alguna manera la ficci¨®n me ha hecho libre. Construyendo personajes que pueden parecerse lejanamente a alguien con el que he hecho amistad me permite sacar todo lo que llevaba tiempo guardado.
P. ?Le cost¨® cambiar de registro?
R. Me ha pasado algo que los escritores conoc¨¦is bien y es los personajes vuelan solos, que van a su aire, toman vida y te generan otros tres cap¨ªtulos. Y eso me ha maravillado, aunque me ha fastidiado tambi¨¦n.
P. ?Ha sido dif¨ªcil?
R. No, porque soy bastante cartesiano cuando me pongo. Si hoy tengo que hacer un podcast tendr¨¦ que aprender y con la novela lo mismo. No segu¨ª con ella hasta que alguien que sabe me dijo: ¡°Hostia, aqu¨ª est¨¢ saliendo algo, tira para adelante¡±. Fue un momentazo.
P. Usted ha pisado todos los conflictos. ?Le gustar¨ªa en Ucrania? ?Lo echa de menos?
R. Nunca he echado de menos la guerra y me niego a que me llamen periodista de guerra. Yo soy periodista. Con especiales dotes para cubrir conflictos porque s¨¦ moverme, chapurreo ingl¨¦s, no me pongo nervioso, s¨¦ de historia, soy fr¨ªo, pero las guerras no me gustan.
P. ?Y estar donde ocurren las cosas, lo echa de menos?
R. No echo de menos, sino de m¨¢s. La informaci¨®n que se est¨¢ haciendo en las televisiones... para montar el espect¨¢culo, est¨¢n haciendo caja con la guerra y se est¨¢ tratando la guerra de manera obscena. Ahora, ?estar yo en Ucrania? No me lo pide el cuerpo. S¨¦ que un conflicto hay que cubrirlo y yo era el primer voluntario, pero no me muero por cubrir una guerra. Siempre he rechazado sentirme parte de ese colectivo llamado la tribu, de guerrita en guerrita y de hotel m¨ªtico en hotel m¨ªtico. Un d¨ªa me tocaba una guerra y otra una guardia en la Audiencia Nacional, y entrevistar a un pol¨ªtico en el Congreso. No estaba esperando la siguiente guerra. Por eso, echo de menos algunos an¨¢lisis un poco m¨¢s profundos.
P. ?La culpa se puede curar?
R. No. A pesar de pedir perd¨®n, la culpa no te la va a quitar nadie, aunque sientas una cierta satisfacci¨®n redentora cuando la v¨ªctima dice: te perdono. Pero eso no cambia que le has jodido la vida. Puedes atenuar la culpa, pero siempre va a vivir contigo y eso es un ejercicio muy duro. Conozco exmiembros de ETA incapaces de vivir con ello, devastados por la maldad de sus actos, rotos por dentro. Algunos son incapaces de mirar a sus v¨ªctimas e imploran de bar en bar que alguien le invite a un zurito y le d¨¦ una palmadita. Los ongi torri no dejan de ser 300 personas de tipos que dan una palmadita a un tipo que lleva 25 a?os en la c¨¢rcel por una salvajada en aras de una Euskadi imaginada y que cuando sale encuentra un restaurante paquistan¨ª en el bar donde iba a tomar vinos. O un chino en la mercer¨ªa a la que iba su abuela. Ver¨¢ gente con velo y gente de raza negra y que incluso hablan euskera. Recuerdo un exterrorista del IRA que me dec¨ªa cuando el Sinn Fein estaba a punto de dar el sorpasso: ¡°Si hubi¨¦ramos sabido esto habr¨ªamos optado por un baby boom en lugar de un car boom¡±. Deber¨ªamos haber follado m¨¢s en vez de poner bombas, en suma.
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