Las canciones de la alegr¨ªa
Las mejores celebraciones llevan la voz de Raffaella Carr¨¤, casi como sin¨®nimo de buena suerte en bodas, cumplea?os y comuniones.
Seguro que la actriz Fiorella Faltoyano no imagin¨® que esa artista a la que present¨® en el programa ?Se?oras y se?ores!, actuando por vez primera en Espa?a, se convertir¨ªa en todo un mito viviente. Fue en 1975, cuando Raffaella Carr¨¤ se adentr¨® en los hogares de aquel pa¨ªs cantando Rumore. Aunque la televisi¨®n fuese en blanco y negro, la italiana, ya enfundada en un ajustado mono brillante, promet¨ªa traer mucho color. Y as¨ª fue.
Su debut musical tuvo lugar en 1971, con una versi¨®n del m¨ªtico I Say a Little Prayer de Aretha Franklin, con un ritmo trepidante y saliendo victoriosa. Su siguiente disco conten¨ªa una canci¨®n cuya letra y baile provocar¨ªan la ira del Vaticano. Se trataba del Tuca Tuca, donde Raffaella presum¨ªa de ombligo y contoneo sensual, ese que le acompa?ar¨ªa durante toda su trayectoria. Fue en pleno tardofranquismo. Sus canciones, que intercalaban las rumbas y los ritmos discotequeros, pronto comenzaron a editarse en una Espa?a que navegaba entre folcl¨®ricas y cantautores. Raffaella era otra cosa.
Su entonces pareja sentimental, Gianni Boncompagni, se encargaba de la producci¨®n y composici¨®n de algunos de los temas que ella defend¨ªa como nadie. Esos en los que nos hac¨ªa aprendernos de memoria el n¨²mero de tel¨¦fono 53 53 456, nos aleccionaba con que En el amor todo es empezar, y nos recordaba que despu¨¦s de una ruptura lo mejor es una Fiesta. Es de justicia, hablando de hombres en la sombra, citar tambi¨¦n al compositor Danilo Vaona; y a Jos¨¦ Luis Gil, su introductor en Espa?a cuando ejerc¨ªa de director general de la discogr¨¢fica CBS.
A mediados de la d¨¦cada de los ochenta se convirti¨® en una de las presentadoras m¨¢s queridas (y cotizadas) de la televisi¨®n italiana, lo que la alej¨® parcialmente en Espa?a de su faceta musical. Pero Raffaella siempre volv¨ªa, y en 1988 lo hace arropada por un nuevo tema compuesto por Carlos Berlanga y Nacho Canut (No pensar en ti) que perfectamente hubiese encajado en su repertorio de Alaska y Dinarama. Las canciones de la Carr¨¤ son sin¨®nimo de alegr¨ªa, carisma y diversi¨®n, algo que mantuvo hasta su ¨²ltimo trabajo discogr¨¢fico en 2018, en un ¨¢lbum de villancicos en el que se atrev¨ªa por igual con La Marimorena o el Jingle Bell Rock.
Las mejores celebraciones llevan su voz, casi como sin¨®nimo de buena suerte en bodas, cumplea?os y comuniones. Ella se marcha, pero seguiremos buscando a Lucas, gritando Qu¨¦ dolor cuando haya una mujer en el armario, y teniendo muy claro que para hacer bien el amor ¡°hay que venir al sur¡±.
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