Fiorella Faltoyano: ¡°Mi pareja me llama Soberbia Faltoyano, del amor propio que gasto¡±
La m¨ªtica actriz de ¡®Asignatura pendiente¡¯ presenta el libro ¡®El ojo de la cerradura¡¯ y vuelve a escena con la serie ¡®Sentimos las molestias¡¯, donde encarna a una mujer mayor que toma el control de su vida. ¡°?Operarme yo? No libro batallas perdidas¡±, confiesa.
¡±Disponible seg¨²n para qu¨¦¡±. La frase del estado de whatsapp de Fiorella Faltoyano la retrata casi mejor que la foto. A su edad, despu¨¦s de una carrera con rachas espl¨¦ndidas y largas traves¨ªas del desierto, solo hace lo que le divierte. Nos vemos en el hist¨®rico edificio de Telef¨®nica en Madrid, reconvertido en ultramoderno escaparate del ¨²ltimo grito en tecnolog¨ªa. Faltoyano brilla. Viene de presentar la gala de clausura del f...
¡±Disponible seg¨²n para qu¨¦¡±. La frase del estado de whatsapp de Fiorella Faltoyano la retrata casi mejor que la foto. A su edad, despu¨¦s de una carrera con rachas espl¨¦ndidas y largas traves¨ªas del desierto, solo hace lo que le divierte. Nos vemos en el hist¨®rico edificio de Telef¨®nica en Madrid, reconvertido en ultramoderno escaparate del ¨²ltimo grito en tecnolog¨ªa. Faltoyano brilla. Viene de presentar la gala de clausura del festival de M¨¢laga y, adem¨¢s del aplauso del p¨²blico, a¨²n le dura el subid¨®n de haber cabido en un traje de hace cinco a?os, cuenta. La cara angulosa, la voz ronca y el aplomo que enamor¨® al pa¨ªs interpretando a la espa?ola media en Asignatura pendiente, de Jos¨¦ Luis Garci, siguen intactos. La Faltoyano tuvo y tiene.
Estren¨® Asignatura pendiente en 1977. En 2014 escribi¨® Aprob¨¦ en septiembre. ?Qu¨¦ ex¨¢menes ha pasado desde entonces?
En Aprob¨¦ en septiembre, que son una especie de memorias, ya dije que, a los 65, empezaba la pr¨®rroga. Las secuencias importantes de mi vida ya las hab¨ªa rodado y lo que quedaba eran cosas secundarias. Pero no, resulta que quedaba mucho por vivir y descubrir. Le estoy muy agradecida a la vida. Los ex¨¢menes no se acaban nunca, pero ahora, si cateo, nadie me rega?a.
Los 65 son, o eran, la edad de jubilaci¨®n. ?Por eso ten¨ªa esa sensaci¨®n de fin del partido?
No tanto por eso, sino porque entonces solo me llegaban ofertas miserables de personajes miserables que no me apetec¨ªan. Dije, ya est¨¢, ya hemos llegado, hay que resignarse. Pas¨¦ a?os sin hacer nada. Tengo la suerte de poder pagar la luz y de que mis pasiones no son caras. Luego lleg¨® alguna propuesta interesante, escrib¨ª el libro de cuentos, El ojo de la cerradura, y parece que todo se puso en marcha otra vez.
?Se alinearon los planetas?
No s¨¦. A m¨ª me pasa, me vienen cosas que no espero. Hasta en eso he tenido suerte. A veces he encontrado a la persona que te salva la vida ofreci¨¦ndote un trabajo, o un amor, cosas de todo tipo que me pasan as¨ª, de repente. Claro que tambi¨¦n hay que estar un poco abierto y preparado para que te ocurran.
Su generaci¨®n de mujeres han sido pioneras en muchas cosas. Tambi¨¦n es la primera en jubilarse en masa.
S¨ª. Estrenamos la p¨ªldora, la libertad sexual, la democracia, el derecho a huelga, el divorcio, el AVE, Internet, los m¨®viles. No s¨¦ c¨®mo hemos podido encajar las piezas, pero las que hemos sobrevivido, aqu¨ª estamos. Tambi¨¦n es cierto que, para las actrices de mi edad, hay pocos papeles y nosotras somos muchas y muy buenas, aunque me est¨¦ feo decirlo.
?Tanta vida deja cicatrices?
Alguna tengo, pero no en el cuerpo. Solo he entrado al quir¨®fano a parir, y fue sin ces¨¢rea.
Debe de ser de las pocas actrices sin operar, ya me entiende.
S¨ª, ya me dijo un director, hace a?os, que buscaba a una actriz para ser mi amiga y no hab¨ªa ninguna que pareciera normal. Le cost¨® encontrarla.
?Entiende a quien se opera?
Claro que las comprendo. La presi¨®n es brutal. Yo me he llevado toda la vida fatal con el espejo. Me dio una verg¨¹enza horrorosa desnudarme de joven, con lo buen¨ªsima que estaba, pero eso lo veo ahora. Imag¨ªnate hoy. La c¨¢mara es mucho m¨¢s cruel que el espejo. Es una hija de puta. Una lupa que te saca la sangre y que, a veces, no favorece a la historia. Aun as¨ª, yo no me opero. Me parece un empe?o in¨²til, y yo no libro batallas perdidas porque es muy cansino.
Vamos bien de amor propio.
Sobrada. Fernando [M¨¦ndez Leite, cr¨ªtico de cine], mi pareja, me llama Soberbia Faltoyano, del amor propio que gasto. Cuando consigo algo que me ha costado mucho, me pongo muy chula. Si tengo que hacer o he decidido hacer algo, voy a hacerlo la mejor y me voy a dejar la vida en ello.
?De d¨®nde le viene el orgullo?
De mi infancia. Fue muy dif¨ªcil y muy solitaria. Mi madre era espantosa, a mi padre biol¨®gico no lo conoc¨ª nunca. No ten¨ªa lo que ten¨ªa que tener una ni?a. Siempre he tenido la conciencia de que solo yo puedo sacarme las casta?as del fuego. Nunca espero ayuda de nadie. Ni del director, ni de mi pareja, de nadie. Puedo sola. Con el trabajo, con el libro, con la serie, con la vida. Luego, afortunadamente, no he estado sola casi nunca. Mi hijo dice que soy una semilla fuerte, pero es que me ha costado mucho ganarme la vida. Con la diferencia de que a m¨ª me aplauden al salir de trabajar, y a la cajera del supermercado, no. Soy muy consciente de eso.
?Cu¨¢ndo estuvo sola?
Solo he sentido el vac¨ªo de la soledad cuando me dej¨® mi primer marido, a los 42 a?os, con un hijo adolescente. El mismo marido del que me qued¨¦ viuda hace 10 a?os y al que cuid¨¦ en su enfermedad. Si me sent¨ª tan sola entonces porque ¨¦l representaba todo lo que yo no tuve: una familia, casa, protecci¨®n. Y, de repente, se fue. Fue el hundimiento. Pero, bueno, hice un curso de meditaci¨®n, me repuse y ligu¨¦ enseguida.
?En serio cuid¨® del ex que la dej¨®?
S¨ª. ?l se fue y se acab¨®, pero nunca perdimos el hilo. Y yo descubr¨ª mucho m¨¢s tarde que ¨¦l me necesitaba mucho m¨¢s de lo que yo cre¨ªa que lo necesitaba a ¨¦l.
Su personaje en Sentimos las molestias se libera a los 70. Y usted, ?c¨®mo de libre se siente?
He sido libre desde siempre. Quiz¨¢ por esa independencia de ni?a de la que hablaba. Pero ahora soy m¨¢s libre que nunca porque no tengo nada que demostrar. Me he pasado muchos a?os haciendo cosas porque ten¨ªa que comer, por vanidad, porque ten¨ªa que demostrarme cosas a m¨ª misma y a los dem¨¢s. Ser buena madre, hacer bien el gazpacho, ser capaz de hacer esa obra en ese teatro y adem¨¢s estar buen¨ªsima y llevar la talla de hace 10 a?os y no tener arrugas. Eso es muy cansado y llega un momento que te plantas. Yo me he plantado.
?C¨®mo se ve en pantalla?
Mayor. Lo que soy. Es una comedia dram¨¢tica de gente mayor que no se ve mayor, y lo entiendo. Este mundo est¨¢ pensado para los j¨®venes. Todo: los aeropuertos, la moda, el cine, los m¨®viles. Entonces, sobrevivir y ara?ar un poco de protagonismo cuesta trabajo, mucho trabajo.
Me ha extra?ado que no llamara su ¡°chico¡± a su pareja. Lo hacen muchos de su quinta.
Jajaja, qu¨¦ mala eres. Mira, por eso s¨ª que no paso. A veces, cuando vamos a un restaurante, el camarero nos dice a Fernando y a m¨ª: ¡°bienvenidos, chicos¡±, y yo me doy la vuelta a ver a quien le hablan. Somos lo que somos: mayores. Y no pasa nada.
'SENTIMOS LAS MOLESTIAS'
El título de la nueva serie de Fiorella Faltoyano (Málaga, 72 años), junto a Antonio Resines y MIguel Rellán, hace alusión al sentimiento de muchos mayores, extraños en un mundo hecho para los jóvenes. Una "comedia dramática", en palabras de su protagonista femenina, Faltoyano, que interpreta a una mujer que toma las riendas de su vida pasados los 70. La actriz, nacida en Málaga, es hija de soltera de María Asunción Gil (1921-2007) y de Ramón Pardo (1909-1998), que sería alcalde de Pantón (Lugo), que se negó a reconocerla incluso cuando Faltoyano lo busco, y encontró, ya de adulta. De todas esas peripecias da cuenta en sus memorias, Aprobé en septiembre, cuyo título es un guiño a la mítica película Asignatura pendiente, de José Luis Garci, que forma parte de la educación sentimental de la Transición española. Desaparecida de la escena durante los últimos años, Faltoyano vuelve a y con El ojo de la cerradura, su primer libro de relatos, donde recrea la soledad detrás de las armaduras que nos ponemos tantos para salir a la calle.