¡®Culpa¡¯: hueca intensidad

Como ocurr¨ªa en La cima, anterior pel¨ªcula de Ibon Cormenzana, una mujer decide aislarse en una caba?a para lidiar con sus problemas existenciales. Esta vez, la bajada a los infiernos est¨¢ provocada por una agresi¨®n externa a ella y por ello su proceso resulta m¨¢s oscuro, una mezcla de expiaci¨®n y autocastigo derivado de un acto de extrema violencia f¨ªsica: ha sufrido una violaci¨®n por un conocido y por eso decide incomunicarse en el monte.

Por desgracia, como ocurr¨ªa en La cima, el intento resulta est¨¦ril por un indigesto exceso de grandilocuencia y tosca ret¨®rica. La secuencia inicial, grabada por el m¨®vil que la v¨ªctima, es muy dura sin caer en ning¨²n tipo de morbo gratuito. Se agradece. El tratamiento de la violaci¨®n en el cine est¨¢ lastrado por una perspectiva masculina que en demasiadas ocasiones (Irreversible, de Gaspar Noe, marc¨® la cima m¨¢s abyecta) se regodea de forma injustificable en la coreograf¨ªa de su violencia. No siempre es as¨ª, ah¨ª est¨¢ la elipsis de Paisaje en la niebla, obra maestra de Theo Angelopoulos, o m¨¢s recientemente, la distancia que se impuso la georgiana Dea Kulumbegashvili en la violaci¨®n que ocurre en su ¨®pera prima, Beginning.

En Culpa hay un esfuerzo por mantener esa distancia y no vejar a¨²n m¨¢s a la v¨ªctima, pero la pel¨ªcula de Cormenzana, coescrita con la actriz protagonista, Manuela Vell¨¦s, se enreda en una puesta escena cuya crudeza sobre las secuelas y el postrauma de la violaci¨®n se despacha con una ret¨®rica simplona y gratuita que acaba eclipsando las mejores intenciones del filme. Cormenzana y Vell¨¦s convierten un drama atroz en un fallido pulso director-actriz. Y aunque pueda tener cierto sentido esa desconexi¨®n del mundo que se impone el personaje principal (el violador pertenece a la cuadrilla del novio y ella, que estaba borracha, siente esa culpa del t¨ªtulo) todo lo que ocurre a partir de ah¨ª resulta tan inveros¨ªmil como un poco retr¨®grado. Plagada de secuencias huecas (el baile frente al coche, las borracheras para expiar el dolor o los planos new age mirando el horizonte) todo acaba reducido a un mero acto de supervivencia individual avalada por la capacidad sanadora de la naturaleza.